La Gordita Será Mi Reina

"Tu esfuerzo diario es tu éxito mañana".

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Las luces del gran salón del palacio brillaban como estrellas. Los candelabros de cristal arrojaban destellos dorados sobre los manteles blancos, y el aire estaba impregnado del aroma a flores frescas, vino tinto y pan recién horneado.

Esa noche no había títulos ni protocolos, solo una familia celebrando la paz.

En el extremo de la gran mesa, Adrick alzó su copa.

Esta cena no es solo una tradición, es un agradecimiento. Por los que permanecieron, por los que creyeron, y por los que amamos.

Sus ojos se posaron en Isayel, quien sonrió con dulzura, los mellizos estaban sentados con los demás niños escuchando las historias que les contaban sus niñeras, cerca del gran ventanal.

Isabella soltó una risita.

Y pensar que todo comenzó en un bar en mi querida tierra recordó. Mirando a Alexander, quien correspondió a su mirada con el mismo amor.

Kira, que estaba a su lado, levantó una ceja divertida.

Y con un príncipe testarudo que juraba que nadie lo tocaría jamás.

Aimara intervino, riendo:

Creo que deberíamos de hacer una novela con nuestras historias.

Las risas llenaron el salón. Hasta Alekséi, que rara vez hablaba, sonrió mientras brindaba en silencio. A su lado, sus hijos y sus prometidas conversaban con soltura; y su bella paloma hemosa como siempre, ahora todos mezclados como la gran familia que eran.

Amir: quiero ofrecer este brindis, mirando a Carolina y sus hijos, por nuestra gran familia, porque eso somos.

Amón: así es hermano mirando a sus hijas al lado de los hombres que eligieron.

Patricia como siempre a su lado.

Los mundos que una vez parecieron imposibles de unir, ahora compartían como una sola.

Más tarde, cuando los postres llegaron, Kira se levantó con elegancia.

Quiero hacer un brindis. Todos guardaron silencio.

Por nuestros hijos, por su amor y por el legado que construimos, que siga en ellos por muchas generaciones más. Pero también… su mirada se volvió más seria, por la lealtad. Porque el poder no vale nada sin ella.

Sus palabras resonaron.

Algunos se miraron en silencio, comprendiendo el mensaje oculto.

No todos los aliados eran tan puros como aparentaban.

Mientras tanto, Isayel conversaba con sus primas de corazón, riendo entre anécdotas de infancia.

¿Recuerdas cuando escondimos los zapatos de la institutriz para no tener clase? preguntó una de ellas.

¡Y terminamos corriendo descalzas bajo la lluvia! añadió otra, soltando carcajadas.

Adrick las observaba desde lejos, fascinado por la naturalidad con la que su esposa se desenvolvía. En ella no había soberbia, sino esa calidez que hacía que todos se sintieran en casa.

No hay duda murmuró Aimara a su hermano Angel, nació para ser reina.

Al caer la noche, las parejas salieron a los jardines iluminados.

Los niños dormían, la música era suave, y el viento traía el aroma del jazmín.

Isayel se apoyó en el hombro de su esposo.

¿Crees que podamos tener paz por un tiempo?

Adrick besó su frente.

Mientras estemos juntos, sí. Pero sabes que la calma no dura para siempre.

Ella lo miró con picardía.

Entonces disfrutemos de cada segundo antes de que empiece la próxima tormenta.

Desde una ventana del ala norte, una figura observaba la escena con un leve brillo en los ojos.

Nadie la notó.

Solo el eco de unos pasos que se perdieron en los pasillos del palacio.

👑 un mes después

El amanecer bañaba los jardines del palacio con una luz dorada.

Los pájaros cantaban sus hermosas melodías, los rosales estaban florecidos y el aire tenía ese aroma dulce que solo aparece en los días de calma.

Parecía que el mundo, por fin, se había detenido para permitirles respirar.

🌸

En la habitación de los niños Isayel reía mientras los mellizos chapoteaban en una tina de agua tibia.

¡Amor, ven a ayudarme antes de que conviertan esto en una piscina! gritó divertida.

El apareció con una toalla en mano y una sonrisa traviesa.

Yo me encargo del comandante dijo, levantando al pequeño que se negaba a soltar su patito de ule.

Y yo de la princesa respondió ella, secando a la niña que parecía su viva imagen.

Por un instante, el tiempo se detuvo:

El futuro estaba en brazos de los reyes del trono, la risa de Isayel llenando la habitación, y el corazón de Adrick latiendo en completa paz.

* ¡Amor me prometiste que te tomarías un descanso, besándole la mejilla!

Y lo estoy haciendo respondió él con picardía, estoy disfrutando de mi reinado familiar.

☕

En los jardines, Kira, Aimara e Isabella compartían una mesa repleta de dulces, té y confidencias.

Es curioso dijo Kira, pasamos media vida preparándolo para gobernar… y ahora que lo veo, parece más feliz bañando bebés que firmando decretos.

Aimara sonrió con ternura.

Porque esa es la verdadera realeza, Kira. La que no necesita coronas para tener poder.

Isabella levantó su taza.

Y hablando de poder… he notado algo raro. Uno de los guardias nuevos no pertenece a la guardia real original. Su acento no es británico.

Kira arqueó una ceja.

¿Estás segura?

Mamá siempre lo está, intervino Aimara con una risa nerviosa. Más vale revisar.

Kira asintió.

Lo haré. Pero por ahora, disfrutemos del café. Si el peligro acecha, que al menos nos encuentre maquilladas.

Las tres estallaron en risas.

Esa noche, Kira se reunió con Arthur, en el despacho privado.

La luz de la chimenea dibujaba sombras sobre sus rostros.

Demetrio me envió esta carpeta, amor colocándola sobre la mesa.

¿Qué ha descubierto? mi reina.

Movimientos extraños en las cuentas de una fundación que desapareció justo cuando Marcus fue arrestado.

Kira entrecerró los ojos.

¿Bárbara no puede ser ? ella está presa

Arthur: o alguien que la protege, con esa voz grave que helaba la sangre.

kira: es tu primo amor estoy segura, aunque no encontramos nada de él. tu y yo sabemos la verdad.

Sabía que no había terminado.

Arthur acarició su mejilla.

Tranquila, mi amor, no volverá a tocar a nuestra familia.

💝

En su despacho, Adrick revisaba documentos cuando un sirviente llamó a la puerta.

Alteza, llegó un sobre urgente sin remitente.

Adrian lo tomó. El papel era grueso, elegante… pero el sello no pertenecía a ningún amigo conocido.

Lo rompió y leyó en silencio.

Sus ojos cambiaron.

De la calma a la tensión.

De la sonrisa a la sospecha.

Isayel entró en ese momento.

¿Todo bien, amor?

Él dobló la carta con cuidado.

Sí, mi reina… solo asuntos del pasado que creí cerrados.

Ella lo miró con esa mezcla de ternura e intuición que siempre tenía.

Entonces no te preocupes, el pasado no puede tocarnos si seguimos juntos.

Pero cuando ella salió, Adrick volvió a mirar el papel.

Y ahí, en letras firmes y elegantes, una sola frase lo dejó helado:

* Nada termina hasta que la corona cambie de manos.

Adrick alzó la vista hacia la ventana, donde la luna brillaba alta.

En el jardín, una sombra se movía… demasiado rápido para ser del viento.

Pronto sería el cumpleaños número cinco del pequeño Demetrio Petrov en Rusia se llevará a cabo una fiesta inolvidable.

Pero la última palabra la tenía una mujer que no se daba por vencida.

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Espero que estén disfrutando de esta novela si es así no olviden apoyar mi trabajo con sus 👍✍💌🎁

Bendiciones para tod@s ustedes y sus familias 👪 🙏 🙌 😊