Grei Villalobos, una atractiva colombiana de 19 años, destaca por su inteligencia y un espíritu rebelde que la impulsa a actuar según sus deseos, sin considerar las consecuencias. Decidida a mudarse a Italia para vivir de forma independiente, busca mantener un estilo de vida lleno de lujos y excesos. Para lograrlo, recurre a robar a hombres adinerados en las discotecas, cautivándolos con su belleza y sus sensual baile. Sin embargo, ignora que uno de estos hombres la guiará hacia un mundo de perdición y sumisión.
NovelToon tiene autorización de Daniella cantillo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 4 Italia 2/2
Matteo Vannecelli
...****************...
Al detener el auto, mi amiga se acercó a mí con una leve sonrisa y me dio un beso en los labios.
—¿Vendrás a recogerme? —me preguntó, mientras colocaba su mano sobre mi pierna.
La tomé de la nuca y la atraía hacia mí, dándole un beso apasionado en los labios. Nos separamos por falta de aire.
—No te prometo nada, intentaré buscarte o nos encontramos en mi apartamento.
—Está bien —respondió, esbozando una sonrisa mientras se bajaba del auto.
La observé salir y entrar a la universidad. Se veía hermosa; aunque llevábamos meses teniendo relaciones, no sentía nada por ella. Fui claro en decirle que no esperaba nada más de nuestra relación. Continué conduciendo cuando noté a una chica cruzar la calle sin mirar. Frené rápidamente, pero aun así la golpeé.
Bajé del auto preocupado, preguntándole cómo estaba y si se había lastimado. Su respuesta, en español y con un marcado acento colombiano, me emocionó al instante. Me sorprendió su rostro hermoso; era alguien que había visto antes, en mis sueños. Entendía perfectamente el español, pero había palabras que no comprendía del todo. Sin embargo, su tono de voz dejaba claro que estaba molesta, y sentí que estaba insultándome, a punto de sentir que me mataría. Pasé la mano por mi cuello, incómodo. ¿Realmente cree que no entiendo español? Quisiera que me explicara qué significaban torombolo y hijueputa.al decirme la palabra 'maldito'. Apuesto a que no estaba diciéndome que soy lindo. Cuando la vi alejarse, observé con detenimiento su cuerpo; tenía un hermoso trasero redondo y grande, y su cabello oscuro caía hasta bajo de su espalda. Así que estudia aquí. Necesitaba saber todo sobre esa colombiana.Salí de la universidad y me detuve en una esquina, esperando media hora. Cuando la vi salir, la seguí desde lejos para que no se diera cuenta. Al final, se detuvo en un restaurante y la vi hablar por teléfono, sonriendo alegremente. ¿Con quién estaría hablando? ¿A caso un novio o un familiar? Tras un tiempo, tomó un taxi, y al seguirla me di cuenta de que estaba buscando un lugar donde vivir. No podía dejar de seguirla; me encantaba observarla. Necesitaba entender por qué con ella tenía esos sueños tan intensos, donde ella era mi sumisa. Desde adolescente había soñado con ella. No entendía por qué nunca la había visto antes. Parecía ser más joven que yo; le calculaba entre 18 y 20 años, mientras que yo tengo 25.
En ese momento, vi que mi hermano Dylan me llamaba.
—¿Dónde estás? ¡Papá está preguntando por ti!
—Dile que estoy muy ocupado en este momento y que luego lo veré.
Colgué al observar cómo la colombiana salía del edificio. La vi sonreír y mirar al cielo, hablando sola. Arqueó una ceja; ¿con quién estaba hablando? ¿Acaso estaba mal de la cabeza? La vi subirse a otro taxi y yo la seguí. Minutos después, se bajó en un hotel.
Así que aquí es donde te hospedas. Bajé del auto y entré al hotel, viéndola dirigirse hacia el ascensor. Me acerqué a la recepcionista.
—Buenas tardes, señorita.
—Buenas tardes —dijo, ruborizada y algo nerviosa.
—¿Podrías decirme cómo se llama la colombiana que acaba de entrar al ascensor y en qué habitación está?
—Lo siento, pero no puedo proporcionar ese tipo de información —respondió.
—Entiendo, señorita, pero, ¿podría hacer una excepción por mí? Se nota que, además de ser muy linda, también tiene un buen corazón. Esa colombiana estudiará conmigo, y mi amigo está enamorado de ella; me envió para averiguar su nombre —le sonreí.
Ella se sonrojó y comenzó a teclear en su computadora.
—No debería hacer esto, pero haré una pequeña excepción contigo. Se llama Grei Villalobos Mendoza.
—Eres divina, gracias —le sonreí, alejándome rápidamente para llamar a Elios.
—Hola Elios, necesito tu ayuda con los datos de Grei Villalobos Mendoza. Los necesito lo más pronto posible.
—¿Ustedes piensan que yo no tengo nada que hacer? ¿Me llaman solo para investigar a alguien sin preguntar si estoy bien? ¿Creen que soy su asistente? —dijo, irritado.
—¿Elios, amaneciste de malas? Solo necesito ese favor. Si no puedes, le diré a Gino que él me ayudaría.
—Te ayudaré, pero primero dime quién es esa chica —me preguntó con curiosidad.
—Es una chica que acabo de conocer y me intriga —respondí en tono tranquilo.
Él guardó silencio unos segundos.
—Así que la chica es colombiana, como tanto te gusta. Ya veo por qué te intriga. —me dijo con tono de picardía.—Tiene 19 años, cumplió el 30 de enero. Es de Santa Marta, Colombia, costeña. Sus padres son millonarios, reconocidos empresarios en la costa. Tiene dos hermanos. —Se quedó en silencio un momento y luego agregó—. La colombiana ha estado en varias portadas de periódicos porque es problemática. Hace unos días estuvo en la comisaría por exceso de velocidad al intentar huir de la policía.
—Así que mi colombiana es tremenda, no importa, me gusta y me aseguraré de que se comporte. Gracias, Helios.
—¿Gracias? No, Matteo, eso no será gratis; necesitaré que me prestes algunos de tus juguetes.
—Sabía que no sería gratis. Está bien, mañana pasa por ellos —le respondí con tranquilidad.
Colgué la llamada y conducí hacia la mansión de mi padre. Al llegar, él comenzó a regañarme por no contestar el teléfono. Mis hermanos estaban a mi lado. Minutos después llegó mi hermana Luna, quien nos saludó y se acercó a mi padre, quien comenzó a consentirla. Ella es la luz de los ojos de nuestro padre, así como de todos nosotros. Se despidió y subió a su habitación. Mi padre me informó que debo viajar para revisar personalmente los envíos de droga y que me iría con mis hermanos. Asentí; partiría en dos días. Al salir de allí, llamé a Maximiliano, mi mano derecha, dándole la orden de que tuviera todo listo, ya que viajaría en dos días. Observé cómo los gemelos salían con mi hermana dirigiéndose hacia el auto.
—¿Y ustedes tres, a dónde van?
—Iremos a tomar algo —dijo Dylan.
—Luna, ya es tarde; deberías quedarte en casa.
—Matteo, ya soy grande —me respondió, irritada.
—Sigues siendo menor de edad; tienes 16 años. Así que regresa a la casa. Ustedes dos, no sean alcahuetas.
—Mi madre me dejó ir, así que no molestes, hermano. Además, en un mes cumplo 17 años. Estaré con mis hermanos.
La vi subir al auto y llamé a los gemelos, haciendo una señal con la mano. Ella se acercó a mí y golpeé suavemente su frente con mis dedos.
—Espero que no me entere de que la llevan a una discoteca como la vez anterior; de lo contrario, tendremos problemas —le advertí, irritado.
—Claro que no, Matteo —respondió Noan.
Se subieron a los autos y yo me dirigí al mío. Revisé mi teléfono; había varias llamadas perdidas de mi amiga, pero las ignoré. No podía dejar de pensar en esa colombiana.