Eloíse, una mujer hermosa de cabello negro, ojos profundos, grises como un día nuboso, corazón noble, pero con una vida miserable, al morir su madre, Eloíse es obligada a casarse a la mayoría de edad por su madrastra Karelin, la cual no soporta tenerla bajo su mismo techo, sus dos hermanastras se casan con el hombre de sus sueños, pero Eloíse debe casarse sin amor y sin recibir un cortejo como toda dama de la alta sociedad debería de recibirlo. Karelin se dedicó a buscar por todos lados al hombre con menos prestigio y malo del reino, sus amistades le aconsejaron cual sería el indicado, el duque Ciro, un hombre descrito como salvaje, malo y de poco prestigio por ser un heredero bastardo, el cual es buena opción para Eloíse, según karelin.
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Prólogo
Había una vez una princesa que vivía en un castillo, un día un hermoso príncipe de ojos azules subió hasta la torre alta, confesándole su amor eterno, la princesa estaba feliz de ser amada por el hombre que tanto había soñado, sellaron su amor con un dulce y tierno beso.
— ¿Mami yo también soy una princesa, cierto?
— Así es cariño, una princesa muy hermosa y de un noble corazón.
— Mami, ¿un día yo también tendré un príncipe?
— ¡Claro que sí, tendrás un hermoso príncipe el cual te amara infinitamente!
— Yeee.
— Pero para eso faltan unos 12 años querida, a penas tienes 4 años, cuando llegues a la edad que una Dama debe ser cortejada, encontraras a tu príncipe azul.
— ¿Mami y tú me ayudarás a escoger mi vestido?
— Yo estaré contigo para todo lo que necesites mi pequeña niña.
Eloíse sonrió y abrazó con tanta felicidad a su madre, se sentía dichosa de tener una madre amorosa, que le contaba cada noche una historia de grandes príncipes y reyes, Eloíse durmió entre los brazos de su madre.
Al estar Ágata abrazando a su hija, lágrimas corrían por sus mejillas, la abrazaba con tanta fuerza y lloraba en silencio, Ágata padecía de una enfermedad extraña, muchos curanderos habían llegado para examinarla, pero nadie sabía que era lo que tenía, así que con el tiempo fue empeorando su salud, se sentía cansada y sin fuerzas, su único motor era su pequeña Eloíse.
Cada noche dormía con ella, por qué sabía que en algún momento ella moriría y su pequeña hija quedaría desconsolada, Ágata acaricia el cabello negro de su pequeña hija y en silencio ora por ella.
Los medicamentos han mantenido con vida a Ágata, pero el último médico le diagnosticó poco tiempo de vida, así que ella aprovecha cada segundo que tiene para estar con su pequeña princesa.
A la mañana siguiente, Eloíse despierta con mucha energía para ir a jugar, pero Ágata con dificultad le habla.
Con todas sus fuerzas se pone de pie y con las pocas fuerzas baña a su pequeña hija.
— Mami te ves triste.
— No cariño, simplemente no pude dormir y estoy muy cansada.
— ¿Entonces no jugarás conmigo? Pregunta la pequeña Eloíse con una mirada triste.
— Claro que si cariño. Responde Ágata débilmente.
Al terminar el baño de Eloíse se dirigen al jardín, ella comienza a correr y a recolectar flores para su madre.
Ágata respira profundo y sonríe al ver a su hija jugar.
— Eres una excelente madre. Habla el padre de Eloíse, abrazando así a su esposa.
— ¿Qué haremos Will?
El padre de Eloíse sabe a que se refiere.
— ¡No pienses en esas cosas, existen los milagros!
— Lo sé… Pero en mi caso no lo creo, tengo miedo de dejar a nuestra pequeña niña.
Will abraza a Ágata mientras está llora en su pecho, Ágata se enamoró de Will desde el principio cuando lo conoció, Will pretendía a otra dama, pero al conocer a Ágata se enamoró perdidamente de ella, aquella dama dejada de un lado, sintió muchos celos y por venganza, se casó con otro, pero a Will no le importó y eso le dolió mucho más a....
— Hola Will, Ágata. Saluda Kareli sonriendo con falsedad.
Ágata sabe muy bien que Kareli era la primera enamorada de Will, pero también se siente tranquila de que se casó y ya tiene dos hijas con su esposo el cual no tiene un puesto como tal, simplemente es un noble que desea tener un puesto importante, es por eso que Kareli se presentó al palacio del Emperador Will.
— Es un gusto tenerte por acá Kareli, responde Will.
— He venido por qué mi esposo me lo ha pedido, vine para saber si él podría tener una audiencia con los de la realeza, él se sentiría dichoso de tener un mejor puesto, ya que en las guerras ha salido victorioso por el reino walles.
— Eso no lo negaré, Mardoqueo ha sido un fiel servidor.
Kareli sonríe con falsedad, ella odia estar casada con Mardoqueo, se presentó solo para conocer la salud de Ágata, deseando que muera pronto y conquistar el corazón de Will, por qué sabe que el día que Ágata muera él necesitará otra esposa y una madre para que termine de criar a su pequeña hija.
— Espero que tu esposo logre tener un puesto en la realeza. Responde Ágata con sinceridad.
— Gracias Ágata. Responde con falsedad Kareli.
— Tomaré en cuenta tu petición.
— Gracias Will, con el permiso de los dos me retiro.
— Claro, saludos a Mardoqueo.
— Gracias Will, que te recuperes Ágata. Hace una pequeña reverencia y se marcha.
Al darse la vuelta piensa, espero mueras pronto Ágata, para que así... Yo pueda ser la nueva emperatriz.
A ponerse las pilas porque después viene otro y la conquista