Sinopsis: Camila es una apasionada estudiante de arte que decide participar en un programa de voluntariado en un hospital, buscando dar un sentido más profundo a su vida y su arte. Allí conoce a Gabriel, un joven carismático que enfrenta una dura batalla contra el cáncer. A pesar de la gravedad de su situación, Gabriel irradia una energía contagiosa que transforma el entorno del hospital.
A medida que Camila y Gabriel pasan tiempo juntos, su amistad florece. Camila descubre que el arte puede ser una poderosa herramienta de sanación, mientras que Gabriel encuentra en ella una fuente de inspiración y alegría. Juntos, crean un mundo de colores y risas en medio de la adversidad, compartiendo sueños, miedos y momentos de vulnerabilidad.
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Un paseo para olvidar
Camila miró hacia el fondo del salón y vio a su mejor amiga, Amanda, que a pesar de estar allí, parecía distante.
Ambas habían estado un poco distanciadas en los últimos días, y Camila se sentía culpable por toda la situación que las llevó hasta allí. Amanda siempre había sido su apoyo incondicional, pero la reciente pelea entre ella y Santiago, había creado una tensión palpable entre las tres partes. Camila sabía que debía hablar con Amanda, pero ella la evitaba y no respondía a sus mensajes.
De repente, su teléfono vibró en la mesa. Era un mensaje de Amanda. Con el corazón latiendo un poco más rápido, Camila abrió la conversación.
Amanda [Lo siento por no hablarte estos días. Te extraño. Ha sido difícil no tenerte cerca.]
Un nudo se formó en el estómago de Camila. Tomó un momento para responder, eligiendo cuidadosamente sus palabras. No quería que Amanda sintiera que no era seguro y la alejara de nuevo.
Camila [Entiendo, Amanda. Me siento igual. Sé que la situación con Santiago es complicada. Debería haberme puesto de acuerdo contigo antes de aceptar que nos llevará a la universidad…]
En el fondo del salón, Amanda miró su teléfono, sintiéndose un poco más aliviada al saber que Camila también la extrañaba.
Amanda [Es que me sentía tan atrapada, Cami. No solo por la pelea, sino por la presión de todo lo que sucedía con su familia.]
Camila [Lo sé. Santiago no tiene la culpa de cómo actúa su familia, pero tu salud mental es lo más importante. Si necesitas hablar, aquí estoy.]
Amanda [Gracias, Camila. ¿Te gustaría salir a comer después de clases? Creo que necesito un poco de tiempo contigo.]
Camila [¡Claro! Vamos a comer y también necesito hablar contigo.]
Camila guardó su teléfono, sintiendo una chispa de esperanza. Quizás hoy podría ser el día en que las cosas comenzarán a mejorar.
Después de una larga espera, finalmente llegó la hora del almuerzo. Camila se encontró con Amanda en la entrada del campus, y ambas se dirigieron a su restaurante favorito. A medida que caminaban, el aire fresco del exterior les dio un respiro. Camila notó que Amanda tenía una expresión tensa, y cuando se sentaron, decidió romper el hielo.
—¿Cómo te sientes realmente? —preguntó Camila, mirándola a los ojos.
Amanda suspiró, tomando un sorbo de su bebida. —Ayer terminé con Santiago.
Camila sintió que su corazón se hundía. —Oh, Amanda… ¿estás bien?.
—No estoy segura. La paciencia que me pedía para su familia nunca se dio, no podía ignorar sus abusos. Estuvimos en un evento justo ayer, me humillaron frente a todos. Su hermana llevó a sus amigas y me convertí en comidilla. Fue tan doloroso.]
Camila sintió la ira burbujear dentro de ella, pero mantuvo la calma. —Eso no es justo. Nadie debería hacerte sentir mal. Tu valor no depende de lo que otros piensen. Cuál fue la reacción de él.
—Lo entendió. Sintió mucha frustración al ver toda la situación, él no tiene culpa de lo que hace su familia, pero mi salud mental es más importante. No podía seguir así, aunque me duele el corazón en este momento.
Amanda se pasó una mano por el cabello, sus ojos brillando con lágrimas que se resistían a caer. Camila extendió su mano y la apretó con fuerza, brindándole apoyo.
—Es normal sentirte así. Esta es una transición difícil, pero estoy aquí para ti.
Amanda sonrió débilmente. —Gracias, Camila. Me duele, pero sé que es lo mejor para mí.
Camila sabía que Amanda era muy fuerte y su espíritu no se doblega tan fácilmente. Después de comer, decidieron ir al departamento de Amanda apartamento.
Cuando llegaron, Amanda se dejó caer en el sofá. Camila se sentó a su lado, observando cómo su amiga miraba al vacío.
—¿Quieres que me quede contigo esta noche? —preguntó Camila, sintiendo que eso podría ayudar.
Amanda asintió. —Sí, me gustaría. Necesito compañía.
Ambas se acomodaron en el sofá, después de darse una ducha y Camila encendió una película, pero su mente seguía dando vueltas a la situación.
—¿Y si vamos a la playa mañana? —sugirió de repente Camila. —Podríamos pasar el día juntas, respirar aire fresco y relajarnos. Día de chicas.
Amanda levantó la vista, pareciendo más animada. —Eso suena bien.
—Perfecto. Solo tú y yo, nada de drama, solo un momento de relajación. Camila sabía que las cosas mejorarían. Las dos amigas se acurrucaron en el sofá, y la calidez de su amistad las envolvió como un abrazo.
Al día siguiente, el sol brillaba radiante, y ambas se prepararon para su día en la playa. Camila se puso un vestido ligero y unos zapatos cómodos, mientras Amanda eligió un traje de baño y una camiseta. Ambas se subieron al auto de Amanda y emprendieron su camino.
—¡Listas para la aventura! —exclamó Camila, tomando la mano de Amanda mientras está afirmaba.
Cuando llegaron a la playa, después de un viaje de tres horas. El sonido de las olas rompiendo contra la orilla las recibió. Camila sintió la arena caliente bajo sus pies y una sonrisa se dibujó en su rostro.
—Mira, el mar nos está esperando —dijo, corriendo hacia la orilla. Amanda la siguió, riendo.
El día transcurrió con ellas nadando, construyendo castillos de arena y riendo como si no hubiera un mañana. Cada ola que las abrazaba parecía llevarse un poco de la tristeza de Amanda, y ver la sonrisa en su rostro hizo que el corazón de Camila se llenará de alegría.
Mientras el sol comenzaba a ponerse, las dos amigas se sentaron en la arena, observando el horizonte. Amanda, aún con una sonrisa, se volvió hacia Camila.
—Gracias por estar aquí, Camila. Esto significa mucho para mí.
—Siempre estaré aquí para ti, Amanda. No importa lo que pase, somos un equipo.
Ambas miraron el ocaso. Camila abrazó a su amiga, quería quitarle todo el dolor y llevarlo ella, aunque sabía que esto era imposible necesitaba hacerle saber a Amanda lo querida y amada que era. Iba hacer difícil, pero iba a estar para ella siempre. Y así, mientras el sol se ocultaba en el horizonte, las dos amigas supieron que venir a la playa había sido la mejor decisión que tomaron.