Tío: Un Amor de Otra Vida

Lucas Fontes fue directo al piso de arriba, a la oficina de Rafael.

Abrió la puerta de golpe, listo para pedirle explicaciones a Sofia, pero se paralizó al ver por la rendija que Sofia estaba almorzando con Rafael.

Ella le puso un poco de comida en la boca y le preguntó si le gustaba. Él respondió que estaba muy bueno y ella le contestó que lo había hecho especialmente para él.

Lucas dio algunos pasos hacia atrás, atónito. Nunca imaginó que Sofia podría darle a otra persona toda la atención que solo le daba a él.

Ella solo cocinaba especialmente para él, ella solo intentaba ponerle comida en la boca, ella solo sonreía de esa manera para él...

Caminó de un lado a otro, la sensación de seguridad que sentía al tener a Sofia siempre cerca se había ido.

"¡No voy a aceptarlo!"

Pensó y volvió a empujar la puerta, pero una vez más se quedó paralizado.

Sofia estaba sentada encima de la mesa, frente a Rafael, se quitó las vendas y dejó que él le pusiera una pomada.

"Él está tocando sus senos..." el mundo giró bajo los pies de Lucas, fue una mezcla de incredulidad, rabia, revuelta...

Cuando iba a entrar, fue jalado del brazo e impedido por Alexander, que se quedó frente a la puerta, protector.

—¿Qué estás haciendo? ¡Soy el CEO de esta empresa!

—Yo no trabajo para usted, señor Fontes. ¡No voy a dejar que interrumpa!

—¿Interrumpir? —Lucas dio algunos pasos hacia atrás, como si hubiera recibido una bofetada—. ¿Qué está pasando que puedo interrumpir?

—Sr. Fontes, usted y todas las personas alrededor de la señorita Sofia, siempre la han maltratado. ¿Por qué no puede dejarla en paz? ¡Ella no está haciendo nada en contra suya!

—¡Claro que sí! ¡No voy a admitirlo! ¡Sofia es mi mujer!

Avanzó para empujar a Alexander de delante de la puerta, pero terminó siendo empujado de vuelta, lo que lo dejó aún más atónito. Estaba acostumbrado a ser adulado y que existiera alguien de una clase más baja que lo enfrentara, era novedad.

—Sabes bien quién soy, ¿no es así? ¿No tienes miedo de lo que puedo hacer?

—Sé bien de lo que ustedes Fontes son capaces de hacer. Pero no les tengo miedo. ¿Y quiere saber? La señorita Sofia ya no lo quiere y usted no la merece. Ella es inteligente, bonita y tiene un corazón muy bueno. Lo mejor que ha hecho es alejarse de la maldad de ustedes y nosotros la vamos a proteger. Sr. Fontes, vuelva a su sala y deje de destruir su dignidad.

Lucas miró alrededor y vio a algunos empleados mirando, algunos cuchicheando entre sí. Así como su sala estaba en el sector de arquitectura, la sala de Rafael estaba en el sector de contabilidad y todos los empleados estaban observando toda aquella escena.

Bufando de rabia, se fue.

Alexander tocó la puerta.

—¿Puedo entrar?

—Sí, ¡entra por favor! —oyó a Rafael.

Sofia ya se había puesto las vendas, pero aún tenía las mejillas rojas, algo que hizo que Alexander sintiera ganas de reír.

—Señorita Sofia, ¿cómo está su recuperación?

—Creo que pronto voy a mejorar.

—Tiene al mejor enfermero del mundo, ¡claro que mejoraría!

Sofia se puso aún más roja y cogió las fiambreras y los cubiertos, un poco torpe.

—Voy a lavar esto...

Fue corriendo hacia la puerta, pero antes de salir, Alexander habló.

—Por cierto, señorita Sofia. ¡Me encantó su café! Estaba delicioso.

Ella se giró sonriendo y agradeciendo, pero pronto salió de la sala de tanta vergüenza que sentía.

Sofia fue hasta la cocina de los empleados y lavó todo lo que estaba sucio, pero pronto se dio cuenta de que olvidó su bolsa térmica.

Volvió hasta la sala de Rafael y cuando comenzó a abrir la puerta, oyó a los dos conversando.

—Sr. Castro, los rusos acaban de desembarcar en el país. Están interesados en invertir en Castro Ingeniería...

Sofia se paralizó, recordando su vida pasada, Castro Ingeniería era la empresa que Rafael creó, que finalizó con Fontes Asociados.

"¿Entonces Castro Ingeniería ya existe y él ya está buscando inversión?"

—Creo que es mejor aplazar el encuentro con los rusos. Discúlpese y diga que si aún están interesados en la próxima oportunidad yo pago la cuenta.

Alexander hizo una pausa, diciendo a continuación.

—Sr. Castro, ¿no quiere ir por causa de Sofia?

Sofia sintió su mano temblar y sudar al oír su nombre.

—Ella no confía en nadie para aplicar la pomada. ¿Lo vio? Ella siente mucha vergüenza.

—Voy a avisar a los rusos.

Alexander dijo y fue hasta la puerta, topándose con Sofia.

La saludó y salió.

Rafael y Sofia, intercambiaron miradas, ella bajó la cabeza, intentando disimular su sonrisa.

—Olvidé mi bolsa. —apuntó hacia la mesa de él.

En los próximos días, Sofia mantuvo la misma rutina, se levantaba temprano y cocinaba su almuerzo y el de Rafael, también hacía café y pastel para la merienda.

Iba hasta el parque para practicar danza con el grupo. Al inicio incluso se sintió avergonzada, pero las personas eran muy amigables y nadie allí estaba intentando ser un bailarín profesional, todos querían apenas ejercitarse y divertirse.

En la empresa, continuaba trabajando concentrada, ajena a los chismes y a los intentos de Lucas Fontes de llamar su atención.

Con rabia por estar siendo ignorado, Lucas le dijo a la secretaria.

—A Sofia realmente le gusta fingir que está trabajando solo para ignorarme, ¿no es así? ¡Pase el proyecto de reforma de aquel edificio antiguo de la periferia para ella!

—¿Cuáles pisos?

—¡El edificio entero! Quiero ver cómo se las arregla. Pronto vendrá a implorarme que la ayude.

Cuando Sofia recibió el proyecto, se quedó confusa. El edificio tenía muchos pisos y era muy antiguo, necesitaba muchas alteraciones en la estructura, pero sin cambiar la arquitectura.

No era el proyecto más valioso de la empresa, pero era un desafío grande, que debería ser hecho por un equipo.

A pesar de extrañarle que todo aquel trabajo le fue dado para hacer sola, ella no se abatió y ya comenzó a estudiar los planos.

Lucas se quedó esperando toda la tarde que ella apareciera en su oficina, pero como ella no apareció él resolvió ir hasta la mesa de ella.

—¿Estás teniendo mucho trabajo? Si me pides disculpas por tu comportamiento y prometes que vas a parar con esa rabieta, yo te saco de ese proyecto.

Él hinchó el pecho, esperando las disculpas de ella, pero sin mirarlo, ella dijo.

—Sí, estoy teniendo mucho trabajo. Por ese motivo, no tengo tiempo para conversar con usted señor Fontes. Si tiene algo importante que decir, diga, caso contrario, no me interrumpa.

Lucas dio algunos pasos hacia atrás, sin reacción. La Sofia que él conocía no hablaría de esa manera con él.

Él pensó un poco y dijo:

—Sofia, necesito que comparezcas a mi sala.

—¿Para qué?

—Yo aún soy el CEO de esta empresa y tu jefe.

Él dijo y se giró de espaldas, yendo para su sala. Él pensó, que de una forma u otra, él conseguiría lo que quería y si ella no quisiera ir a su sala por cuenta propia, él podría usar el poder que tenía para obligarla.

Sofia arregló las cosas de su mesa y después fue hasta la sala de él.

Lucas giró en la silla, cuando ella entró, la miró con una sonrisa de desdén, pensando que aún tenía poder sobre ella.

—Ahora que estamos solos, puedes pedirme disculpas. Sé que tus colegas han estado chismeando sobre nuestra relación y tal vez no estabas a gusto de pedir disculpas frente a ellos.

—Sr. Fontes, ¿debo pedir disculpas sobre qué?

—¡Sobre la forma como andas tratándome! Mira, voy a ser mejor que tú, voy a pedir disculpas antes. Cierto, sé que me equivoqué, debería haberte llevado al hospital en vez de a Verónica. Claramente te lastimaste más. Pero deberías parar de hacer berrinche y entender que solo hice eso por el bien de la empresa. Verónica es nuestra Arquitecta genial, el bien de Fontes Asociados.

—Lucas, no estoy haciendo berrinche. Todos en esta empresa saben que Verónica tiene un tratamiento especial aquí. ¿Por qué esperaría lo mismo?

Lucas se levantó, perdiendo el control.

—¿Qué estás intentando decir? ¿Estás intentando decir que Verónica y yo tenemos un romance? Estás celosa, ¿es eso?

—Solo tenemos celos de quien nos gusta. —Sofia miró sus uñas aburrida.

Lucas cogió su mano y la empujó contra la mesa.

Sofia se alejó hacia atrás, asustada. Eso hizo que Lucas sintiera una cierta desesperación formándose en su pecho.

—Sofia, ¿estás diciendo que ya no me quieres? ¡Estás mintiendo! Me persigues desde los doce años. Siempre hiciste de todo para llamar mi atención. ¿Cómo así de la nada ya no me amas?

—¡Déjame ir, Lucas! —Sofia dijo intentando empujarlo. Pero él cogió su barbilla y la obligó a mirarlo e inesperadamente la besó.

Él sonrió, victorioso, pensando que ahora ella volvería a amarlo, pero Sofia le dio una bofetada en el rostro y lo empujó.

—¡¿Me golpeaste?! —él estaba sorprendido y al mismo tiempo incrédulo, aquello no parecía real—. ¿Ya no me quieres solo porque salvé a Verónica en vez de a ti? ¿No te das cuenta de que solo hice eso por el bien de la empresa? No tengo ningún interés en ella, eres solo tú quien… —de repente, él percibió que después de tantos años con ella a su lado, tal vez le gustaba, tal vez la amaba…

Sofia se limpió la boca, asqueada.

—Lucas, ¿quieres saber? ¡Realmente ya no me gustas! ¿Sabes por qué? Porque percibí que siempre que tienes una oportunidad me sacrificas por el bien de la empresa y de quien sea. Pero no quiero eso. Quiero a alguien que considere que soy más importante. Alguien dispuesto a sacrificar el mundo si es para mi bien.

Ella se giró y lo dejó, pensando que sí.

En esta vida ella será la persona más importante en su corazón y ahora, ella solo va a amar, a quien la considere como la persona más importante también.