Ethan ya lo había perdido casi todo: sus pacientes, su reputación y la fe en la gente. Todo por una acusación que jura era mentira. Cuando aceptaron mantenerlo en la clínica bajo una condición —tratar a un paciente que nadie más quería—, tragó su orgullo y aceptó. El nombre en el expediente: Kael Drummond.
Luchador profesional. Incontrolable. Violento. Y con el hombro izquierdo casi inutilizable.
Kael no confía en nadie. Creció quebrando a otros antes de que lo quebraran a él. Su cuerpo es su arma, y ahora le está fallando. Lo último que quiere es un terapeuta metiéndose en sus límites.
Pero entre sesiones forzadas, provocaciones silenciosas y cicatrices que no son solo óseas, Ethan y Kael se enfrentan… y se reconocen. El dolor es todo lo que conocen. Quizás también sea donde empiecen a sentir algo que nunca habían tenido: cariño.
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Capítulo 13
[Viernes, 11h | Clínica de Rehabilitación]
Ethan entró en la clínica más temprano, intentando parecer calmado. Ya sabía que algo había cambiado: las miradas eran diferentes. Esta vez, no era solo juicio, era curiosidad sucia.
En el pasillo, Carla se acercó.
— Ethan... ¿ya viste?
— ¿Ver qué? — Ethan la mira con sorpresa.
Ella sacó el celular y mostró la pantalla.
Un video tembloroso, filtrado de una cámara de seguridad de un bar. Kael, de pie. Ethan al lado. Y la leyenda: “Kael Drummond confrontando al ex entrenador. ¿El rubio al lado? Fuente dice que es el actual novio.”
— Esto está en todos lados — dijo Carla, en voz baja. — Twitter, Reddit, blog deportivo. Se está viralizando.
Ethan sintió el estómago revuelto.
— Yo no autoricé nada... nadie...
— No importa. Ya salió de tu control.
[Apartamento de Kael | 15h]
Kael estaba frente al televisor, viendo la noticia. Repetición del video. Análisis de “especialistas” comentando la posible relación. Debates inútiles sobre sexualidad, reputación, escándalo.
Apagó con rabia. Tiró el control lejos.
Ethan llegó, cerrando la puerta tras de sí.
— ¿Ya viste?
— Sí.
— Tenemos que conversar sobre esto.
Kael rió, sin humor.
— ¿Conversar? ¿Quieres hacer damage control?
— Quiero protegernos.
Kael anduvo por la sala.
— A ellos no les importa la verdad. Quieren sangre. Quieren un nuevo escándalo para vender views.
— Entonces nosotros respondemos.
— ¿Con qué? ¿Un post en Instagram? ¿Un video llorando frente a la cámara?
— Con la verdad. Simple.
Kael paró.
— ¿Y cuál es nuestra verdad, Ethan?
— Que tú no eres el monstruo que pintan. Y que yo no soy un error que cometiste.
Silencio. Denso.
Kael se acercó despacio.
— Ellos van a venir con todo. Van a decir que tú solo te acercaste para aprovecharte. Que yo estoy desequilibrado. Que tú eres antiético. Que esto nunca fue amor, solo carencia, manipulación, inestabilidad.
Ethan lo encaró de vuelta.
— ¿Y qué vas a decir tú?
— Que incluso si es todo eso… yo aún te elijo.
[Mensaje en vivo | La respuesta inesperada]
Más tarde, Kael hizo algo que ni Ethan esperaba.
Encendió el celular. Abrió una live.
Sentado en el suelo de la sala, camiseta oscura, cabello desordenado. Sin maquillaje. Sin producción. Solo verdad.
— Para quien quiera oír: sí, aquel en la imagen soy yo. Y el hombre a mi lado es Ethan. Él fue mi fisioterapeuta. Después, mi puerto seguro. Ahora, es alguien que amo.
— Yo luché toda la vida contra todo el mundo. Pero nunca supe luchar por mí mismo. Hasta ahora.
— Si esto mancha mi imagen, que se joda la imagen. Esto aquí es real.
Miles de comentarios subieron.
Ethan asistía desde la cocina, en silencio. Llorando, sin saber por qué. Tal vez por alivio. Tal vez por miedo. Tal vez por amor.
Kael apagó la live.
Se giró hacia Ethan.
— Yo me expuse. Ahora es tu turno.
Ethan anduvo hasta él. Se arrodilló en el suelo. Sostuvo el rostro de Kael con las dos manos.
— Yo te elijo… Incluso si eso me cuesta todo. Porque, contigo, por primera vez... yo no estoy huyendo. Yo estoy viviendo.