Dylan Volkova
Sophia sin recordar exactamente lo que ocurrió, se deberá enfrentar al desprecio, la sospecha y el dolor de la familia de su esposo, la cual la cree la responsable de su desaparición y posible muerte.
Sorprendidos porque jamás se enteraron de su boda, y con el corazón destrozado tras lo ocurrido, harán lo posible para descubrir la verdad. Por eso, para mantenerla vigilada, y saber lo que pasó, su cuñado la obligará a estar a su lado, aun cuando sea vivir el mismísimo infierno en la tierna.
¿Qué fue lo que pasó en realidad?
¿De verdad ella tuvo algo que ver con la supuesta muerte de su esposo?
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Suegrita
La pelinegra escuchaba atenta a su empleada, tenía su corazón dividido en dos, con un hijo que estaba intentando formar un hogar y otro del que no sabía absolutamente nada, su corazón de madre le decía que estaba vivo, pero sus pesadillas constantes la turbaban hasta el punto de perder la esperanza.
"¿Entonces me dices que han pasado tres meses y no han vuelto a tener intimidad?" Preguntó Valentina a su empleada Karoll.
"No mi señora, esos parecen perros y gatos, no pasan de miraditas, unas cargadas de odio, otras de deseo y no me lo va a creer, pero a veces parecen que se amaran" Informó Karoll.
"¿Hasta cuando estarán en ese plan?" Preguntó Valentina "Habrá que darles un empujoncito"
Karoll sonrió, las ideas de su señora eran magníficas "Haré todo lo que me pida"
"¿Sabes algo de Mylan?" Preguntó la Colombiana.
"Mi señora, escuché que Isabella y su esposo habían caído en algo, no sé mucho, pero al parecer ahora obtendrán más información sobre el joven Mylan" Comunicó Karoll.
"¡Vaya! Eres muy informativa" Dijo Dylan escuchando solo la última parte.
Karoll se asustó, su corazón quiso salir por la boca "Es su madre joven"
"Dile que me llame, su hijo soy yo" Dijo Dylan yendo al despacho.
Cuando ingreso había miles de libros en el escritorio, en centro de mesa y Sophia montaba una escalera sacando otro libro.
"¿Anderson? ¿Qué haces ahí?" Preguntó Dylan.
Al escucharlo la mujer perdió el equilibrio y cuando creyó sentir el golpe, unos fuertes brazos la sostuvieron "Este es mi espacio, odio el desorden y la falta de respeto, estas son mis cosas"
Sophia se alejó y dijo "Me tienes harta, me tienen harta tus órdenes, no soy tu esclava, no soy tu empleada ¡Quiero trabajar! Y si no me lo permites iré a cualquier bar y entonces empezaré a venderme y sabes como me haré llamar, La señora Volkova, que todos sepan que eres un cornudo"
"No me amenaces, porque juro..."
"¿Qué me juras? Me importa 5 lo que pienses, este no es mi hogar, lo único que me pertenece es mi madre, del resto, te encargas de recordarme que soy una arrimada. Te pedí hacer parte de la investigación, quiero saber quien se atrevió a lastimarme hasta el punto de tener que ver tu puto rostro todos los días, cuando la verdad salga a la luz no te voy a perdonar todo lo que me has hecho maldito" Gritó como loca Sophia golpeando el pecho del hombre.
"¿Quieres ayudar?" Preguntó Dylan agarrando las muñecas de Sophia mientras la veía llorar.
"Dime que pasó en el yate, dijiste que entraron, bebieron, cenaron ¿Y después? ¿Donde está Mylan? Ni siquiera recuerdas que te encontraron manchada de sangre, solo recuerdas lo que te conviene ¿Cómo explicas eso? ¡Dime! ¡Dime! Talvez podrías ayudarme con eso, recordando" Gritó Dylan soltandola.
Sophia se deslizó hasta el piso y lloró "Ayúdame a recordar, te juro que no miento, no lo recuerdo, no sé qué pasó"
Dylan era inmune a las lágrimas y todo ese tipo de cosas femeninas, solo le conmovía su madre, pero Sophia lo estaba cambiando, tenía ganas de abrazarla y decirle que todo estaba bien, que le creía, pero sus dudas no lo dejaban en paz.
"Sophia, nesecito que te calmes ¿Quieres ayudarme? Acompáñame al Yate, tal vez puedas recordar algo si ves el lugar" Dijo Dylan llamándola por su nombre, eso indicaba que estaba intentando escucharla.
Sophia corrió saliendo del lugar, pensaba en volver a aquel sueño que se había convertido en su pesadilla, ese lugar la aterraba, la sola idea de encontrar respuestas que hicieran sufrir a Dylan la espantaba, ya no se trataba de ella, ahora pensaba en él, sabía cuanto amaba a su familia.
Sophia fue debajo de un árbol y se abrazó a su misma "No quiero volver" Susurró.
Dylan se enfureció, lo más probable era que algo escondía, Justin había entrado después de que vio salir a Sophia, entonces empezó a organizar los libros cuando escuchó a su jefe decir "Déjalo así, tal vez estaba haciendo algo importante, ella lo arreglará. Karoll me dijo que todas las tardes después del almuerzo hace lo mismo y lo organiza antes de que llegue"
"Hay una doctora que se llama Rose, es psicóloga y realiza secciones de hipnosis, tal vez Sophia oculta cosas, pero no es su intención" Dijo Justin viendo desesperado al ruso.
"Tuve sex* con ella hace tres meses y no me la puedo sacar de la cabeza, tengo erecciones todo el tiempo, eso, todas mis dudas y odio me están volviendo loco ¿Acaso estoy hechizado?" Preguntó Dylan.
"Dyl no eres experto, pero sabes que te pasa no te hagas. Tu cuerpo reclama sex* por el placer que produce, al no ser una actividad que realizas con regularidad tu organismo te pasa la factura" Sonrió Justin.
"¡Maldita dopamina!" Exclamó Dylan.
Justin entendía a Dylan, cuando él se enamoró por primera vez y tuvo relaciones sexuales su mente no dejaba de pensar en esa persona.
"Si amigo, mi consejo es: si el sexo con Sophia es satisfactorio, tu cuerpo pedirá volver a tenerla para volver a experimentar la sensación de felicidad, entonces vuele hacerlo, es tu esposa, nadie tiene porque juzgarte" Dijo Justin.
Dylan le causó risa escuchar la palabra felicidad y es que realmente la dopamina es un neurotransmisor que hace sentir placer y euforia al estar con una pareja. Tiene un potente sistema de recompensa y por eso crea la “necesidad” de estar con la persona deseada.
"Es la mujer..." Dylan fue interrumpido.
"Es tu mujer, no es la esposa de más nadie, es tuya" Aconsejó Justin.
Justin salió dejando pensativo al hombre, en ese instante entró su suegra "Hijo ¿Has visto a Sophi?" Preguntó.
"Hellen... Ehhh... Voy a envíar a alguien a buscarla, no es bueno que te agites" Dijo Dylan levantándose, ayudándola a sentarse.
"Espera hijo, antes quiero hablar contigo" Dijo Hellen, madre de Sophia.
"Dime Hellen, ¿Qué nesecitas decirme?" Preguntó el castaño muy atento.
"Sé que tú no eras el novio de la niña, te pareces, pero no eres" Dijo Hellen tocando las mejillas del guapo hombre, eso le habían dicho para no confundirla.
"Era mi hermano, está desaparecido" Respondió Dylan.
"Sea lo que sea, mi hija y tu hermano no se miraban como se miran ustedes, no le des tan duro, ella ha sufrido mucho" Dijo Hellen.
Dylan sonrió "¿Cómo nos miramos? Nos odiamos Hellen"
"¿Sabes que mi esposo me abandonó cuando la niña tenía 4 años?" Preguntó Hellen y el ruso asintió.
"Cuando iba a visitarla, antes de que cambiara y se volviera un desgraciado yo lo miraba igual, así como te mira ella" Dijo Hellen
"Hellen, tu odias a tu ex esposo, me estas dando la razón" Dijo el hombre y se levantó.
"Yo no odiaba a Christopher, lo amaba, pero le hacía creer que lo odiaba. El odio era tan grande como mi amor por él, tanto que no diferenciaba cuando lo amaba o cuando lo odiaba" Confesó Hellen.
"Tiene un problema serio con el abandono Dylan, si la dejas ella se desmoronará y yo no tengo fuerzas para consolarla como tantas veces lo he hecho. Ya no sé cómo responder a sus preguntas como: ¿Por qué su padre no la ama? ¿O por qué Isabella la odia tanto? ¿Por qué su novio se metió con su hermanita? ¿Por qué Christopher la trata como una cualquiera?" Lloró Hellen.
Dylan suspiró "Hellen necesito que te calmes"
Sophia entró nuevamente al despacho alterada "Mami, te estaba buscando, me asustaste"
"Estaba hablando con tu esposo" Dijo Hellen.
La pareja unificó su mirada, los ojos de Sophia reflejaban cuanto había llorado y Dylan quiso abrazarla, luego la rubia observó a su madre.
"¿Por qué lloras? ¿Este idiota te dijo algo? ¿Te lastimó?" Preguntó Sophia alterada.
Dylan pasó de querer abrazarla a estrangularla "¿Eres tonta o que? Tu madre es un ángel comparado con el demonio que tiene de hija"
"¡Demonio tu abuela maldito!" Gritó Sophia.
"No es ofensa, busca en Google ¿Quién era Kira Volkova? Y te darás por enterada de con quien te casaste" Defendió Dylan.
"Mira como tiemblo..." Dijo Sophia siendo interrumpida.
"¡Basta jovencita! ¿Esos modales?" Reprendió Hellen.
"No se imagina las cosas que me dice suegrita, he llegado a pensar que me casé con una mercader" Provocó el ruso, haciéndose la víctima.
Sophia lo observó con ojos entre cerrados y susurró "Maldito"
"¿Cómo me has dicho Sophi cariño?" Preguntó Dylan, a punto de reír.
Hellen levantó la mirada buscando encontrar algún rastro de mentira "¡Sophia por Dios! Deja de comportarte como una niña y esas palabras ¿De dónde las aprendiste? De mi nunca las escuchaste, seguro fue la amiguita esa, Lana. Yo estoy bien, Dylan es un amor"
"Madre el también..."
"¡Nada Sophia! ustedes deben hablar, yo iré con la enfermera y si me entero que andas de grosera con Dylan tendrás que escucharme" Advirtió Hellen marchándose.
"¡Cretino embaucador!" Exclamó Sophia.
"Si sigues insultandome me veré en la penosa tarea de llamar a Hellen" Sonrió Dylan.
Sophia no lo había visto reír hacia mucho "Se ve tan hermoso" Pensó.
"¿Con esa sonrisa falsa atrapaste a mi madre algodón de azúcar?" Preguntó Sophia.
Dylan frunció el ceño "¿Quién te dijo eso?"
"También tengo mis contactos" Sonrió la rubia.
"Antes de irme, vine a decirte que te acompañaré al Yate, todo sea por descubrir la verdad y largarme de tu vida para siempre" Dijo Sophia.
"¿En serio quieres abandonarme?" Preguntó el castaño muy cerca del rostro de Sophia, tanto que sus respiraciones se encontraban entre sí.
Sophia cristalizó sus ojos, la palabra abandono era algo que la dejaba sin armas y Dylan lo había utilizado a su favor.
"Yo... No... ¿Por qué me preguntas eso?" Preguntó Sophia a punto de llorar.
"No te dejaré Sophia, eso no está en mis planes" Confesó el castaño.
Sophia se abalanzó a los brazos de su esposo y este acarició su espalda, cabello y rostro, mientras la rubia lloraba, estaba tan sensible "Lo siento estoy humedeciendo tu traje" Se disculpó.
El hombre tomó el rostro de su chica rebelde entre sus manos y apartó los cabellos que impedían apreciar su hermosura y la besó.
Fue un tierno y dulce beso, el castaño dio infinitos picos sobre los labios de la rubia. Comenzó por la comisura y recorrió toda la boca hasta quedar sin aire, dejando los labios de su esposa entre abiertos e hinchados.