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DAME A CAMBIO ALGO Y TE PRESTO A MI HIJA
En la casa de los Cox, ya estaban al tanto de lo que estaba sucediendo; Camy estaba muy nerviosa, porque en cualquier momento se revelaría que ella era la hija adoptiva de la familia Cox, que no había respondido a las llamadas ni mensajes de Martina Kendall.
Realmente no tenía tiempo para preocuparse por otros que no fueran ella. Bueno, nunca se había preocupado por nadie que no fuera ella misma, mucho menos lo haría ahora que estaba tan presionada y preocupada por lo que pasaría si todo lo que sucedía en su casa saliera a la luz. Sería su final.
No podía más con sus pensamientos. Estaba dispuesta a matar a Keira en ese mismo instante.
Escuchó que tocaban a su puerta y fue a abrirla, pues le había puesto la llave; no quería que nadie la molestara.
—Camy, ¿estás bien? ¿No bajaste a cenar? ¿Qué está pasándote? Grace estaba muy preocupada por su hija.
—Si de verdad te preocupara lo que me pasa, estarías ahuyentando de esta casa a Keira, pero como yo no soy tu hija biológica, por eso es que me dejas sufrir todo lo que está pasando por culpa de esa arribista —le respondió muy molesta Camy a su madre.
—Sabes que para mí tú eres la única hija que tengo, nunca tendré otra más, has estado a mi lado durante ya casi 18 años, como no voy a estar preocupada por todo lo que te pase, sabes que me preocupa todo sobre ti —abrazo a su hija. Grace
—Mamá, estoy tan asustada de que en el colegio todos mis amigos se enteren que soy adoptada, que me estoy volviendo loca—.
—No te preocupes no pasara nada, nunca dejaras de ser mi hija, no vamos a revocar eso, así que serás la única hija de la familia Cox, no vamos a darle el apellido a Keira esa chica vulgar seguirá siendo una simple cualquiera—
—¡Prométemelo, que nunca le darán el apellido de la familia!—
—Lo prometo, no te preocupes, vamos a abajar, para que comas algo, que no nos ha tomado nada desde que regresaste—.
Tanto madre, como hija, salieron de la habitación juntas, y vieron cómo estaba por bajar las escaleras Keira, así que camino un poco más deprisa que su madre y siento unas ganas tremendas de que muriera en ese mismo momento, así que la empujo.
Keira calló por las escaleras, pero como sabía cómo protegerse, no le pasó gran cosa al llegar al final de las escaleras. Cuando estaba en el piso, se quedó sin moverse, para ver qué harían a continuación ese par de malas personas.
Al escuchar el gran ruido que hizo Keira al caer por las escaleras, Luck salió de su oficina y vio a Keira tirada en el piso sin moverse, y fue a ver qué le pasaba. En el mismo momento estaba entrando por la puerta principal el Señor Kendall.
—¿Cielos, qué le ha pasado a esta chica? Preguntó el señor Kendall. —Tiene que llevarla al hospital de inmediato —dijo cuando vio que ninguno de los tres miembros de la familia Cox se movía siquiera para saber si estaba viva, la chica que él mismo acaba de ver caer por las escaleras.
—Ha, sí, sí llévenla al hospital —dijo como si tratara de un gato o un perrito. Luck Cox, eso demostraba cuanto le importaba Keira a esta familia.
El chofer junto con otro sirviente la llevaron al hospital, mientras los otros se quedaron en casa para atender a la visita.
Su sorpresa fue mayor para el señor Kendall cuando se enteró que la chica a la que iba a buscar era a la que se acababa de llevar un sirviente y el chofer; eso sí que no espera verlo con sus propios ojos. Sabía por otros que Luck era un hombre despiadado, pero no hasta este grado.
—Bueno, como ya les explique, vine a ver si es posible que Keira me ayude con el problema que causaron tanto mi hija como su hija Camy, y que principalmente me está afectando a mí. En mi empresa, mi equipo de relaciones públicas diseño un discurso que tendrán que dar las dos y así puedo acallar las bocas de todos los que están chismeando sobre el incidente.
Cuando escuchó esto Luck Cox, de inmediato recordó que tenía unos proyectos que requerían de financiación, y el mejor inversor sería Kendal Construcciones, así que pensó que sería el momento más apropiado para conseguir que se le diera ese apoyo que tanto necesitaba ahora.
—"Me encantaría poder ayudarte, pero mi amada hija, como viste, ahora está en el hospital, y estamos muy preocupados por lo que estará sufriendo ella, por sus golpes, así que tendremos que pensarlo con mucho cuidado si ella podrá ayudarte con ese problema. ¿Qué te parece si hablamos la semana próxima?—
Kendall estaba seguro de que no había conocido a un hombre más ambicioso y desagrádale como a Luck Cox. Era un mercenario capaz de vender a sus propias hijas para conseguir algo, y ahora lo estaba comprobando. Quería dejar que su hija lo ayudara y sabía muy bien a cambio de que ya había escuchado que no tenía fondos para arrancar un par de proyectos y seguro que es eso lo que quiere, qué asco de persona. Su hija cayó delante de sus ojos y no se preocupó ni por saber si estaba viva, pero ahora que la necesita, dice que la ama.
—Permíteme ir mañana por la mañana a preguntar yo mismo a la Señorita al hospital para saber si se siente bien para ayudarme con esto esta misma semana y hablamos. Diciendo esto se marchó.