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Heridas Que Reabren

Heridas Que Reabren

Status: En proceso
Genre:Casarse por embarazo / Malentendidos / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Padre soltero / Madre soltera
Popularitas:350
Nilai: 5
nombre de autor: Eduardo Barragán Ardissino

Esta historia nos narra la vida cotidiana de tres pequeñas familias que viven en el mismo complejo de torres, luego de la llegada de Carolina al lugar.
Tras ser abandonada por sus padres, y por sus tíos, la pequeña se ve obligada a mudarse con su abuela. Ahí conoce a sus dos nuevos amigos, y a sus respectivos padres.
Al igual que ella, todos cargan con un pasado que se hace presente todos los días, y que condiciona sus decisiones, su manera de vivir, y las relaciones entre ellos. Sin proponérselo, la niña nueva provoca encuentros y conexiones entre estas familias, para bien y para mal.
Estas personas, que podrían ser los vecinos de cualquiera, tienen orígenes similares, pero estilos de vidas diferentes. Muy pronto estas diferencias crean pequeños conflictos, en los que tanto adultos como niños se ven involucrados.
Con un estilo reposado, crudo y directo, esta historia nos enfrenta con realidades que a veces preferimos ignorar.

NovelToon tiene autorización de Eduardo Barragán Ardissino para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 6: El juramento

Fabián y Argelia contemplaban de buen humor cómo los niños bajaban corriendo las escaleras para ir a jugar, acompañados por Toby. El padre de Germán había acertado al decidir que él y su hijo debían esperar para hacer esa visita a la anciana niñera y a la chica nueva; esperar a la hora en que normalmente la señora se levantaba de su siesta, en caso de que ese hábito no se viera alterado ese día, pese a la recién llegada.

Cuando el hombre golpeó la puerta, ambas ya estaban levantadas, después de haber compartido la enorme cama que la abuela solía usar con su marido en la antigua casa. La viuda consideró que era lo mejor para su nieta, tomando en cuenta el largo viaje que se vio obligada a llevar a cabo.

Durante las siguientes noches continuarían durmiendo en la misma cama, pero sería temporal, hasta que pudiera conseguir dos camas individuales para ambas. Sería el momento de desechar la cama matrimonial vieja.

—Ella es mi nieta —la presentó sonriente la feliz abuela—. Se llama Carolina. A partir de hoy va a vivir conmigo. Germán, ahora ya no te vas a aburrir cuando tengas que quedarte acá.

El niño no dudó en saludar a su posible futura amiga, y en esforzarse en ser muy amistoso con ella. Su interlocutora mostró algo de temor y dudas el primer minuto, pero no tardó en sentirse cómoda con la situación, pronunciando cada vez más fluidamente las palabras. El placer que ambos sentían al jugar con el perro de Argelia ayudó a romper el hielo de una manera eficiente. Podían dar la impresión de ser mejores amigos a cualquiera que los viera descender las escaleras, acompañados del alegre Toby, para ir a divertirse.

—Ya era ahora de que jugara un rato afuera —comentó Fabián, luego de quedar a solas con la confiable niñera de su único hijo.

Él se había ofrecido ayudarla a acomodar las cosas de la niña, y ambos aprovecharon su ausencia, y la de Germán, para hacer esto lo más rápido posible.

—Tengo el presentimiento de que se van a hacer bien el uno al otro —expresó la mujer, sin experimentar ningún presentimiento realmente, pues se trataba de un deseo—. Tal parece que se van a llevar bien. No quiero otra cosa. Carolina necesita motivos de alegría.

—Hay algo que quería preguntarle —recordó el hombre—. Si no le molesta responder, claro está: ¿Qué pasó con los papás de Carolina? ¿Por qué, de repente, ella va vivir con usted? ¿Es algo temporal?

Argelia sabía que aquel hombre le preguntaría eso tarde o temprano, no podía ser de otra forma, por lo que estaba preparada para responder. No se sintió incómoda al confiarle la situación, ni tuvo reserva alguna al confiarle la historia de cómo su nieta había sido dejada a su suerte por sus padres, pues ya sentía cierto cariño, y una creciente confianza, por ese responsable y trabajador padre. Lo que llevaba conociendo de este le hacía verlo como un buen modelo a seguir para Carolina. Él tenía que ser una figura de admiración para la niña, y ella misma también debía serlo.

—No se culpe a usted misma, Argelia —dijo Fabián, luego de escuchar la historia mientras la señora le pasaba más cosas para acomodar—. Ellos hicieron mal las cosas, no usted. Por lo que he visto de su persona hasta ahora, y por lo que Germán me ha comentado, me atrevo a decir que los crió y educó lo mejor que pudo. A veces estas cosas pasan. No solamente los padres pueden influir en una persona. Pero estoy de acuerdo en que la nena necesita sentir que la quieren. Después de haber sido abandonada por sus padres, y por sus tíos, no me llamaría la atención que creyese lo contrario. Hay que evitar que piense que hay algo de malo en ella. Si necesita algo en lo que yo pueda ayudar, sabe que solamente tiene que pedírmelo, ¿no?

Al recibir como respuesta un sonriente asentimiento, Fabián prosiguió:

—Si le sirve de consuelo, creo que habría sido mucho peor si se hubieran quedado, dadas las circunstancias. Es imperdonable lo que los dos le hicieron a su propia hija, pero es preferible antes que quedarse nada más por obligación para hacerle la vida imposible a una nena que no tiene la culpa de nada. El daño que eso le causaría podría ser irreparable. Lo que menos necesita el mundo son más personas con ese tipo de problemas mentales. Ahora que la tiene usted hay una oportunidad para ayudarla. Por eso hice lo que hice con mi hijo. En cierta manera él tiene una situación parecida a la de Carolina.

Argelia no deseaba que él volviera a hablar de su divorcio, ni siquiera a pensar en eso, pues la vez que le relató todo lo referente a eso, dos días después de haberse conocido, se había percatado fácilmente de que el hombre deseaba hablar de eso la menor cantidad de veces posible.

El regreso inesperado del Toby, quien atravesó la puerta que ambos olvidaron cerrar tras la salida de los niños, fue la excusa perfecta para cambiar el tema de la conversación. Al no aparecer Germán y Carolina detrás del agotado can, Fabián se acercó a la ventana.

—No creo que suban todavía —aseguró el hombre, luego de contemplar que los chicos no mostraban interés en seguir a Toby, sino en seguir divirtiéndose sin él—. Dejémoslos.

Él había aprendido a no tolerar a las personas que usaban los problemas de su pasado como excusa para no progresar en la vida y salir adelante. Su hijo no sería una de esas personas, y al sentir empatía por la situación de la pequeña Carolina, estaba dispuesto a ayudar a que ella tampoco lo fuera. Ambos serían en un futuro adultos felices, sanos, responsables y trabajadores. Juró que los guiaría por ese camino.

Mientras el perro se acomodaba nuevamente en el sillón, cerró la puerta, para luego volver a seguir asistiendo Argelia en la pieza.

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Kami
Me gustó la forma de narrar
Eduardo Barragán Ardissino: Muchas gracias♥️.
total 1 replies
Tae Kook
No puedo creer lo bien que escribes. ¡Me tienes enganchada! 🔥🤩
Eduardo Barragán Ardissino: Muchas gracias, me alegra saberlo💖.
total 1 replies
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