Un alfa encuentra a su pareja destinada...
*Para conocer la historia de la familia de la Alquimista, puedes leer la Novela "Mi sugar Rey conoce a mi Dragón"
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Despedida
Lucio espero no escuchar nada en la habitación de al lado y entro… efectivamente la princesa dormía profundamente, se acercó a olerla y pudo ver su rostro y almohada humedecida, lo que significa que había estado llorando. Sintió una opresión en su pecho al saber, que era el, el responsable de esas lágrimas.
[Si me dejarás explicarte, si pudieras entrar en mi mente y ver que no he dejado de pensar en ti… si solo no te fueras mañana y me dieras mas tiempo para decirte que eres mi destinada, que por siempre serás mi mujer, mi luna… y que ya no me importa, si no eres Lycan, ni nada, que solo quiero que seas mía… que solo quiero volver a sentir tus labios…]
Lucio se iba a retirar de la habitación, cuando vio que ella se movía inquieta…
[¿Qué estarás soñando mi princesa…?]
Azucena en sus sueños se encontraba en un gran valle, una planicie que le permitía ver todo a su alrededor, había mucho trigo y se notaba que pronto el atardecer iba a pasar… ella estaba con un corto vestido blanco y quería correr hacia los campos de trigos, pero no la dejaban… al intentar ver quien la tenía sujetada, se encontró con unos grandes ojos amarillos… asi que intento nuevamente correr…
- Princesa, no puedes huir de mi
- Déjame yo quiero ser libre, déjame correr…
- Ya nunca estarás sola, eres mía…
- Libérame…
- Pronto lo entenderás, mi pequeña flor…
Al día siguiente, Azucena despertó un poco confundida…
[Quizás me excedí en la valeriana en el té de ayer]
Después de darse un reparador baño, tocaron a su puerta.
- ¿Quién es?
- Soy Jhon el mayordomo, solo era para avisarle, que ya la están esperando.
- Muchas gracias, bajo enseguida.
Cuando la princesa termino de alistarse, abrió su puerta y se encontró con Lucio Magnus, quien no había podido dormir, al no poder hablar con la princesa y haber perdido temporalmente la conexión con su lobo, por lo que estaba bastante ojeroso y con la misma ropa de ayer.
Lucio: - Princesa ¿Podemos hablar?
Azucena: - No, permiso, déjeme pasar
Lucio: - Tiene que escucharme, deme un minuto, solo uno…
Lucio la vio a los ojos y noto como su mirada se había endurecido, mientras ella permanecía en silencio.
Lucio: Lo que usted escuchó ayer…
Azucena: ¿Usted lo dijo antes, pero ahora cambio de opinión?
Lucio: Si justamente eso paso.
Azucena: Bien, ¿Algo más? Ahora me deja pasar, que me están esperando.
Lucio: Es en serio…
Azucena: Bien, pero ahora me tengo que ir y no se preocupe, que mantendré mi palabra y no dejare de ayudar a su clan y sobre lo que paso en la cueva ayer, no se preocupe que, no volverá a pasar.
Lucio: No, usted… no me puede decir eso… nosotros…
Azucena: ¡Suélteme! No hay un nosotros… olvide lo que paso.
Lucio: ¿Olvidarlo? ¿O sea usted anda por los territorios besando a gente y después les pide que solo lo olviden?
Azucena le dio una cachetada, que lo dejo mirando hacia el otro lado.
Azucena: Yo no soy como las mujeres que usted usualmente trata, asi que no me vuelva a hablar, sí no es estrictamente necesario, ¿me entendió?
Lucio estaba furioso y no por el golpe, si no por no poder verbalizar todo lo que realmente quería decirle…
Javier: Princesa, los magos la esperan… ¿está todo bien?
Azucena: Si, ya me voy… permiso…
Lucio vio como se alejaba y para aumentar aun mas su rabia, vio como Javier miraba embobado el cuerpo de la princesa sin ningún disimulo. Asi que le dio un golpe de puño a la pared de piedra…
Los magos y la princesa se fueron esa misma mañana al templo.