Melisa, es la chica que muere inculpada por la villana, pero ahora que he reencarnado en ella, sobreviviré.
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capítulo -18 intentos desesperados
Cristal llego a la residencia de la princesa y solicito verla, cuando le dieron permiso, hizo lo mismo que con Liam, se acerco mostrándose triste y a punto de llorar, pero hace una reverencia ante Silvia.
- buen día princesa, finalmente tengo la oportunidad de saludarla.
- ¿tú eres? ¿Quien te permitió entrar?
- mil disculpas, soy Cristal Ruzek, la prometida del príncipe.
- claro, esa ¿que desea? Porque no recuerdo haberla invitado.
Cristal aprieta las manos en su vestido, pues nota la hostilidad de la princesa hacia ella.
- supe que estaba aquí y quería saludarla, ya que en un futuro seremos como hermanas.
- ¿hermanas? No se de que hables, solo seras la esposa de mi hermano, es todo.
- pero a mi me gustaría que nos llevasemos bien, nos veremos más seguido cuando yo viva en el palacio.
Cristal se acerca y esta por tomar asiento cuando Dalia se interpone para que no se acerque más a la silla. Cristal la mira con enojo, pues la reconoce, ya que en una ocasión la vio hablando tan amistosamente con Liam.
- ¿que haces? Quita de mi camino, sirvienta.
- la princesa no le ha permitido sentarse.
Cristal la aparta empujandola hacia un lado y se sienta.
- ¿que? Haste a un lado. Princesa, su doncella necesita más educación.
- la que necesito educación es usted, porque en ningún momento la invite a sentarse.
Silvia mira a Cristal con molestia, así que Cristal deja salir un par de lágrimas.
- me disculpo, fui un poco imprudente, pero es que estoy muy preocupada por todo lo que pasa en mi casa.
Dalia solo rueda los ojos pero se va a parar tras Silvia, la cual no reacciona, ni muestra interés en lo que dice Cristal.
- aún así, cuide sus modales.
- disculpeme, lo tendré en cuenta la próxima vez. No es mi intensión lucir tan lamentable.
- entonces no lo haga, sus problemas familiares no son de mi interés.
- pero princesa, es que tengo miedo que les afecte también, ya que seré parte de la familia real. Me preocupa el tener una hermana promiscua que lleva a hombres diferentes a casa.
- ¿que dice? Usted no puede decir eso de la señorita Melisa, ella es una buena persona.
Dalia se acercó un poco, no va dejar que nadie venga a hablar mal de Melisa y menos calumniarla.
- ¿y tú porque te metes? no eres más que una sirvienta. Respeta.
- y usted respete a Dalia, ella es más que una simple doncella, es amiga de la señorita Melisa.
- ¿que? Tan bajo cae mi hermana como para ser amiga de una sirvienta. Que vergüenza.
- ¿entonces yo también doy vergüenza? Porque Dalia también es mi amiga.
- princesa, una sirvienta no puede ser su amiga, hay de estatus a estatus. Pero si así la considera, tenga cuidado, podría ser igual a mi hermana Melisa, porque esta sirvienta se la pasa coqueteando con el príncipe, con mi prometido.
Silvia ríe por las palabras de Cristal, por más que esa rubia quiera lucir inocente y dulce, no puede, menos con ese veneno que está soltando.
- al menos a ella, es mi hermano quien la busca, no como usted, que esta ciega y no ve que mi hermano siente repulsión al verla.
Cristal se pone de pié golpeando la mesa.
- no voy a permitir que me insulte así, su alteza me adora, voy a hacerle saber lo groseras que han sido conmigo.
- a él no le va importar. Si no me cree, analicé todo, no es casualidad que siempre que usted viene, el debe ir a atender algo urgente. Eso hizo ahora ¿no?
Silvia mantiene su sonrisa, mientras que Cristal, se queda en silencio por un momento, para finalmente salir corriendo de ese lugar, es mentira, esa princesa solo quiere hacerla dudar, el príncipe la adora y se casarán el próximo año, eso es un hecho.
- que mujer tan desagradable, venir y querer dejar mal a su hermana ante nosotras.
- por eso le dije todo eso, Dalia, averigua sobre lo que dijo, sinceramente no creo que sea verdad, mi tío no puede equivocarse al elegir a la señorita Melisa.
- la señorita Melisa, jamás haría algo así, puedo notar, que todo lo dijo con el afán de hacer maldad.
Cristal regreso a la mansión y lo primero que hizo fue ir a decirle a la Duquesa lo que paso, de como la princesa la trato mal, incluso como insinuó que el príncipe no la quiere.
- tonterías, el príncipe esta encantado contigo. Pero con lo que esta pasando, debemos hacer algo.
- ¿que quiere decir madre? Obviamente mi padre no creerá nada, se sabrá que Melisa le tendió una trampa.
- por supuesto, pero, debemos apresurar tu boda, no podemos confiarnos.
- pero, no puedo hacer eso, no puedo presionar a su alteza.
- claro que puedes, debes seducirlo, consigue embarazarte de su hijo y así, no habrá escapatoria.
- madre...pero un bebé...no, no quiero.
- tranquila, no tendrás que cuidarlo, para eso tendrás nanas.
- de acuerdo, lo haré, encontraré una excusa para quedarme en el palacio y conseguiré pasar la noche con él.
La Duquesa abraza a su hija, esta segura que el príncipe no se resistirá a ella, de ese modo, para cuando el Duque regrese, Cristal ya será parte de la familia real y nadie podrá hacerles nada, si Melisa las acusa de algo, al ser Cristal la princesa heredera, hasta el emperador va intervenir en contra de Melisa.
Melisa no esperaba que Corad la mandará a buscar ese día, pero acepto gustosa ir, pues no tenia ganas de estar en esa casa, sabiendo que sería molestada por la Duquesa. El carruaje tardo un poco, pero finalmente llegó a la misma mansión donde se habían visto hace un par de noches, al bajar, Corad ya la esperaba, ambos pasan a la residencia dirigiéndose a la sala que se encontraba en el segundo piso.
- espero que mañana no haya visitas como aquel día.
- para nada, esta vez me asegure de que nadie viniese.
- realmente me sorprendi ese día, estoy segura que los tres saben perfectamente lo que hicimos.
- aún si lo saben, no tendrían porque decir nada o quejarse, ambos somos adultos y no te obligue a nada.
- cierto, mientras no haya chismes, todo bien, aunque conociendo esta sociedad, estoy segura que nadie se querrá casar conmigo porque no soy una chica pura.
Melisa se desliza en el sofá hasta que apoya su cabeza sobre el respaldo de este.
- estás pensando en casarte con otro que no sea yo...
- tal v...¿eh?
Melisa se levanta de golpe mirando sorprendida a Corad y este se queda callada por lo que ha dicho, realmente no esperaba decir algo así, pero le molesto el hecho de saber que Melisa se casaría con otro hombre. Melisa sonríe ladina.
- eeeh~ acaso esta pensando en casarse conmigo...
- nunca dije que no fuese posible, simplemente, que apenas nos estamos conociendo.
- si, pero nunca dijo que con intenciones de un futuro matrimonio.
- entonces si digo que tengo esas intenciones ¿que dirías?
Melisa sonríe y se levanta solo para colocarse sobre el regazo de Conrad, mientras este se mantiene en silencio.
- diría que sí, no tengo porque oponerme cuando la propuesta viene del hombre con quien he compartido dos noches increíbles.
- ¿dos? Créeme que no serán las únicas.
Conrad la sostiene de la cintura y se pone de pié, para llevarla a la alcoba, de ninguna manera la dejara volver esa noche a casa. Ya era madrugada, Melisa estaba recostada en la cama, con Conrad a su lado, el chico sujetaba un mechón de su cabello, jugando con el, entre sus dedos.
- luces preocupada ¿te ha pasado algo?
- pues...supongo que no tiene nada de malo decirte. Mi madre quiso casarme con un viejo, incluso intento que yo durmiera con él, le puso drogas a mi té, pero le volteé todo, hice que todos vieran como se manoseaba con ese viejo, pero, me preocupa el que mi padre no me crea.
Conrad se acerca más a ella y la abraza contra su pecho.
- lo hará, haré lo que sea para ayudarte, por eso, por ahora quédate en esta casa, hasta que tu padre regrese.
- no estaría mal la idea, pero, seguramente la Duquesa le va inventar algo del porque no estuve casa, ya la escuche diciendo: te lo dije, ella debe estar revolcándose con un hombre...aunque es parte es cierto.
Conrad ríe ante lo último, parece que Melisa no puede ser cien por ciento sería en ninguna situación.
- entonces yo le diré porque huiste. Tengo un buen estatus, ni tu padre, ni tu madre, podrán negarse ante mi.
- ooooh~ así que eres importante. Un Archiduque ¿quizás?
- quizás, ya lo sabrás pronto. Ahora, hay que dormir.
Tiro de la sábana para cubrirse ambos sin dejar de abrazar a Melisa, es agradable dormir acurrucado a ella.
gracias por compartir la historia ☺️