Tras la pérdida de de su persona amada Ethan decide buscarlo en un nuevo universo. Precisamente en ese universo está la persona indicada pero el pasado oscuro lo persigue no quedará libre de los pecados sucedidos en su propio mundo, la destrucción de su propio amor
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Deseos Ardientes II
Lentamente, Lian comenzó a desabrochar la camiseta de Ethan; cada botón que caía revelaba más piel y hacía que su corazón latiera con más fuerza. Cuando finalmente la prenda quedó a un lado, Lian se detuvo un momento para admirar a Ethan.
—Eres perfecto —dijo con sinceridad—. No puedo creer que esto esté sucediendo.
Ethan sonrió tímidamente mientras Lian recorría su torso con los dedos; cada roce era electrizante y dejaba una estela ardiente detrás.
—Y tú eres todo lo que he deseado —respondió Ethan con voz profunda—. Quiero explorar esto contigo.
Con renovada pasión, Lian volvió a besarlo mientras sus manos continuaban explorando el cuerpo bien definido de Ethan. La conexión entre ellos crecía más fuerte; cada toque era un ladrillo en la construcción de algo hermoso.
El tiempo parecía desvanecerse mientras compartían esos momentos llenos de ternura y deseo. La música seguía sonando suavemente como telón de fondo a su danza íntima; los versos hablaban de amor y belleza, reflejando perfectamente lo que ambos sentían en ese instante.
Finalmente, cuando ambos se sintieron completamente inmersos en ese mundo solo para ellos dos, supieron que habían cruzado una frontera importante en su relación. No solo estaban compartiendo un momento físico; estaban abriendo sus corazones el uno al otro.
—Esto es solo el comienzo —dijo Ethan con una sonrisa traviesa mientras acariciaba suavemente el rostro de Lian.
Lian asintió lentamente, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza ante esas palabras.
—Sí… estoy ansioso por descubrir todo lo que viene después —respondió Lian con sinceridad.
Ethan y Lian fueron a la penumbra de la habitación, el suave resplandor de las luces danzando en las paredes. El aire estaba cargado de una tensión palpable, un magnetismo que los había atraído el uno hacia el otro desde el primer instante.
—¿Sabes? —dijo Ethan, su voz un susurro que vibraba en el aire—. Siempre he deseado este momento.
Lian lo miró, sus ojos brillando con curiosidad y deseo. Se acercó un paso, dejando que la distancia se desvaneciera.
—Yo también lo siento —respondió Lian, su voz temblando ligeramente—. Pero, ¿qué significa eso para nosotros?
Ethan sonrió, su mirada intensificándose. Sin romper el contacto visual, se inclinó y sus labios encontraron los de Lian en un beso suave, casi tímido al principio. Pero pronto la dulzura se transformó en pasión; sus labios se movían con urgencia, como si cada segundo contara.
—No lo sé —murmuró Ethan entre besos—, pero quiero descubrirlo contigo.
Lian se dejó llevar, sus manos explorando la musculatura de Ethan, sintiendo cómo cada roce encendía aún más la llama entre ellos.
—¿Te gustaría... ir al baño? —preguntó Lian, una chispa traviesa en sus ojos.
Ethan levantó una ceja, intrigado.
—¿Al baño? ¿Por qué?
—Porque... —Lian sonrió con picardía—. Hay algo que quiero mostrarte.
Tomados de la mano, se dirigieron al baño. La luz tenue de las lamparas iluminaba el espacio, creando sombras danzantes en las paredes de azulejos. Lian encendió la bañera, llenándola con agua caliente y burbujas que flotaban como nubes esponjosas.
—Esto es un poco más íntimo —dijo Lian, mirándolo por encima del hombro mientras la bañera se llenaba—. ¿Te atreves?
Ethan rió suavemente, sintiendo cómo la emoción crecía dentro de él.
—Siempre estoy dispuesto a mil aventuras contigo.
Lian se despojó de su ropa con gracia, dejando caer cada prenda al suelo mientras Ethan lo observaba con admiración. La luz suave resaltaba las líneas de su cuerpo, y Ethan sintió un escalofrío recorrerlo. Luego hizo lo mismo, sus movimientos fluidos y seguros. Ambos entraron en la bañera, sumergiéndose en el agua caliente que abrazaba sus cuerpos.
—Esto es... increíble —dijo Ethan, cerrando los ojos y dejando escapar un suspiro de satisfacción.
Lian sonrió y se acercó a él, sus cuerpos casi tocándose bajo la superficie burbujeante.
—¿Te gusta? —preguntó, su voz suave como el agua.
—Me encanta —respondió Ethan, tomando una gota de agua que resbalaba por el brazo de Lian y llevándola a sus labios—. Pero tú eres lo que realmente me fascina.
Lian se sonrojó y se inclinó hacia él, sus labios rozando su oído.
—¿Te gustaría explorar esto un poco más?
Ethan sintió un escalofrío recorrer su cuerpo ante la sugerencia.
—Definitivamente.
Con un movimiento suave, Lian deslizó sus dedos por el pecho de Ethan, creando ondas de placer en su piel. Las burbujas estallaban a su alrededor mientras se entregaban a la calidez del momento.
—Ethan... —susurró Lian—. Quiero que sientas todo lo que puedo ofrecerte.
Ethan tomó su rostro entre sus manos y lo besó con fervor, sintiendo cómo la conexión entre ellos se intensificaba en cada roce. Las manos de Lian exploraban su torso mientras él respondía con caricias suaves en su espalda.
El ambiente estaba impregnado de risas y murmullos mientras compartían secretos y promesas en medio del vapor. Cada beso era un pacto silencioso; cada caricia, una declaración de intenciones.
—¿Sabías que siempre quise te he deseado? —dijo Lian, rompiendo el beso por un momento para mirar a Ethan a los ojos.
—¿A sí? —preguntó Ethan, intrigado.
—Explorar nuestra conexión sin miedo —respondió Lian—. No quiero que esto sea solo un momento fugaz.
Ethan sintió su corazón latir con fuerza. La sinceridad en la voz de Lian lo tocó profundamente.
—Me gustaría eso también —dijo Ethan, sintiendo cómo las palabras resonaban dentro de él—. Quiero que esto sea más que solo una tarde.
Lian sonrió y volvió a acercarse a él, sus labios encontrándose en un beso más profundo esta vez. El agua caliente los envolvía mientras compartían risas y caricias. Las manos de Ethan recorrían cada parte, cada rincón del cuerpo Lian.
— ¿Estás listo? —preguntó Ethan con sus ojos lascivos.
— Mi cuerpo está a tu dispoción.
Ethan, volteo suavemente a Lian y tomandólo por las manos fundió sus cuerpos en uno.
Un gemido fuerte salió de los dulces labios de Lian, mientras todo su cuerpo se estremecía por la gran presencia dentro de él. Ethan suavizando la situación, pero con mil caras de placer, mordía suavemente la espalda de Lian, el cual subía y bajaba con gran entusiasmo sintiendo a Ethan en cada centímetro de su cuerpo.
— Lo estas disfrutando, lo sé pero tu novio no es de hierro —sus ojos se retorcían mientrás se mordía los labios.
Lian parecía indiferente, solo en ese sentido, él no estaba dispuesto a detenerse, sentir el vapor, la delicada, pero fuerte piel de Ethan lo hacían ir a su más grande clímax.
— Así me gusta mi dulce panquesito.
Ethan se arrecostó al borde de la bañera, con delicadeza lo tomó de la espalda y lo presión con fuerza sobre sí mismo, sentir cada parte de Lían lo volvía loco, como un animal hambriento deseando comer cada parte de su presa.