Recuperando La Felicidad

Narra Alex

Estamos en la habitación. Ada está durmiendo y yo estoy acostado en el mueble viendo una serie de televisión. Me estoy divirtiendo mucho con la serie, hasta que escucho unos ruidos que provienen de la cama en la que está Ada. Me acerco y la veo sudando y murmurando cosas. Intento despertarla, pero no puedo, hasta que la escucho hablar nuevamente.

—Por favor, papi, no te vayas, no me dejes... —la veo y me quedo atónito mirándola. Ella sigue hablando.

—Papi, yo no tengo la culpa, yo te amo, perdóname, no quise lastimarte. Mamá me odia y no tengo idea por qué, y tampoco recuerdo qué sucedió en ese accidente... perdóname, te extraño, no me dejes, por favor... —intento despertarla, pero veo que salen lágrimas de sus ojos. No sé qué pasa, pero no me gusta verla así. Mateo tenía razón, no debo meterme con ella, y más si no estoy seguro de lo que siento.

Veo cómo abre los ojos y me mira. Esa mirada tiene dolor, y sí, conozco bien ese tipo de mirada.

—Por favor, no te vayas... —la miro y no puedo ocultar mi asombro. Me acerco a ella, le doy un abrazo y me acuesto a su lado. Sin pensarlo, me dormí.

Narra Ada

Abro los ojos y siento una mano en mi abdomen. Me volteo para ver quién es y... ¡NO PUEDE SER! Alex, ¿qué hace él aquí? De repente llegan recuerdos de lo que sucedió anoche y no... no... no, ¿qué le dije? ¿Por qué le pedí que se quedara?

Quito su mano de mi abdomen y me paro lentamente. Me dirijo al baño y le envío un mensaje a Amelia. Sé que está durmiendo, pero igual lo verá luego.

📱: Amelia, tuve algo urgente y necesito irme antes de lo previsto. Nos vemos en la ciudad. Te quiero, espero que hayas disfrutado.

Me cepillo y me echo agua en la cara. Luego salgo, cojo mi mochila y me dirijo hacia la salida del hotel. Pido un taxi para ir a la terminal de autobuses. Llego y me subo al autobús.

Tres horas después

Fue un viaje muy largo, estoy muy cansada. Voy llegando a casa cuando escucho a mi mamá hablando.

—¿Dónde está esta estúpida? —escucho a mi madre gritar. Tomo una bocanada de aire y entro a la casa.

—¿Dónde estabas? ¿O es que se te olvidó que tienes deberes? Me retrasaste con la plata que me tienes que dar por permitirte vivir en mi casa. —Me pega una cachetada y agacho la cabeza, siento cómo corre una lágrima por mi cara. Saco unos billetes de mi mochila y se los entrego. Sin más, ella se voltea y se va dejándome sola en la sala. Después de recuperarme, subo las escaleras, me doy un baño, reviso mi celular y veo que tengo un mensaje de un número desconocido.

Desconocido

📱: Hola Ada, tú no me conoces, pero tengo algo muy importante que hablar contigo. Se trata de tu padre.

Me quedo pensando en quién será y por qué tiene mi número...