Amor A Conveniencia

Samuel

cómo se atrevia ese maldito a besar a mi mujer.

-esto no se va a quedar así Maximiliano Singer, victoria es mía y quieras o no ella se quedará conmigo.- dije en mis pensamientos.

-muevanse o hay que aplaudir a Maximiliano tambien- grite molesto.

-si tanto te molesta la felicidad de tu hermano, deberías invitar a tu esposa a cenar con nosotros.- dijo Ignacio de forma ironía.

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VICTORIA.

- por qué me besaste?- le dije a Maximiliano cuando ya no habia nadie a nuestro alrededor.

-tenia que cerrar la noche de la mejor manera- dijo cínicamente y camino hacia su dormitorio.

sentía mi sangre hervir, este idiota no iba a jugar conmigo, ya había Sido el titere de alguien más está vez el no jugaría conmigo.

subi las escaleras detrás de él y abrí la puerta sin tocar.

-si, adelante- dijo con ironía.

-yo no soy tu juguete, que vas a venir y besar porque quieres darle más dramatismo a la novela - le dije molesta.

-no sé cuál es tu drama, ya te bese, ya el beso está dado, a menos que me lo quieres regresar- me insinuó mientras se acercaba a mi acortando la distancia que nos separaba.

-ni en tus sueños!

-entonces porque te quejas... fue un simple beso, y no me arrepiento de dártelo, eres una mujer atractiva, sensual, linda, inteligente, a quien le gustaría besarte.

-eso quiere decir que me besaste porque te provocó hacerlo!- dije con picardía.

-que? no, no mal intérpretes victoria, lo hice porque quería ver la cara de Samuel.

me rei, quizás lo decía en serio, pero prefería pensar que era porque le provocó besarme, aunque debía admitir, yo no estaba molesta por qué me haya besado, quien no lo quería hacer, el era hermoso, con su cabello oscuro y esos ojos negros aceitunas, que parecían absorvente como un agujero negro.

-me quedaré con la segunda opción, cariño- le dije y salí con una gran sonrisa de su habitación.

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MAXIMILIANO

-Que carajo, le pasa a esta mujer?- dije al vacío, porque ella ya se había retirado.

no sé porque demonios la bese, estábamos despidiendo a mi papá, y ella se giró abrazándome del hombro, de pronto sentí su mirada puesta en mi, voltee y fui hipnotizado por esos ojos verdes, sus labios atrajeron a los míos y sin pensarlo mucho todo a mi alrededor dejo de moverse o tan siquiera existir, solo necesitaba sentir esos labios en los míos, reduje ese espacio que los distanciaba y le estampe un casto beso, el simple roce de sus labios, había resultado ser una carga de electricidad que iba por todo mi cuerpo.

no sé porque había admitido que quería besarla, mis pensamientos me habían traicionado, y ahora ella se reía de lo idiota que había Sido al decirle todo lo que pensaba y admiraba de ella.

-max, max, que está pasando contigo?- me dije, mientras terminaba de desvestirme para darme una ducha.

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ADELAIDA

-Esa mujer estúpida, había puesto a todos en mi contra, pero me las iba a pagar muy caro, y maximo, ese viejo estúpido, comió se le ocurrió correrme por qué si hijo se lo pidió, eran unos malditos todos.- sentía tanta rabia que los pocos jarrones que habían en la sala los había estrellado en la pared.

-mierda, quien ha lanzado una granada en la casa- dijo Ignacio con ironía mientras entraba.

-esa seguro fue tu madre, con uno de sus ataques- dijo máximo restandole importancia.

salí a la entrada donde podía ver a los tres idiotas más grandes del mundo.

-como pudiste poner por encima a esos, que a tu esposa- le grite a máximo.

-no vas a empezar mujer, acabo de tener la mejor cena de mi vida, y no vas a venir a estropearlo.

-eres un maldito máximo Singer, yo solo me preocupo por el bienestar de la familia, esa golfa, oportunista, acaba de casarse con tu hijo y tú la aceptas así sin más.

-mide tus palabras adelaida, si no quieres volver a ser una simple Giles, tu no conoces a esa muchacha, no tienes porque expresarte así de ella, más adelante se verá si es digna o no, por ahora preocúpate en la boda de Samuel, que de Maximiliano me encargo yo.

-no hace falta conocerla para saber que es una trepadora, interesada.

-me imagino que lo dices porque las perras de la misma raza se reconocen- me respondió con amargura.

-como te atreves a faltarme el respeto.

-mamá YAAAA- Grito Samuel, no conoces a Victoria así que no hables más de ella.

máximo se asombro tanto como yo al escuchar a samuel defenderla, la diferencia era que yo sabía, que mi hijo la conocía desde antes, habían tenido un romance, y me costó muchísimo persuadirlo para que no se casará con ella, pero apenas quedó plantada, salto a los brazos de Maximiliano.

esa era una vil oportunista que estaba detrás de mi fortuna y yo no iba a permitir que se quedara con un solo centavo.

-al fin haces algo sensato por tu hermano- dijo máximo disimulando su asombro- defiendes a su mujer.

-no lo hago por Maximiliano, solo defiendo a una mujer que no conocemos, digamos que le daré el voto de la duda.- dijo Sam, saliéndose limpio de la situación.

-tu también te pondrás en la misma posición que tu madre y tu hermano- dijo máximo dirigiéndose a Ignacio.

-yo apoyo a Maximiliano, si el es feliz con victoria por mi está bien, además me cae genial, mejor que amaia.

esto era el colmo, ese insolente también me llevaba la contrario.

-entonces la próxima vez que haya una cena, creo. que solo deberíamos ir Ignacio y yo, así no arruinan los buenos momentos - dictaminó máximo.

-ahora permiso, señora de Singer, voy a descansar.

y se fue dejándome sola en la entrada de nuestra casa.

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VICTORIA.

Habían pasado una noche excelente, la cara de asombro que puso Samuel al verme me encantó, me hizo la mujer más feliz, pero había algo más que no podía salir de mis pensamientos y era ese beso que me había dado Maximiliano, si tan solo me había rozado los labios pero había Sido mágico.

ni cuando pensaba estar enamorada del idiota mayor, sentí algo así.

tome una larga ducha para ver si despejaba mi mente, pero ese beso se repetía una y otra vez.

tome una falda de tubo, color negro y una blusa de tiras fucsia, con una chaqueta negra que hacia juego con mi falda, me coloque unos tacones fucsia que me encantaban, desde que los ví me enamore de ellos, así que los tuve que comprar.

recogí mi cabello en una cola media, me coloque un poco de maquillaje y salí a desayunar.

-buenos días Leila.

-buenos días señorita, anda de muy buen humor hoy.

-si, la verdad que la cena sali mejor de lo que pude imaginarme.

Mary coloco mi desayuno y se retiró.

-el señor, no va a desayunar?

-el señor Maximiliano, ya se fue señorita.

no sé porque me sentí un poco nostálgica, quizás era porque pensaba que desayunaria conmigo, Leila se dió cuenta que mi ánimo decayó un poco.

-el nunca desayuna en la casa seño, no lo tome personal- dijo para aligerar el caos que sentía en mi interior.

-no sabes a dónde se dirigía?

-no seño, el señor nunca nos informa en cuál empresa estará, si no está en Altamira, lo más probable es que este en textilmax.

textilmax, era su empresa, esa que habia creado hace poco y que estaba siendo una primicia, ahí era donde yo trabajaba.

-muy bien, gracias.

termine de desayunar y salí con Fabián a la empresa, al llegar ví a mi querido esposo reunido con algunas personas en su oficina

apenas entre en la mía, Adriana apareció.

-pense que no vendrías hoy- la mire confundida- es que el jefe dijo que estabas enfermo- respondió encongiendose se hombros.

-pero ya me siento mejor- le asegure.

-podemos ir a la fabricación de telas, así vez como se realizan los diseños y las texturas.

cuando íbamos saliendo al taller de producción, una mujer de cabello rubio entro en la oficina de Maximiliano, tenía buen cuerpo, y no podía negar que era muy linda.

-sabes quien es ella?- le pregunte a Adriana.

-si, ella era la novia del señor Maximiliano.