“Mamá, a Luci le duele mucho… no quiere más inyecciones. Luci no quiere…”
“Luci, tranquila… no haremos nada ahora. Tu hermano Lui no soporta verte llorar,”
rogó Rhui intentando calmar a su hermana gemela, que luchaba contra una enfermedad mortal.
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Rechazada por su familia, Azayrea Jane se ve obligada a enfrentar un destino amargo. Debe casarse con Azelio Sayersz, líder de Liu Tech, para reemplazar a su prima Emira, quien está en coma. Aunque ha amado a Azelio durante quince años, Rea sabe que el corazón de ese hombre pertenece por completo a Emira.
Después de soportar años de dolor emocional, Rea decide marcharse. Reconstruye su vida y encuentra felicidad en la presencia de sus dos hijos, Ruchia y Rhui. Sin embargo, esa felicidad se derrumba cuando a Ruchia le diagnostican leucemia aguda. Las limitaciones físicas de Rhui le impiden ser donante para su hermana. En un último intento desesperado, Rea vuelve a ver al hombre que la abandonó cinco años atrás: Azelio Sayersz. Pero Azelio ahora es más frío que nunca.
“Haré lo que sea con tal de salvar a mi hija,” suplica Rea con el corazón hecho pedazos.
“Dame tu corazón, y la salvaré.”
Ante un dilema que desgarra el alma, Azayrea debe tomar la decisión más dura de su vida: sacrificar su propia existencia por su hija, o perder la única razón que le queda para vivir.
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Capítulo 11
En el piso superior del edificio Technover, Devron caminaba de un lado a otro en su lujosa oficina como un león que ha perdido a su cachorro, con las venas del cuello tensas.
"¡Busquen! ¡Busquen en todo el edificio! ¡Que no se escape nadie!" gritó Devron a su secretaria, "Me temo que mi hija haga algo raro. Esa niña es demasiado...!"
El dolor de cabeza que sentía se distrajo un poco cuando las noticias en la gran pantalla de plasma de su oficina mostraban noticias de última hora sobre la empresa rival. Liu Tech acababa de ser hackeada, pero se informó que ya estaba bajo control.
Devron sonrió. Su amplia risa llenó la habitación.
"Jajajaja... ¿Quién se atrevió a hacerle eso a Liu Tech?" Devron golpeó la mesa, con los ojos brillantes de admiración. "¡En verdad, es muy valiente! Debo reclutarlo como mi subordinado".
Sus subordinados, que vieron a Devron reírse solo, se estremecieron un poco de manera extraña. Su jefe era excéntrico.
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En una sala de control secreta lejos de la vista de Devron, la tensión acababa de disminuir. Rhui y Rubi estaban sentados frente a una serie de monitores sofisticados. Su juego había terminado.
Rhui sonrió levemente, satisfecho por haber tenido éxito. Mientras que Rubi solo podía quedarse paralizada incrédula. Acababa de presenciar un milagro. Ese chico de pueblo torpe había logrado controlar la computadora como un profesional. Las huellas de las acciones de Rhui, líneas de código confusas y registros de acceso a la red externa todavía estaban claramente visibles en uno de los monitores. Gracias al código ocular de Rubi que tenía acceso a todas las habitaciones, pudieron entrar allí.
En ese momento, Rubi admiró en secreto a Rhui. "¡Hola, Capi! ¡Enséñale a Lubi también!" dijo Rubi con afecto, moviéndose para sentarse más cerca de Rhui.
Rhui inmediatamente se alejó, sintiéndose incómodo y molesto. "¡Apendel solito! ¡Hmp!" Rhui se negó en voz alta. No aceptó que lo llamaran 'Vaca'. ¿Qué vaca juega a la computadora, verdad? ¡A las vacas les gusta jugar en la zanja!
Rubi hizo un puchero. Su pequeña mano se levantó, con ganas de presionar el gran botón rojo llamativo en el panel de control frente a ellos. Ese botón era bastante peligroso. Rhui entró en pánico de inmediato.
"¡No! Eso..."
Sin embargo, antes de que la pequeña mano de Rubi tocara el botón, la puerta detrás de ellos se abrió con fuerza. Rhui y Rubi se quedaron boquiabiertos al ver a Devron de pie en la puerta, luciendo igual de sorprendido.
La hija que Devron había estado buscando, de quien temía que hiciera algo raro, resultó estar en esta sala de control prohibida. Devron quería enojarse, pero sus ojos estaban fijos en las huellas que no se habían borrado en la pantalla.
Reconoció el código que apareció y reconoció el registro de acceso a la empresa Liu Tech. Un momento después, Devron vio el icono de la imagen de una rana que acababa de convertirse en una noticia viral, la rana con la cara del presidente Liu todavía estaba en la miniatura del historial.
"¡Rubiii! ¿Así que esto fue tu culpa? ¿En serio, querida?" Devron avanzó rápidamente, acercándose a su pequeña hija con una incredulidad mezclada con orgullo.
Rubi negó con la cabeza inocentemente. Señalando a Rhui con calma.
"¡Capi estaba jugando, papá!"
Devron se sorprendió por un momento, luego se echó a reír a carcajadas, sacudiendo la cabeza. "¡Un chico de pueblo no puede jugar a la computadora! No mientas, Rubi. Papá sabe que estás mintiendo para que no te consideren una genio, ¿verdad? Jaja... ¡Papá está orgulloso de ti, cariño!"
¡Muach! ¡Muach! ¡MUUUUUUCH!
Frente a Rhui, Devron abrazó y besó a su hija con entusiasmo. Rubi se esforzó por alejar la cara de su padre.
"¡Ahhhh, papá huele feo!" protestó Rubi, mientras que Rhui solo pudo contener el aliento con incomodidad a su lado.
"Está bien, nos vamos a casa ahora. ¡Papá celebrará tu éxito en casa! Los abuelos deben estar orgullosos de tener un bisnieto genio como tú", dijo Devron, luego miró a Rhui con una mirada despectiva.
'¿Qué sabe él? Seguro que solo sabe jugar con el barro.' Pensó Devron.
Rhui quería protestar, quería gritar que todo el alboroto era obra suya. Sin embargo, al ver a Devron tan feliz, desistió de su intención. A Rhui de repente ya no le importaron los elogios. Ahora, solo quería ver a su hermana y reunirse con su madre de nuevo.
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No subestimes a los niños pequeños Ron, si se enojan, te harán como su padre
