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Mil Años De Metamorfosis

Mil Años De Metamorfosis

Status: En proceso
Genre:Viaje a un mundo de fantasía / Fantasía épica / Superhombre / Espadas y magia
Popularitas:455
Nilai: 5
nombre de autor: zack storytime

Un soldado de un antiguo reino fue sometido a un experimento para transformarlo en un arma de destrucción masiva mediante alteración genética. Algo salió mal y despertó mil años después, en un mundo mágico lleno de bestias de fantasía. Desorientado, encuentra las ruinas de su reino y un nuevo campo de batalla entre civilizaciones desconocidas. Con habilidades sobrehumanas, debe descubrir su propósito en este nuevo y peligroso mundo.

NovelToon tiene autorización de zack storytime para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 18: Voluntad Inquebrantable

Zen, con su poder aumentado al 70%, se movía a una velocidad increíble. Cuando se lanzó hacia Sirina, el sonido ensordecedor de la barrera del sonido rompiéndose llenó el aire, creando una onda de choque que resonó a través del bosque. En un parpadeo, Zen estaba sobre Sirina, lanzando una lluvia de golpes que la caballera apenas podía ver, mucho menos bloquear.

**El dominio de la velocidad**

Cada golpe de Zen era un destello de poder y precisión, sus garras se movían con tal rapidez que Sirina no podía leer sus movimientos. Intentaba recuperar el control del combate, moviendo su espada en un intento desesperado por golpear a Zen. Sin embargo, él mantenía su distancia con una facilidad insultante, sus largos brazos le permitían atacar desde fuera del alcance de la espada de Sirina. La caballera, ya herida y visiblemente cansada, se tambaleaba bajo la presión de la velocidad y la fuerza de su adversario.

Decidida a cambiar el rumbo de la batalla, Sirina enterró su espada en el suelo y gritó con toda su fuerza:

—¡Explosión de aura!

Una gigantesca explosión de energía estalló a su alrededor, levantando una tormenta de humo y escombros. La explosión era tan poderosa que arrancó árboles de raíz y sacudió la tierra bajo sus pies. Pero cuando el humo se despejó, la figura imponente de Zen permanecía ilesa, una visión que llenó a Sirina de incredulidad y desesperación.

**El ataque final de Sirina**

—¿Cómo...?—murmuró Sirina, su voz era un susurro de incredulidad mientras miraba a Zen, quien se mantenía firme y sin rasguños.

Sin perder tiempo, Sirina se lanzó hacia Zen, su espada levantada para un ataque definitivo. Pero Zen, con su velocidad sobrehumana, esquivó el ataque con una gracia deslumbrante y, en un movimiento fluido, lanzó un poderoso coletazo. La cola de Zen se movía con la velocidad y la fuerza de un látigo de acero, y el impacto fue devastador.

El golpe fue tan monumental que Sirina salió volando varios metros por el aire, su armadura se rompió en pedazos, y describió la sensación como el latigazo de una cuerda de amarre de un barco pesquero, esas increíbles cuerdas gruesas y robustas que mantienen los gigantescos barcos atracados en el puerto. El dolor era indescriptible y el daño en su cuerpo era masivo.

Pero la voluntad de Sirina era inquebrantable. Se levantó con dificultad, cada movimiento le costaba un esfuerzo titánico. Decidida a dar todo en su siguiente ataque, infundió su espada con la energía de su aura, que ahora brillaba con una intensidad roja, reflejando su determinación y la desesperación de la situación. La espada, que antes irradiaba un color amarillo, ahora relucía con un resplandor carmesí, como una llama de furia y desesperación.

Zen, al ver el cambio en la espada de Sirina, sintió un destello de peligro. *Este ataque es diferente. Será más poderoso de lo que había anticipado,* pensó, su cuerpo se tensó en preparación para el impacto.

**El choque final**

Sirina se lanzó hacia Zen, su espada cargada con la energía ardiente de su aura, mientras Zen se preparaba para recibir el ataque de frente. El choque entre la espada de Sirina y las garras de Zen produjo una explosión de energía que sacudió el bosque entero. El impacto fue tan grande que una onda de choque se expandió, derribando árboles y levantando una nube de polvo y escombros que oscureció el cielo por un momento.

Cuando la nube de polvo se disipó, la visión era impactante. La espada de Sirina estaba completamente rota, y su brazo, el cual sostenía la espada, colgaba inerte, destrozado por el tremendo impacto. A pesar del dolor y la evidente derrota, Sirina no se rendía.

Con su último vestigio de fuerza, concentró toda su aura restante en su escudo. El escudo comenzó a brillar intensamente, su luz roja se intensificó mientras Sirina se preparaba para su ataque final. Con un grito de determinación, lanzó un poderoso rayo de energía desde su escudo, dirigido directamente hacia Zen.

**La victoria de Zen**

Zen, sorprendido por la intensidad del rayo y con su mano derecha aún herida por el choque anterior, decidió enfrentar el ataque con todo lo que le quedaba. Abrió su boca y emitió un rugido ensordecedor, una ola de sonido y energía que se expandió hacia el rayo de Sirina. El rugido de Zen fue tan poderoso que no solo disipó el rayo de energía, sino que también envió a Sirina volando varios metros hacia atrás, estrellándola contra un árbol y dejándola inconsciente en el suelo.

La batalla había terminado. Zen, jadeando y con su cuerpo cubierto de polvo y pequeñas heridas, se erguía como el vencedor indiscutible. Miró a Sirina, su adversaria caída, y sintió una mezcla de respeto y satisfacción. *Esta mujer es verdaderamente formidable,* pensó, admirando la tenacidad y la fuerza de su oponente.

**Reflexiones y reconocimiento de Zen**

Zen miró su mano sangrante, sorprendido por la visión de su propia sangre. Era la primera vez desde su transformación que veía su propia sangre derramarse, una señal de la ferocidad del combate que acababa de librar. Observó la herida con una expresión de mezcla de dolor y respeto.

—Fue un combate magnífico,—murmuró para sí mismo, su voz reflejaba una mezcla de admiración y reconocimiento. —Con mi cuerpo humano, de haberme enfrentado a esta mujer, lo más probable es que hubiera perdido.

Reconociendo la fuerza y la habilidad de Sirina, Zen se dio cuenta de que hasta ahora ella era la única que le había dado un combate más que digno. *Es la primera vez que me enfrento a alguien tan fuerte desde mi despertar,* pensó mientras continuaba observando a la caballera inconsciente.

con simpatía zen se acercaría a la caballera y le dejaría una de sus escamas como señal de respeto y admiración, y disculpándose por golpearla en el rostro aunque los sonidos que emitía solo eran kegidos de un lagarto, rápidamente zen se daría media vuelta y seguiría con su camino hacia la capital de Mecaget.

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