Renace con una nueva oportunidad para ser feliz, amando a los caballos como en cada vida...
El mundo mágico también incluye las novelas
1) Cambiaré tu historia
2) Una nueva vida para Lilith
3) La identidad secreta del duque
4) Revancha de época
5) Una asistente de otra vida
6) Ariadne una reencarnada diferente
7) Ahora soy una maga sanadora
8) La duquesa odia los clichés
9) Freya, renacida para luchar
10) Volver a vivir
11) Reviví para salvarte
12) Mi Héroe Malvado
13) Hazel elige ser feliz
14) Negocios con el destino
15) Las memorias de Arely
16) La Legión de las sombras y el Reesplandor del Chi
17) Quiero el divorcio
18) Una princesa sin fronteras
19) La noche inolvidable de la marquesa
20) Ni villana, ni santa
21) Salvando a mi Ernesto
22) Cartas para una princesa
23) Ya te olvidé
24) Dulce Prisión
25)Secretos de una poción
26) La venganza de Leia
27) Recuerdos de mi futuro
28) Una esposa para el príncipe maldito
29) Una madrastra reencarnada
** Todas novelas independ
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Baile
La orquesta cambió de melodia.
Las primeras notas del baile oficial resonaron en el salón y, como si fuera un guion escrito por los dioses, la multitud abrió paso por instinto.. Porque el Principe heredero.. temido, respetado, y casi nunca visto en eventos sociales.. caminaba hacia la pista central.
Y Astrid, todavia tomada de su brazo, lo siguió sin entender.
Ella tiró suavemente de él, intentando frenar.
Astrid: Principe… no es necesario entrar al centro. Podemos quedarnos atras. Nadie nos obliga a abrir el baile…
Pero él no respondió.. No la soltó.. ni disminuyó el paso.
La música subió.. La multitud contuvo el aliento.
El Principe tomó a Astrid por la cintura y la llevó al centro del piso de baile, frente a todos.
Y cuando la música marcó el primer compas…
la atrajo con fuerza hacia si.
La agarro de la cintura con una firmeza que no dejaba espacio entre ellos.
Su otra mano tomó la de ella, pero no con delicadeza.. con posesión.
Astrid se sorprendió.. Él jamas era asi.. nunca tan… fisico.
Pero interpretó lo obvio..
El Principe debia estar nervioso.. Timido.. Incomodo ante tanta gente observandolo.
Asi que, en un intento de tranquilizarlo, levantó la mirada y sonrió con dulzura.
Astrid: Estoy feliz de bailar con usted, Principe.. De verdad.
Ella lo dijo para calmarlo.. Para suavizar el ambiente.
Pero en lugar de relajarse… el Principe apretó mas.
Su mano en la cintura bajó un poco, aferrandose con autoridad.
Su agarre en la mano de Astrid se volvió mas intenso, casi posesivo.
Ella sintió el aire atraparse entre sus costillas.
Astrid: Principe… no tiene que sujetarme tan fuerte.. Voy a seguir el ritmo, lo prometo..
Principe: No te voy a soltar.
Astrid se quedó quieta.. lo miró a los ojos, creyendo ver nervios.
Pero lo que encontró fue otra cosa.. Algo que no reconoció..Una intensidad oscura, ardiente, devoradora..
[Eres mia esta noche.]
Pero Astrid no sabia leer ese lenguaje.
Ella solo vio que sus mejillas estaban tensas, que su postura era rigida.
Astrid: …sé que le incomoda la multitud.. estoy aqui. Estoy con usted. No pasa nada.
El Principe inhaló lentamente.
Principe: Si..
[estas conmigo.]
Y la apretó un poco mas, guiandola con una precisión impecable…
pero sin permitirle alejarse ni un centimetro.
El salón entero observaba en silencio reverente.
Nadie se atrevia a interrumpir.
Nadie se atrevia a acercarse.
Porque aunque Astrid sonreia, inocente…
el Principe bailaba con la tensión de un depredador marcando territorio.
Y mientras la giraba suavemente bajo las luces, sus pensamientos eran un torbellino..
[No la sueltes.. No la dejes ir.. Que todos vean.. Que todos entiendan.]
Astrid, aún creyendo que era timidez, apoyó una mano en su pecho para tranquilizarlo.
Astrid: Principe… respire.. Estoy con usted.
El Principe cerró los ojos un segundo.
[Si.. Conmigo.. Y no con nadie mas.]
Cuando la música terminó, un silencio breve llenó el salón antes de que estallaran aplausos.
La mayoria lo hacia con admiración.. el Principe habia bailado.
El Principe.. El hombre frio, inaccesible, casi mitico.
Y lo habia hecho con Astrid..
Ella sonrió, hizo una pequeña reverencia, feliz porque creia haber ayudado al Principe a sentirse mas cómodo.
El Principe no sonreia.
Pero su mirada estaba fija en ella… como si fuera lo único real en esa sala.
Y entonces lo vio.
A todos ellos.
Los jóvenes que la habian observado durante toda la noche ya venian caminando hacia ella, algunos con flores improvisadas, otros con pañuelos listos para invitarla a bailar.
Pero hubo uno en particular.. un muchacho de cabello oscuro y sonrisa confiada.. que avanzó demasiado rapido.
Demasiado cerca.
Astrid ni siquiera tuvo tiempo de apartarse.
Él inclinó un poco la cabeza, abriendo la boca para hablar..
- Señorita Astrid, ¿me concederia..
No terminó la frase.
Porque en ese preciso instante…
Un sonido seco retumbó en el escenario.
CLUNK!
Y luego..
CLUNK!
CLUNK!
Varias cuerdas de violin se rompieron de golpe.
Dos flautas dejaron de emitir sonido.
Un tambor se rasgó sin explicación.
El arpa soltó un chirrido agudo y se quedó muda.
Todo el conjunto musical quedó inutilizado en cuestión de tres segundos.
Los músicos se quedaron congelados.
Los invitados se giraron confundidos.
El muchacho que estaba frente a Astrid dio un salto hacia atras del susto.
- ¡¿Qué… qué pasó?! ¿Las cuerdas se… cortaron solas?
Astrid dio un paso adelante, preocupada.
Astrid: ¿Se cayó algo? ¿O se rompieron por el uso?
Pero el Principe ya estaba alli.
Un solo movimiento.
Un solo paso.
Como una sombra protectora colocandose entre Astrid y todos los demas.
Principe: Parece que la música… ha terminado.
Su voz no era alta.
Pero resonaba con autoridad absoluta.
Como si hubiera decidido que no habria mas bailes esa noche.
Los jóvenes se quedaron inmóviles.
Algunos retrocedieron.
Otros tragaron saliva, demasiado nerviosos para acercarse de nuevo.
El muchacho de la sonrisa confiada abrió la boca para intentarlo otra vez.
- señorita Astrid..
El Principe lo miró.
Solo lo miró.
Sin magia visible.
Sin mover un dedo.
Pero su mirada era tan afilada, tan gélida, tan amenazante…
que el joven sintió cómo se le secaba la garganta y las palabras se le morian antes de salir.
- …disculpe.
Y se retiró.
Astrid no entendia nada.
Ella se llevó una mano al pecho, sorprendida.
Astrid: ¡Qué mala suerte para los músicos! ¿Cree que podra arreglarse después?
El Principe no apartó la vista de los jóvenes que aún dudaban.
Principe: No lo creo.
Astrid frunció los labios, triste por la orquesta.
El Principe bajó la mirada hacia ella, y por un instante, su voz suavizó apenas..
Principe: No te preocupes.. no necesitas mas música esta noche.
Ella sonrió, sin entender el doble significado.
Astrid: Creo que… fue un buen baile. Gracias, Principe.
Él no respondió.
La observó..
La observó respirando, iluminada por las lamparas.
La observó siendo inocente, amable, sin comprender la magnitud de su propio encanto.
La observó sin saber que él acababa de evitar que todos los hombres del salón la tocaran.
[Mientras yo esté aqui… nadie mas la sera capaz de pedirle un baile.. Nadie.]