⚠️ Continuación de: Tú, sólo tú... |Trilogía: En las buenas y en las malas #1 ⚠️
🚨 Advertencia 🚨
Si no has leído el primer libro de está Trilogía, te invito a hacerlo para que puedas seguir el hilo de la historia.
Sin más que decir, te dejó con la sinopsis...
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Sinopsis:
No todo matrimonio casi perfecto, empieza como tal.
Sobre todo, si en el primer encuentro uno de los dos, vomita sobre el otro.
¿O tal vez si?
NovelToon tiene autorización de Maria Solis para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 16
A la mañana siguiente, Tina sale de su habitación lista para ir a trabajar.
El aroma a café llena el aire, aspira del aroma mientras se dirige a la salida.
—Tina.
Tomando sus llaves, observa a Dion salir de la cocina.
—Buenos días. —saluda, mientras se coloca la gabardina
—¿No desayunas?
—Lo haré en la oficina. Que tenga un lindo día señor Park. —dicho esto, salió de la casa
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—Tina.
—¿Mmmh?
—¿Siquiera me estás escuchando? —le reprocha su amiga
Parpadeando, la oji aceituna contempla a su amiga.
—Perdón, ando organizando las siguientes preguntas a Dion Park —mintió.
Si bien, eso hacía, su mente iba directamente al objeto de su deseo y eso la atormentaba.
Ayer en la noche estuvo a punto de perdonar a Dion y de contarle sobre Enrique. Sin embargo, por suerte se había contenido, ya que primero debía arreglar las cosas con él para luego, dar el siguiente paso.
—¡Tina!
Mirando de nuevo a su amiga, le sonríe a modo de disculpas.
—¿Decías?
—Te informo que el señor Figueroa te llama a su oficina.
Un escalofrío recorrió a la castaña antes de asentir y sin mediar palabra, dirigirse a la oficina de su jefe.
—Adelante. —le ordenan luego de tocar
—¿Me llamaba?
—Sí, quería hablar contigo sobre la entrevista a Dion Park.
—Claro... Eh... ¿Algún problema?
—La revista mando a imprimir el reportaje del evento en Los Ángeles y fue todo un éxito tratándose de Dion Park que poca información tenemos de él. —admitió —Así que los directivos me preguntaron si había algo más de él y le hable de tu caso.
—E-Entiendo...
—La revista quiere que se abra una sección especial para las preguntas que se le harán al señor Park.
—Si ese es el caso, ¿puedo editar las...
—No.
—Señor...
—Cuando completes tus preguntas te llevaré al área de edición, ¿Recuerdas?
—Está semana le tengo las 15 preguntas que...
—Sobre eso... —el hombre, mira con seriedad a la castaña —Ya no serán solo veinte preguntas.
—¿Qué...
—Ya que es conocida del señor Park, irá alternando preguntas personales como profesionales aprovechando que él no le ha dado entrevistas a otros medios.
—Eso... Eso aumentaría la cantidad de preguntas a...
—¿A cuántas?
Tina sacudió la cabeza.
—Ni yo lo sé... ¡50! ¡200!
—Bien, eso le viene bien la revista. Ya que usted lo entrevista y aparte acude a eventos privados, tenemos exclusivas para rato... Así que...
—No me voy a pasar la vida entrevistando a Dion Park —siseo la trigueña
—¿Acaso no es mejor que entrevistar perros?
Apretando los labios, Tina intento mantener su mal humor a raya.
—Hagamos esto —suspiro su jefe —Haz las preguntas que quieras... Pero si logras averiguar quien es el interés amoroso de Dion Park con nombre y apellido, entonces, te dejaré libre.
Imposible.
No podía hacer algo así porque significaría decirle al mundo que estaba casada con él.
—¿Te parece?
—Claro... Señor.
—Bien, y ya que todas las tardes almuerzas con él, deberás preguntarle sobre la sección exclusiva que deseamos abrir en la revista. Ya sabes, hacerle gente... Si dice que sí, lanzaremos las primeras preguntas que le hiciste como inicio, espero que tengas más listas para edición.
¡Maldición!
—Eh... Hoy me responderá más. —mintió
—Bien, te veré en la tarde luego del almuerzo para que me digas su respuesta.
—Si, señor.
Cuando la castaña salió de la oficina, su cuerpo entero la traicionó y sus piernas la hicieron arrodillarse en medio del pasillo. No podía caminar.
Había decidido evitarlo, pero al parecer, el destino quería otra cosa. No pensaba almorzar con él pero ahora...
—Simplemente genial Tina, genial...
Regresando a su departamento, la rubia la recibió con una elegante sonrisa.
—¿Qué tal te... Oh, malas noticias?
Tina suspiró.
—Si y no... Bueno, no sé cómo tomarlo.
Sin más, le contó a Andrea lo que su jefe le había pedido.
—¿Tan malo es como para que estés mortificada?
—Sí... —asintió —Bueno, no... —la sacudió —¡Aj! No sé... —se tomó la cabeza con ambas manos —No sé...
—Dime algo... ¿Te gusta el señor Park?
Esa pregunta, estremecieron a la castaña quien miro a su amiga con asombro.
—No digas tonterías. No me... —calló —No me gusta.
—Dudaste.
¿Le gustaba?
—Es atractivo y no lo niego, pero no me gusta... Además, recuerda que le interesa otra persona. Y mi trabajo ahora es averiguar quien es. —mintió
—Bien, entonces si no te gusta, lo admiras y por eso te llevas bien con él y tal vez Dion Park vio tu potencial y por eso las exclusivas van para ti. Así que aprovecha para demostrar que eres una excelente reportera. ¿De acuerdo?
—Sí...
...[...]...
Aquí de nuevo.
Delante del edificio de Dion Park.
Tina entró y se dirigió al elevador, había hablado con Memo para saber si Dion tenía tiempo de recibirla en el almuerzo y aclaro que era por tema de trabajo.
Por suerte, el trigueño no sospecho nada y la trato con normalidad o si sabía de su pelea, al menos era discreto.
—Disculpe, ¿tiene pase de entrada? —un guardia la detuvo antes de entrar al elevador
—Ah... No... Pero tengo una cita con el señor Park.
—Sin pase de entrada no puede...
—Tranquilo, Arturo. —Memo apareció por el pasillo cargando algunas carpetas —Grábate su cara que la séñorita Buller vendrá muy seguido a ver al señor Park y tiene entrada abierta e ilimitada para estar en el edificio sin necesidad de un pase. ¿De acuerdo?
El guardia asintió.
—Una disculpa señorita.
Tina le sonrió.
—No te preocupes, Arturo.
—¿Subimos? —preguntó el peli café
Ambos entraron al elevador y dentro, la castaña tomó algunas carpetas para ayudar al joven.
—¿Cómo ha estado? Hace una semana que no sé de usted y el señor Park se ha limitado a no mencionarla. —argumento el oji azul —Supongo que ha tenido mucho trabajo debido al reportaje del evento.
—Ah, sí, si... Así es. ¿Todo en orden por aquí? ¿El señor Park ha comido a sus horas?
Memo, asintió con lentitud.
—No me mientas. —siseo la castaña
—No, no come a sus horas. —confesó él —¡Pero no me malentienda! —aclaro mientras el elevador se abría en su piso —El señor Park ha tenido demasiado trabajo y... Algunos... Inconvenientes.
—¿Qué inconvenientes?
—No soy el más capacitado para hablar de eso mi señora.
Tina le miró con advertencia.
—No tan fuerte.
—Tranquila, es hora del almuerzo, la secretaria no está.
Ambos entraron a la oficina de Dion luego de tocar.
Dion escribía algunas cosas en su computadora que ni los miro al entrar.
—Señor, le traje los documentos que pidió.
—Gracias, puedes retirarte a comer. —respondió el peli negro de manera mecánica mientras seguía escribiendo
—Tiene una visita. —anunció su asistente mientras dejaba sus carpetas en la mesa del oji miel
—Que venga luego del almuerzo.
Tina, se acercó a él y dejo las carpetas que tenía en mano sobre la mesa.
—Prometo no quitarle mucho tiempo, señor Park.
El peli negro se sobre salto y la miro con asombro.
—Tina... —balbuceo y miró a su asistente con irritación —No me dijiste que vendría.
—Se lo dije, pero ha estado muy ocupado que de seguro se le olvidó.
Tina se preguntó que lo tendría tan ocupado y estresado que lo hizo olvidarse de que iría. De estar relajado, el almuerzo ya la estuviera esperándola.
—No vengo a comer con usted, tengo otro compromiso. —informo la castaña —¿Puede recibirme unos minutos?
Memo se alejó de ellos.
—Los dejo hablar. —dicho eso, salió de la oficina
Dion se levantó rápidamente de su silla.
—Perdóname, haré que traigan el almuer...
—Le dije que no venía a comer con usted. Vine para avanzar con la entrevista y también hacerle una... Propuesta.
Dion la miró con extrañes.
—Claro... ¿Nos sentamos?
La castaña se dirigió a los sofás de su oficina y no tardó para que Dion la siguiera.
Ambos se sentaron y Tina saco su carpeta de preguntas.
—Antes de empezar, quería comentarle que a Vanity le surgió la idea de hacer sus exclusivas una sección especial en la revista, al menos hasta que estas se terminen y querían que yo le preguntará si estaba de acuerdo con ello.
—¿Qué quiere decir?
—Que ahora las preguntas no solo abundaran parte de su vida personal sino sus eventos y su trabajo en general.
Dion medito en sus palabras antes de asentir.
—Claro, lo que sea por ayudarte.
—Por favor, cuando estemos trabajando hablemos con formalidad. —pidió ella mientras sacaba su grabadora
—Estamos solos.
Tina le miró a los ojos. Cuando entro a la habitación y el perfume del peli negro golpeó su nariz, creyó desmayarse. Verlo en su estado más natural: trabajando, escribiendo documentos importantes, concentrado en su empresa, la hicieron darse cuenta que en efecto... Estaba enamorándose de Dion Park y por eso, debía castigarlo.
—Puede que no nos vayamos a divorciar —explicó —Pero eso no quiere decir que vaya a perdonarte fácilmente. Así que... en privado o no, me va a hablar con formalidad. ¿Quedo claro?
—Tina...
—¿Quedo claro, señor Park?
—¿Cuánto tiempo?
—Hasta que yo lo considere adecuado. —sentenció la castaña
—Me vas a matar.
—Pues rece para que eso no suceda. —recostándose en el respaldo del sofá, abrió la carpeta y con un clic a su pluma, miró al oji miel —Retomando el tema de su interés amoroso de la última vez, ¿ella ya ha aceptado su propuesta?
Los ojos del peli negro cobraron un brillo especial y misterioso que cortaron la respiración de la trigueña.
—Sí, acepto mi propuesta.
—Entonces señor Park, ¿está oficialmente comprometido?
—Oh no, todo lo contrario.
—¿Puede explicarse?
—No estoy comprometido, sino, felizmente casado.
Tina tragó saliva.
—¿Puede... Puede... —balbuceo
No puedo.
No podía preguntarle por su nombre, no quería escuchar el suyo de sus labios.
—¿Puede decirnos que le atrajo de ella?
—Tengo que confesar que si bien, la conozco, aún me queda mucho por aprender de ella. Sin embargo, mi esposa tiene una belleza única, me gusta ver como sus ojos color aceituna se iluminan cuando ve comida deliciosa ante ella. —dice, mirándola fijamente a los ojos —Como tartamudea cuando esta nerviosa... —sonríe con coquetería y el corazón Tina se acelera con fuerza —Como su cabello café claro que lleva hasta los hombros se mueve con su andar, sobre todo cuando lo tiene en cola alta. —dice, recorriendo con los ojos los mechones que caen a su lado del rostro ya que lleva el cabello suelto, mientras la oji aceituna no puede emitir palabra —Su piel trigueña que para cualquiera es un color canela, pero para mí es más bien el color de la arena del mar, me proporciona calor... Calor que nadie más me hace sentir. —responde con seriedad y Tina ha dejado de respirar —Me atrae de ella como rueda los ojos cuando alguien no le atrae y como arruga su nariz respingada cuando le digo cumplidos como si no los creyera reales... O como si en el pasado, alguien le hubiera hecho tanto daño que no fuese capaz de ver lo extraordinariamente hermosa y especial que es.
Los ojos de la castaña están vidriosos, pero Dion no hace nada por acercarse aunque desea limpiarle con desesperación la lagrima que resbala por su mejilla.
Ella parpadea para no llorar más.
—Gr-gracias por responder... —cerrando la carpeta, se levanta de golpe —Me retiro, mi tiempo de comer ha terminado.
Dion Park asiente
—Cuídese de regreso señorita Buller.
—Si... Gracias... —murmura y con un gesto de despedida con la cabeza, sale de su despacho
La trigueña sale de la oficina del millonario más importante de New York con el alma por los suelos.
Si creía estar enamorada, ahora, con certeza podía decir que lo amaba.
En poco tiempo, él se había dado cuenta de cosas que incluso ella ignoraba de sí misma y eso le aterraba.
...[...]...
Cuando la sección exclusiva de Dion Park salió a la luz, las ventas de la revista estallaron como nunca antes. Todos los medios seguían a Dion día y noche para intentar dar con una entrevista, pero él se limitaba a decir que si querían saber de él, debían leer Vanity.
A la revista le iba bien, pero entre ellos las cosas eran secas y distantes.
Había pasado un mes desde su pelea y aunque el peli negro hacía de todo por tener un acercamiento, ella se limitaba a tratarlo con formalidad. Aunque a veces estaba a punto de rendirse ante él, siempre buscaba fuerzas para resistirse y seguir castigándolo aunque ella también terminase perjudicada.
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—¿Alemania?
—Así es... —asintió el señor Figueroa —Yolanda se fue a un evento en Turquía y Andrea se fue con el equipo de Erik a Londres así que no hay nadie que cubra el reportaje de la cena de caridad que hará Bastian Schweinsteiger.
La castaña asintió.
—Claro, será un honor ir.
—No lo eches a perder.
—Daré lo mejor de mi.
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—¿A dónde vas?
Tina se detuvo cuando Dion la intercepto con la mirada aterrada al verla llevar una maleta en mano.
—Yo... ¿Hice algo mal?
—No, eh... Voy a viajar por trabajo.
—¿A dónde?
—No le interesa señor Park.
Dion se acercó a ella y Tina contuvo el aliento. Las manos del peli negro la tomaron del rostro para acercar su nariz a la de ella.
—No me dejes con esta angustia... Dime al menos a donde vas.
—No… No está hablándome con forma...
—Al carajo la formalidad. —murmuró él mientras sus alientos se mezclaban y ambos luchaban por no besarse —Júrame que no me estás dejado.
Tina sonrió y el corazón del oji miel se aceleró con fuerza.
—No, no lo hago. Es trabajo.
—¿Dónde? Si no me dices moriré.
Tina reclino la cabeza hacia atrás y se carcajeo, pero rápidamente recuperó la seriedad.
—No vas a morir y para que este tranquilo señor Park. —se alejó de él —Voy a Alemania. A una cena de caridad que hará una persona importante. ¿Feliz? Tengo que irme, mi avión sale en una hora. Cuídese señor Park.
Tina salió de su casa.