Lea es una universitaria que se suicida pero reencarna en Tanea, una joven aristocrática qué tiene que vengarse por su hermana, teniendo que confrontarse con personas importantes e incluso con su prometido. Muchos secretos, traiciones y mentiras ¿su venganza saldrá bien o su vida se verá destruida?
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21
Nunca me imaginé ni siquiera en mi vida pasada como Lea que viviría algo así. En mi habitación, con un ambiente tenso estábamos quietos los cuatro, sin saber quién daría el próximo paso.
-Debo admitir que me sorprendiste un poco, Tanea. No esperaba que caigas tan rápido en la desesperación como para dar este paso- habló Marc acercándose cada vez más a mi con pasos lentos
Neyén intentó empujarme hacia atrás para protegerme, pero no lo permití y enfrenté al mayor.
-Ay disculpa por caer en la desesperación cuando estoy viviendo hace tiempo en el mismo lugar que el asesino de mi hermana y sobrino- dije con sarcasmo y odio
Unas exclamaciones de sorpresa se escucharon en la habitación, caí en cuenta que Innia y Neyén recién se estaban enterando de esto.
-¿Asesino? si quieres tratarme de asesino te daré verdaderas razones- vocifero
-¿A cuál debo matar primero? A la tonta que quiso traicionarme por una "amiga"'- señaló con la espada a Innia
- o a la rara que intentó matarme- la punta de la espada estaba a pocos centímetros de mí
-Marc, deja de jugar. Baja eso- intervino Neyén
-Ah, querido hermano. No pudiste controlar a tu prometida, igual no me sorprende porque no puedes mantener bajo tu control absolutamente nada-
Neyén apretó sus puños dejando blanco los nudillos, las palabras de su hermano lo estaban tocando profundo.
-Entonces mataré primero a Tanea, córrete a un lado- dijo moviendo la espada a un lado indicando para donde se tenía que mover
Al ver que no hizo caso a su orden, largó una risa corta y seca para luego murmurar; "debería de haberte matado esa vez a los 8 años cuando intenté ahogarte"
Cerré los ojos al ver como la espada venía hacia mí, el grito de mi dama también acompañó. Abrí un ojo al no sentir nada, ni un roce del metal. Los brazos de Innia me rodearon y empujaron hacia atrás, nos alejamos hasta chocar contra mi cama. Neyén se interpuso impidiendo que saliera herida, no sé cómo lo logró, pero comenzó a pelear con Marc.
Aparté la vista, el miedo se adueñó de todo mi cuerpo. Marc tenía ventaja, con un arma podía vencer fácilmente a Neyén y no estaba apta para ver eso.
La mano de la menor me empujó la cabeza contra su pecho, pude sentir como ella también quería huir de esa escena y apoyó su rostro en mi cabello. Su abrazo fuerte me contenía, sus manos tapaban mis oídos para que no pudiera escuchar la pelea aunque la seguía escuchando pero un poco distorsionada. En ese pequeño momento entendí muchas cosas.
En un momento se escuchó el ruido del metal caer al suelo, unos segundos de silencio y luego seis golpes contra la pared. Abrí los ojos con lentitud, con miedo de lo que podía ver. Me separé de Innia y vi la escena frente a mí; La espada estaba a unos metros lejos de ambos, Neyén arriba de Marc, este último tirado en el suelo contra la pared llena de sangre. Neyén le había golpeado la cabeza contra la pared con mucha fuerza.
El castaño parecía estar en shock mirando el cuerpo de su hermano mayor, sus manos llenas de sangre temblaban ligeramente.
-¿Lo... lo maté?- preguntó en un murmuro
- No...- contesté detrás de él
No, por ahora.
Podía ver como el pecho del mayor subía y bajaba con dificultad.
-¿Ahora que hago?- su voz contenía mucha presión y angustia, se avecinaba una crisis, pero una presencia inesperada en la puerta lo detuvo.
-Nada, nosotros nos encargaremos- habló el rey con total naturalidad
Neyén levantó la mirada hacia él, dio unos pasos pero se detuvo al darse cuenta que estaba manchado con sangre y comenzó a intentar quitarla.
-Padre, yo no quise hacer esto. Solo que, te juro que te lo explicaré, pero...-
- Por lo menos ahora sé que eres un poco mejor peleando que él, al fin tienes algo mejor que tu hermano- interrumpió
El lugar quedó en total silencio, nadie podría creer lo que estaba pasando.
Leopel, el Rey hizo una seña con la cabeza y detrás de él entraron dos guardias que agarraron a Marc inconsciente y lo sacaron de la habitación.
-A prepararse, se viene una nueva etapa- sonrió Leopel.