Princesa Dragón Fugitiva.

Por otro lado, Masako junto con Miyu se habían quedado dentro de la mansión teniendo una discusión. Miyu estaba furiosa por la forma de actuar de Masako. A su parecer había sido muy imprudente, considerando el cambio que había tenido Cixi en estos días.

Ambas seguían discutiendo abiertamente en el comedor, hasta que Miyu arrastró a su hija arriba en su habitación.

- ¿Qué carajos te pasa Masako? ¿No te das cuenta de lo que acabas de hacer? ¿Qué crees que va a hacer el general si la estúpida aparece y le cuenta todo?-, Miyu muy enojada le dió una cachetada a su hija.

- Esto no estaría pasando si te hubieras encargado de ella cuando te lo pedí- Miyu continuaba con sus quejas mientras Masako estaba en el suelo con la mano en el rostro donde su madre la había golpeado.

- Padre no le va a creer nada de lo que diga. Solo tenemos que hacer que él pueda dudar de ella. Es solo una bastarda, además le diste suficiente para que no se aparezca por acá-. Masako se atrevió a responderle a su madre, quien la seguia observando muy molesta.

- Cuando debiste encargarte de ella, no lo hiciste. Regresó y además, bastante cambiada. Ni siquiera yo sé de lo que pueda ser capaz ahora esa bastarda. Fuiste muy imprudente Masako, y puede que nos hayas metido en un gran problema. Será mejor que vayas pensando en algo para solucionarlo.

Miyu dejó a Masako sola en la habitación y salió en busca del gran general. Quería hablar con él, para tratar de convencerlo de que era una madre dedicada y preocupada para no quedar mal en caso de que algo suceda.

Por otro lado, tenemos a una Cixi abrazando a su padre. El gran general estaba sorprendido, se separó un poco de ella. La miró fijamente y pudo reconocerla, era su querida hija Cixi. La levantó en el aire y volteó con ella, finalmente ahí estaba, la única persona que le importaba y por quién se había apresurado en regresar del campo de batalla

- hija mía, ¡que felicidad por fin volver a verte! Déjame verte, creciste mucho y mírate, eres muy parecida a tu querida madre-, el gran general volvió a abrazar a su hija, mientras que los soldados que habían empujado a Cixi, estaban deseando ser tragados por la tierra y escupidos lejos de ahí. Jamás imaginaron que aquella chica a la que trataron mal sería la querida hija del gran general.

- Padre, finalmente volviste. Te extrañé. Trabajé mucho como dijo mi madrastra. Así podía verte.-, comentó entre lágrimas Cixi.

- ¿Cómo que trabajaste? ¿De qué estás hablando?-, en ese momento el gran general se dió cuenta sobre como iba vestida su hija, ropa vieja, y sucia por las veces que los soldados la había tirado en el suelo, y no tenía ni una sola joya encima, mientras que Miyu y su hija estaban vestidas con finos vestidos y hermosas joyas.

- Es que, mi madrastra y mi hermana me dijeron que debía ganarme la vida trabajando como doncella de la casa porque no había dinero. Además de que solo podría verte si demostraba que era buena hija juntando dinero para ti. Mira, estos son los pagos que recibí en estos años-, Cixi sacó una bolsita con unas joyas y algunas piedras de plata y oro.

- mi hermana y mi madrastra fueron amables al pagarme por mi trabajo-, Cixi ahora con lágrimas en el rostro, pero una sonrisa, le ofrecía todo a su padre.

El gran general estaba furioso de ver en esas condiciones a su hija, y más furioso aún se puso al pensar en todo lo que pudo haber pasado su amada hija en esa casa. Se quedó pensando en todo eso, hasta que escucho a su hija;

- padre, ¿me permite invitarlo a desayunar conmigo?-

- por supuesto hija, vamos-, el gran general amagó con entrar a la mansión, pero Cixi lo detuvo.

- no padre, ahí no. Vamos a donde vivo-.

El gran general confundido, decidió ir con su hija. Quería ver el lugar donde residía su hija. Y cuando llegaron al lugar, su corazón se partió en pedazos. Se sintió muy mal, sintió que le había fallado a su amada al no cuidar bien de su hija. Era el peor lugar de la residencia, y en la mesa había poca comida, si a eso se le podia llamar comida.

- Cixi, hija. ¿Desde cuándo vives aquí?-.

- Desde siempre, cuando te fuiste y mi madrastra dijo que no había dinero suficiente, y que todo dinero que había, debía ser mandado al campamento porque lo necesitabas. Mi hermana dijo que teníamos que ahorrar y por eso se quedó en mi habitación, y yo vine aquí. Y mi madrastra fue muy amable al darme trabajo en la mansión-. Cixi seguía hablando y el gran general más ganas tenía de cortarle la cabeza a esas mujeres.

Para no decepcionar a su hija, se sentó y comió con ella lo que habia en ese lugar. Al terminar, antes de irse, le pidió a su hija que no se fuera a ningún lado y que la vendrían a buscar pronto y se fue de regreso a la mansión.

El zorro blanco que había visto todo, se estaba divirtiendo con la actuación de Cixi. Y apareció delante de ella. Cixi pudo adivinar que el zorrito se estaba divirtiendo con todo. Ella se acercó y lo levantó en sus brazos.

- ¿Qué crees que le pase ahora a esas dos arpías?-, preguntó Cixi al zorro mientras lo acariciaba y mirando el lugar por dónde se fue su padre.

El zorrito miró por dónde se había ido el gran general y se prometió a sí mismo que si salían vivas de eso, él se encargaría de ellas.

- siento que con la energía de esas dos, podré conseguir recuperar una de mis colas-, pensó el zorrito malicioso.

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Hola a todos, sé que va lento la novela. Estuve con algunos momentos complicados, y ciertas circunstancias relacionadas a la app. Pero seguiré escribiendo y lo haré con más frecuencia para culminar la novela. Me gusta escribir, y lo seguiré haciendo. Gracias por el apoyo de siempre. ❤️