Roselin sufrió a causa de su primer amor, por una infidelidad por parte de su pareja decide separarse de forma inmediata, sin embargo, su corazón roto no dejaba de doler, por esto decide ir a un bar y beber un poco. A causa del alcohol Roselin termina pasando la noche con un desconocido que resulta ser un atractivo CEO, está intenta ignorarlo, pero ¿Podrá resistirse a los encantos de aquel hombre tan encantador y directo?
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Amigos
Los días que siguieron después de la cena fueron realmente incómodos, Roselin evitaba a Sebastián, intentaba evitar todo contacto extra o innecesario, Sebastián comenzó a hacer lo mismo, por más que quería que Roselin lo tratara como antes ya no se podía.
Aunque el más perjudicado fue su hijo, Santiago nunca había recibido tanto cariño de otra mujer, su madre dejaba mucho que desear en ese tipo de cosas, Santiago quería pasar mucho tiempo con Roselin y no es que esta no quisiera, era más cuestión de no ir a casa de Sebastián o estar cerca de él.
Sebastián pidió que llevarán a su hijo a la empresa, de esa forma podría ver un rato a Roselin, Roselin también extrañaba al niño, no podía negar que también extrañaba pasar las noches con Sebastián, pero esto era lo que ella deseaba evitar.
Cuando Santiago vio a Roselin corrió a sus brazos y esta le dio un fuerte abrazo mientras lo cargaba.
—¡Roselin! Hace días ni te veía… nadie me leyó cuentos, mi papá lo intento, pero me gusta más cuando lo haces tú, tu voz es más dulce que la de papá.
El corazón de Roselin se estrujó, nunca quiso tener hijos, tampoco pensó en ello cuando estuvo con Tiago, pero el pequeño Santiago era tan lindo que Roselin deseaba estar con él y tener hijos. Roselin se sentía muy injusta, simplemente dejó al niño sin avisarle, el cambio debió afectar a Santiago más allá de solo sentir que la extrañaba.
Recordar a Santiago hizo que Roselin también comenzara a recordar a Sebastián, tal vez este ya había encontrado a otra mujer que llenará sus expectativas de mejor forma que ella, en el fondo Roselin se lamentaba por lo que había pasado. Pero estaba claro que sí una situación tan problemática los molestaba sin tener relación alguna, no podía siquiera imaginar la cantidad de problemas que la llegarían a molestar si llegaba a tener algo un poco más claro y serio con Sebastián. Ella no podía enamorarse de un hombre como Sebastián, además apenas estaban conociéndose.
—Lo siento, he estado muy ocupada, ¿Te gustaría ir por un helado?.
—Claro que sí, pero no sé si papá me dejará.
—Yo le preguntaré por ti, solo será decirle y ya.
Roselin fue a la oficina de Sebastián, por un segundo pareció que al verla los ojos de este se iluminaron, sin embargo, fue algo tan momentáneo que pereció un espejismo.
El rostro de Sebastián estaba serio, mucho más de lo normal, en el fondo estaba curioso por saber que quería Roselin, los últimos días evitaba siquiera entrar a su oficina, estaba inquieto, pero no quería ser una molestia para Roselin.
—Su hijo llegó, señor, me pregunta sí, ¿puedo llevar a Santiago por un helado?
—Haz lo que quieras, debes traerlo en una hora, no más.
Las palabras de Sebastián fueron tan frías que Roselin no pudo evitar sentirse mal, Sebastián nunca le había hablado de tal forma, siempre fue muy serio, pero a pesar de eso siempre uso tonos de voz amables hacia Roselin. Aunque ella no podía decir nada, fue idea suya marcar distancia entre ambos, en ese punto él solo estaba haciendo lo que ella le pidió.
—Está bien.
Roselin salió de la oficina y cargo a Santiago en sus brazos, el pequeño estaba tan feliz que se movía inquieto de un lado a otro en los brazos de Roselin, por un momento miró a Roselin temeroso de que esta se pudiera enojar.
—Tranquilo, ¿Estás feliz?
Roselin le dedico una sonrisa al niño y este estaba más que feliz, también estaba ansioso por salir con ella. Al salir de la empresa Roselin lo bajo para caminar junto a él, Santiago movía su manito mientras saltaba a la par de la caminata con Roselin.
Después de llegar a la heladería Roselin le tomo un par de fotografías a Santiago con su helado y después de comerlo, luego de comer el helado, Roselin llevó un rato a Santiago a un parque, al cabo de unos minutos de jugar Roselin volvió a la empresa.
Santiago tuvo que irse a casa, pero su despedida derritió el corazón de Roselin.
—Nos vemos después, quisiera que más tarde leyeras un cuento para mí, no tiene que ser hoy o mañana, pero si otro día.
Roselin abrazo con fuerza al niño y beso su frente, no deseaba soltarlo, pero sabía que el niño debía irse.
—Claro que sí, después lo haré, leeré muchos cuentos para ti.
Después de que Santiago se fuera, Roselin decidió ir a hablar con Sebastián, a pesar de que ya no tenían esa extraña relación ni significaba que no pudiesen ser amigos, primeramente debía disculparse por ignorarlo descaradamente. Roselin debía admitir que le gustaba la compañía de Sebastián, era una persona agradable con la que se podía hablar de cualquier tema, era muy serio en ocasiones, pero eso no incomodaba a Roselin en lo más mínimo.
Roselin tocó la puesta suavemente y espero a que Sebastián le diera permiso para entrar.
—¿Deseas algo?
—Quería hablar con usted, solo si tiene tiempo.
Sebastián soltó un largo suspiro, miro a Roselin y le contesto.
—Claro que sí, no estoy tan ocupado, ¿Qué querías decirme?
—En realidad, quería decirle sobre lo que dije después de la cena, sé que fui yo la que puso la distancia entre ambos, pero no quiero llevarme mal con usted, lamento mucho haberlo ignorado de forma tan descarada.
—No hay problema Roselin, entiendo perfectamente tu posición, admito que me molesto un poco el que me ignoraras, pero no hay mucho problema, ¿Tienes algo más para decir?
—No realmente, solo eso, no podía estar tranquila hasta después de decir eso.
Sebastián sonrió y relajo su rostro, en realidad estaba muy enojado y angustiado, pero se sintió aliviado al ver que Roselin tampoco quería seguir en malos términos.
—Podemos llevarnos bien, tal vez ser amigos.
—Estoy de acuerdo.
—Entonces… ¿Podrías llamarme Sebastián? Es extraño que me digas señor o señor CEO.
—No, sería incómodo para mí, señor está bien.
—Lo intenté.