María Elena Collazo trata de hacer hasta lo imposible por libararse de las garras de su suegra y de su alcohólico esposo. ¿Hasta qué punto podrá soportar ese infierno? Esta historia es totalmente ficticia. Todos los personajes y vivencias fueron creados por la mente de su servidora. Cualquier semejanza con la vida real es mera coincidencia.
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¿Será este hombre su hijo?
En otro estado de la hermosa República Mexicana...
Una mujer llevaba casi 30 años buscando a su hijo. Desgraciadamente, no lo conocía porque se lo arrebataron de sus manos cruelmente. Era una mujer madura, algunas canas pintaban su pelo. Nunca se había dado por vencida y, por lo tanto, no lo haría nunca. Acababa de salir del hospital a causa de un pre infarto, su esposo estaba con ella. Él la estaba ayudando a buscar a su hijo. Camilo y Teresa, sus hijos también ponían de su parte. Pero a estas a alturas tal vez ya no era posible. Aun así, la búsqueda no paraba.
¿Tendrá alguna seña particular?, preguntó Rafael, el esposo.
Ahora que lo dices, sí, lo único que alcancé a ver de mi hijo es un lunar en forma de luna que tenía en el lóbulo izquierdo.
Ay amor, si hubiera dicho eso desde un principio tal vez ya hubiéramos encontrado a tu hijo.
Lo sé, pero en ese momento me bloqueé, no supe qué hacer.
Dejemos que fluya, ya debe tener 30, es un hombre hecho y derecho. Tal vez no te reconozca como madre, y no lo podemos culpar. ¿Por qué no nos vamos a Tamaulipas y empezamos de nuevo? Por favor, seamos felices, tienes otros dos hijos que te necesitan, dijo Rafael tratando de salvar su matrimonio.
Perdóname, amor, trataré de atenderte como te mereces, no tengo palabras para agradecerte tanto amor y paciencia que me has dado. A ti y a mis hijos.
Ya en su casa, Brenda se fue a su cuarto. Estaba decidida a seguir adelante. "De todos modos, mi hijo es un hombre, de seguro ya tiene su vida resuelta", pensó Brenda y pronto se quedó dormida.
Lo que no sabía ni ella ni su familia, es que Moisés no la estaba pasando nada bien al lado de Aranza. Ella lo trataba como un trapo viejo. Para Aranza no era más que un simple objeto.
Él era un hombre que no tenía fuerza de voluntad, era un títere en manos de su madre. Y por si eso fuera poco, alcohólico.
La foto de los dos invadía los postes de toda la ciudad.
Eran buscados "vivos o muertos".
Brenda y Rafael decidieron mudarse a Tamaulipas, sus hijos los acompañarían. Allá seguirían con sus negocios de cervecería, o sea, abastecimientos de depósitos.
Como quiera, Rafael viajaba constantemente, por si necesitaba abastecer algún depósito fuera de Tamaulipas.
Buscaron una casa bonita allá por Polanco.
Encontraron una que se ajustaba a la perfección a lo que ellos estaban buscando.
Quedaba a unas cuantas casas de la de Moisés y Aranza.
Por ese rumbo había varias casas en venta, ya sea porque los dueños murieron dejando intestadas las casa o porque se hayan ido a otro lado. El caso es que la casa estaba en ese mismo rumbo; cosas del destino.
¿Qué te parece si vamos a comprar algo de despensa?, aún es temprano, dijo Rafael.
La vida los había tratado bien, su negocio le dejaba lo suficiente para darse ciertos lujos. La casa la compraron al chas chas. Sin ser millonarios gozaban de una buena posición.
Brenda era muy amorosa y tierna, cuidaba a sus hijos con esmero. Teresa de 20 años y Camilo de 19 la querían mucho. Ambos tenían una maestra a domicilio porque los dos sufrían de ansiedad y se les dificultaba mucho el aprendizaje.
La maestra les había dicho que con un poco de esfuerzo podrían salir adelante.
En el supermercado...
Brenda estaba en un pasillo y Rafael en otro con sus hijos.
Oye, ¿quién será ese tipo que anda buscando la policía?, su foto está en todas partes; era una plática entre dos señoras que estaban en el mismo pasillo.
Brenda sintió curiosidad e hizo como que estaba checando ofertas para escuchar lo que hablaban.
No sé, le contestó la otra señora, pero dicen que era un hombre muy importante y se fue a pique por sus constantes borracheras.
Sí, es un alcohólico, lástima porque está muy guapo. Según dice ahí, se llama Moisés de la Vega.
¿Crees que los encuentren?, dicen que son muy peligrosos.
No sé, espero que sí.
Al escuchar el nombre, Brenda sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Ese era el nombre de su antiguo esposo, nunca lo volvió a ver después de que se fuera con su hijo.
Fue tanta la impresión que sintió un mareo.
Una de las señoras la vio y corrió a auxiliarla.
La otra señora también la auxilió, la ayudaron a sentarse en un estante vacío.
¿Se siente mal?, ¿viene sola?, ¿quiere que avisemos a alguien?
Mi esposo está a dos pasillos de aquí. Se llama Rafael.
Una de las señoras buscó a Rafael.
¿Hay alguien que se llame Rafael?
Dos hombres se acercaron, ¿qué sucede?, preguntó Rafael, el esposo de Brenda.
La mujer los vio a los dos y supuso que ese era el esposo, el otro era muy joven.
Hay una señora que está mal, dice que su esposo se llama Rafael.
¿Dónde está?
El otro hombre se fue, él era soltero.
Rafael y sus hijos fueron al lado de Brenda.
Amor, ¿qué te pasa?, ¿qué tienes?
Vámonos a casa, por favor, dijo Brenda.
Al instante, ellos la ayudaron a levantarse, gracias, dijo Rafael a las dos señoras.
Ellas inclinaron la cabeza.
Ya en casa Brenda habló de todo lo que había escuchado en el súper.
Están buscando a mi exesposo, dicen que su foto está en toda la ciudad, no sé por qué lo buscan.
¿Fue por eso que te sientes mal?, dijo Rafael con un gesto de desilusión.
Ella se levantó de su silla, no precisamente, si lo encontramos podremos llegar a mi hijo.
Ah, dijo él, dando un suspiro.
Amor, ¿pensaste que lo sigo amando?
No es eso, sentí celos, pero ya pasó.
Al día siguiente, Rafael salió a averiguar lo que le dijo su esposa.
En efecto, la foto de Moisés estaba en muchos postes.
Rafael tomó una.
"Qué raro, este hombre es muy joven para ser el ex de mi mujer".
Luego, notó el lunar en su lóbulo izquierdo. Se veía claramente.
¿Será este hombre su hijo?, ¿qué habrá hecho para que lo estén buscando?", se dijo.
