Emma y Ethan han sido inseparables desde que tienen memoria. Sus padres, amigos íntimos, los han visto crecer juntos, compartiendo risas, juegos y sueños. Sin embargo, al finalizar la secundaria, ambos sienten que la amistad ha evolucionado en algo más profundo, una atracción que ninguno se atreve a confesar por miedo a las posibles reacciones de sus familias.
Durante su segundo año de universidad, Emma, cansada de ocultar sus sentimientos, decide confesarle a Ethan lo que realmente siente. Con el corazón acelerado, se dirige al departamento de Ethan, solo para encontrarlo en compañía de una de las chicas más populares de su clase. Desconcertada y herida, Emma toma una decisión drástica: pide a sus padres que la envíen a estudiar al extranjero, con la esperanza de dejar atrás sus sentimientos no correspondidos.
Años después, Emma regresa y los sentimientos que creía olvidados también lo harán.
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Aclarando confusiones
La claridad de las luces artificiales del exterior se filtraban a través de las cortinas, envolviendo la habitación en un resplandor cálido y dorado. Ethan y Emma estaban acurrucados en la cama, sus cuerpos entrelazados en un abrazo que hablaba de la intimidad y la conexión profunda que habían compartido horas antes. Sin que ellos se dieran cuenta, la noche comenzó a caer, cubriendo el mundo exterior con su manto de estrellas, pero dentro de esa habitación, el tiempo parecía haberse detenido.
Ethan abrió los ojos primero. Observó a Emma, quien seguía dormida a su lado, su rostro relajado y en paz. Una sonrisa suave se dibujó en sus labios mientras se inclinaba para darle un beso delicado en la frente. Sus labios apenas rozaron su piel, y ella se movió ligeramente, pero no despertó.
Con cuidado, Ethan se deslizó fuera de la cama, asegurándose de no perturbar su descanso. Se levantó y caminó hacia la mesa de noche, donde un reloj digital marcaba la hora. Apenas podía creer cuánto tiempo había pasado desde que se habían rendido el uno al otro. Miró de nuevo a la muchacha, sus ojos aún estaban cerrados, y su sonrisa se ensanchó. Era la primera vez en mucho tiempo que se sentía verdaderamente feliz y en paz.
- Es perfecta- pensó Ethan, sintiendo una oleada de amor que lo abrumó. La vida había sido dura, llena de malentendidos, distancia y dolor, pero ahora, todo parecía encajar. Con ella, aquí, sentía que finalmente había encontrado su lugar.
Recordando cuántas horas habían pasado, y suponiendo que Emma podría despertar con hambre, decidió ir a la cocina a preparar algo para los dos. Salió de la habitación con pasos suaves y se dirigió a la cocina, donde comenzó a buscar ingredientes para una comida rápida pero reconfortante.
Mientras tanto, en la habitación, Emma empezó a despertar lentamente, parpadeó un par de veces, dejando que sus ojos se acostumbraran a la luz que se desvanecía. Se desperezó, estirando sus brazos por encima de su cabeza, y notó que Ethan no estaba a su lado. Por un breve segundo, sintió una punzada de pánico, como si todo lo que había pasado pudiera haber sido solo un sueño.
Pero entonces, recordó lo ocurrido horas antes y una sonrisa cálida iluminó su rostro. Las imágenes y sensaciones de su intimidad con Ethan eran vívidas en su mente, y su corazón se llenó de una alegría tranquila.
-Finalmente- pensó- estoy donde siempre quise estar, con él.
Al intentar levantarse, su estómago rugió de manera audible, recordándole que no había comido en todo el día. Fue en ese momento cuando la puerta de la habitación se abrió despacio, y Ethan entró con una bandeja en las manos. Su cabello estaba húmedo, indicando que se había dado una ducha rápida, y vestía solo un pantalón, lo que acentuaba su figura atlética. Emma no pudo evitar que su sonrisa se ensanchara al verlo.
-¿Adivinaste que tenía hambre?- bromeó Emma, recostándose contra las almohadas mientras lo observaba acercarse.
Ethan sonrió de vuelta, una sonrisa cargada de satisfacción y ternura.
-Algo me lo dijo- respondió mientras se acercaba a la cama y colocaba la bandeja sobre las piernas de Emma- Preparé algo ligero, pensé que podríamos disfrutarlo juntos.
Emma miró la bandeja, que contenía una selección de frutas frescas, queso, galletas saladas y una pequeña jarra de jugo. Nada demasiado pesado, pero suficiente para saciar su apetito. Sus ojos se encontraron con los de Ethan, y ambos compartieron un momento de silencio, en el que no hicieron falta palabras para expresar lo que sentían.
-Gracias- dijo ella en voz baja, su mano acariciando la de él que aún estaba apoyada sobre la bandeja.
-No tienes que agradecerme nada- respondió Ethan, tomando su mano y apretándola con suavidad- Todo lo que quiero es que estés bien.
Emma asintió, sintiendo que las lágrimas amenazaban con asomar en sus ojos, no de tristeza, sino de pura gratitud y amor.
-Estoy más que bien. Estoy… completa.
Ethan se sentó a su lado en la cama, tomando una galleta y ofreciéndosela antes de tomar una para sí mismo. Ambos comieron en un silencio cómodo, intercambiando miradas y sonrisas de vez en cuando. La conexión entre ellos era palpable, y aunque las palabras eran pocas, cada gesto, cada mirada, hablaba de la profundidad de sus sentimientos.
Después de un rato, Emma rompió el silencio, sintiendo la necesidad de expresar lo que tenía en su corazón.
-Ethan…- comenzó, dudando por un segundo- No quiero que esto sea solo un momento fugaz. No quiero que volvamos a alejarnos.
Ethan la miró, con sus ojos llenos de determinación y cariño.
-Yo tampoco, Emma. No pienso dejar que nos separemos otra vez. Lo que tenemos… es real. Y quiero construir algo sólido contigo.
Emma sintió una ola de alivio al escuchar esas palabras.
-Eso es exactamente lo que quiero.
Ethan extendió la mano y acarició suavemente la mejilla de Emma, disfrutando de la calidez de su piel bajo sus dedos.
-Entonces, no tenemos nada de qué preocuparnos. Vamos a tomarlo día a día, y a hacer esto juntos.
La muchacha asintió, sus ojos brillaban con lágrimas contenidas.
-Juntos- repitió, tomando su mano y llevándola a sus labios para besarla suavemente.
Terminaron de comer, disfrutando de la tranquilidad del momento. Ethan llevó la bandeja de vuelta a la cocina, mientras Emma se levantaba para estirarse un poco. Se dirigió hacia la ventana y miró hacia afuera, viendo cómo las luces de la ciudad comenzaban a encenderse mientras la noche se asentaba por completo. Había algo en la quietud de la noche que la hizo sentirse increíblemente segura.
Ethan regresó y se detuvo en la puerta, observandola mientras miraba por la ventana. En ese momento, supo con certeza que no quería pasar ni un día más sin ella a su lado.
-Emma- la llamó suavemente.
Ella se giró y lo miró, su sonrisa aún en su rostro.
-¿Sí?
-Te amo- dijo simplemente, con una sinceridad que la dejó sin palabras.
Emma sintió que su corazón se aceleraba, y sus ojos se llenaron de lágrimas. Lo había dicho antes, pero ahora, frente a él, en esta habitación, estaba segura de que era verdad.
-Y yo te amo, Ethan.
Ethan se acercó a ella y la envolvió en sus brazos, besándola profundamente. Sabía que había mucho que construir, muchas cosas que resolver, pero en ese momento, todo lo que importaba era que estaban juntos. Y eso era todo lo que necesitaban para comenzar de nuevo.
La noche los envolvió en su calma, y en la quietud de su amor recién redescubierto, supieron que este era solo el principio de algo hermoso y duradero.
-Tenemos que hablar de lo que pasó antes de que te fueras- dijo él de repente.
Ella asintió lentamente, mientras caminaban hacia el sofá de la sala.
-Está bien, hablemos- respondió.
-Sé que ha pasado mucho tiempo y muchas cosas han cambiado- comenzó él, tratando de mantener la calma- Pero no puedo seguir adelante sin que sepas la verdad.
Ella lo miró, su expresión seria.
-Yo también necesito saber la verdad. He estado pensando en todo esto durante mucho tiempo, demasiado.
Emma tomó un profundo respiro antes de continuar. -Aquel día, cuando te vi con Claire... fue devastador- dijo ella- Sé que entre nosotros no hubo más que un beso y cosas inconclusas, pero ambos sabíamos lo que sentíamos por el otro. Y al verte con ella, pensé que en realidad yo no era para suficientemente importante.
-Emma, esa noche no pasó nada- dijo Ethan, con su voz llena de dolor- Yo estaba muy borracho- le explicó- Me había puesto así porque ya no sabía como manejar mis sentimientos por tí.
Emma sintió que las lágrimas comenzaban a caer. -Entonces, ¿por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no intentaste aclarar las cosas?
-Porque pensé que te habías ido para siempre, porque no sentías nada por mi- dijo Ethan, con su voz quebrándose- Decidí dejar todo así porque no quería empeorar las cosas. Te amo, Emma, siempre lo he hecho, y perderte fue lo peor que me ha pasado.
Emma lo miró, sus lágrimas cayendo libremente ahora.
-Yo también te amo, Ethan. Siempre te he amado. Y no sé cómo seguir adelante sin ti.
Ethan se levantó y se acercó a ella, tomándola de las manos.
-No tienes que hacerlo. Podemos resolver esto juntos, empezar bien.
Emma asintió, sintiendo una mezcla de alivio y esperanza.
-Sí, juntos. No quiero perderte de nuevo.
Ethan la abrazó con fuerza, sintiendo que finalmente podía respirar.
-Nunca más, Emma. Nunca más- le dijo besando sus labios con la misma ternura con la que lo habría hecho años atrás.
El resto del tiempo se fue, entre charlas, besos, risas, más besos y caricias, mientras que afuera la noche y el mundo seguían avanzando.
Que Dios te siga bendiciendo, para disfrutar de los frutos de tu enorme talento. Sinceramente :Felicitaciones y muchas muchas gracias!!!