Luego de ser traicionada por su mejor amiga y su prometido, Bella busca la manera de vengarse de las personas que una vez quiso como a su propia familia.
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capítulo 21
Bella...
Esa noche tuve un sueño más que vivido, fue tan real que al despertar en la mañana mi respiración aun estaba agitada.
En me había visto en un jardín hermoso y verde, rodeado de naturaleza, sentada en el césped con un hermoso vestido floreado y un gran vientre de embarazo, dos manos rodeaban mi barriga y a la misma vez acariciaba mi panza. Pronto dos niños pelinegros corrieron en mi dirección y con una gran sonrisa en sus labios me llamaban mami. Asustada por esa hermosa sensación que estaba sintiendo mi pecho me desperté y al mirar por la ventana vi que ya había amanecido. Me levante de la cama y luego de prepararme me dirigí hacia la cocina para tomar algo de jugo.
Cuando llegue toda mi familia estaba sentada desayunando como si nada hubiera pasado el día anterior. Saludé a todos y me dispuse a tomar asiento junto con ellos.
Veo que mi abuelo me mira sereno y pregunta.
— ¿Cómo te encuentras hoy hija?
—Bien abuelo.
— Que bueno por favor desayuna liviano, hoy iremos a ver a un obstetra que me recomendó el doctor Gabriel.
Levante la mirada y al ver como todos me miraban dije.
— Abuelo no quiero...
— Isabela, mientras más retrasamos esto será peor. Solo quiero saber como estás tu salud y si es seguro realizar... ese procedimiento que mencionaste ayer.
Veo como la mesa se vuelve a silenciar y luego de desayunar, el abuelo y yo nos dirigimos a la clínica.
Luego de unos treinta minutos habíamos llegado al consultorio y una vez fuimos llamados el abuelo ingreso conmigo. La doctora fue muy amable en todo momento me hizo algunas preguntas y luego de anotar varias cosas en su libreta me indico pasar a la camilla para realizarme una ecografia.
Luego de poner el gel frío en mi vientre comenzó a mover el ultra sonido por mi panza y aun sin poder voltear a ver la pantalla, la doctora comenzó a hablar nuevamente.
— Muy bien... aquí tenemos a uno de los bebes, pude ver ese puntito allí que parpadea... ese es su corazón. —Mi abuelo tomo mi mano y yo empecé a prestar más atención cuando dijo uno de los bebés.– Y aquí esta el otro... esta entrado a las doce semanas de embarazo y por lo que veo el tamaño y su peso están bien...
Veo como mi abuelo mira emocionado a la doctora y dice sin ocultar su emoción.
— ¿Esta diciendo que son dos?
— Eso mismo señor Mussicardi, Felicidades, su nieta espera gemelos.
No pude procesar toda esa información y sentándome rápidamente, empecé a respirar con dificultad.
— Creo que me falta el aire...
La doctora al ver mi estado tomo una bolsa de papel, de una de sus gavetas y entregándomela me indico que respirara ahí dentro.
Empecé a respirar dentro de la bolsa y al ver que mi ansiedad se calmaba y que podía empezar a respirar con normalidad, la doctora preguntó.
— ¿Ha tenido este tipo de episodios anteriormente?
Mire a mi abuelo y asentí.
— Sí, cuando era niña solía tener ataques de pánico. Hacía mucho que no los experimentaba, creo que todo esto está alterando todo mi cuerpo.
Veo como la doctora me mira y dice.
— Ya veo, muy bien voy a ser sincera con usted. Debe cuidar su salud, aún no ha pasado la fase de riesgo y al ser también un embarazo múltiples puede que presente algunas complicaciones si no cuida de usted primero. Le daré la tarjeta de un psicólogo que podrá ayudarla con sus repentinos ataques de ansiedad y mientras que venga con regularidad y tome los suplementos qué le indico, no creo que tengamos ningún problema.
Usted y sus bebés estarán muy bien, tal vez la maternidad le asuste un poco pero le aseguro que es una de las etapas más lindas de la vida.
La paz y la sinceridad con la que me hablaba la doctora hicieron que mis nervios se tranquilizaran. Pronto nos dejo a solas con el abuelo, para que yo pudiera calmarme antes de salir y mi abuelo mencionó.
— Isabela se que es... duro lo que voy a preguntar pero si quieres puedo preguntarle a la doctora si es posible realizar...
— No...— Dije con la voz quebrada y pronto las lagrimas comenzaron a brotar.— No voy a poder hacerles eso... ya oíste a la doctora abuelo son dos...
Veo como mi abuelo me envuelve en sus brazos nuevamente y con una sonrisa en sus labios dice.
— Sí oí hija, tal vez no llegan en el momento indicado, pero te apuesto que cuando tengas a esos niños es tus brazos no habrá nada en este mundo que pueda comparar la felicidad que te darán esos bebés.
Me quede en sus brazos por un momento más y luego salimos de la clínica para ir a comprar los suplementos y algunas cosas más que la doctora había recomendado. Antes de regresar decidí pasar por el estudio para tomar algunas cosas y el abuelo había quedado en enviar por otras más tarde.
Al regresar me sorprendió ver a todos aun allí, ya que ellos solo estaban en la casa por la noche, puesto que sus asuntos siempre los tenían ocupados. Al ver que todos estaban a espera de noticias mire al abuelo y este levantando sus mano dijo.
— Yo no les dije nada.
Marco se acercó a mí y tomando lo que tenía en mis manos, casual preguntó.
— ¿Y hermana como te fue en la clínica?
— Bien... no tienen que actuar así. Tomen asiento qué tengo algo que mostrarles.
Dije para luego tomar mi computadora y abriendo el correo donde me había enviado el archivo de video de la ecografía, se los mostré a todo a espera de sus preguntas.
El primero en preguntar fue Estéfano que al no entender que era lo que estaba viendo dijo.
— ¿Qué son esas dos manchas Bella?
— ¿De qué manchas hablas idiota? Yo no distingo nada, solo veo como algo titila...
Pronto mi padre al entender lo que significa dijo.
— ¿Eso quiere decir que son dos?
— ¿Dos? — Dijieron mis primos más que sorprendidos.
Asiento con una sonrisa por ver la emoción en su cara, veo como levantándose de su asiento me abraza y aprieta contra su pecho.
— Hija no tienes de que preocuparte, yo voy a estar para apoyarte a ti y amis nietos...
Pronto los abrazos no se hacen esperar y Marco al acercarse a mí dice.
— Entonces ya tomaste la decisión...
— Sí, espero no estar equivocándome con esto.
Marco acorta la distancia y tomándome en sus brazos dice.
— Yo voy a estar para apoyarte en lo que necesites Bella. Y no tienes que temer sé que tú serás una gran madre...
Sonreí por sus palabras y luego de un almuerzo en familia todo mundo se dirigió a seguir con su trabajo. No esperaba que mi familia tomara la llegada de estos bebés mejor de lo que yo lo había tomado, pero me alegraba saber que podía contar con cada uno de ellos aun cuando, mi vida entera se está poniendo de cabeza.