Después de que su esposo le fue infiel con su mejor amiga, tuvieron un altercado. Todos la creían muerta, pero ella volvió con más fuerza dispuesta a vengarse de todos los que le hicieron daño.
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Aborto.
El encuentro entre los dos hermanos fue muy emotiva...
¡Hermana!, te he extrañado mucho.
Perdón, hermano, es que no recordaba nada, pero gracias a ellos (dijo señalando a Toñita y a Braulio), y al doctor, pude sanar.
Gracias, cuánto se les debe, dijo Erick con cuidado para no ofender.
Vamos, Erick, yo después me pongo de acuerdo con ellos, Sharon trató de salvar la situación. Luego, vio a Ethan, ¿y tú no me Abrazas?, dijo.
Casi de inmediato él se acercó a ella y le dio un gran abrazo.
¡Qué alegría me da ver que estás bien!
Se despidieron de ellos y enfilaron hacia su casa...
Pero algo no andaba bien, Sharon lo podía ver en los ojos de ambos.
¿Pasa algo, Erick?
Erick dio un gran suspiro, Sharon, Arap se ha llevado a la niña a un internado en Estados Unidos.
¡¿Qué?! Eso no puede ser. ¿Por qué lo permitiste?
Lo siento, yo no me di cuenta hasta después.
¡Dios mío!, lo que debe estar sufriendo mi hija.
Tengo que hacer algo.
Nada podemos hacer, él es su padre, recuerda que tú solo eres la tía. Roxana murió.
Esto no puede ser, es muy injusto, Sharon no pudo evitar derramar las lágrimas, que rodaron sin freno por su rostro suave como la seda.
La vida misma es injusta, pero hay que vivirla, esto no durará mucho, te lo prometo.
De seguro fue la estúpida de Isabella la que lo obligó a llevarse a mi hija, dijo Sharon casi con seguridad.
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Isabella fue a visitar a una amiga, eran amigas desde pequeñas, al igual que Roxana (Sharon), pero al momento que se metió con Arap, su amistad había terminado.
Estaban platicando muy animadas, cuando Isabella, al levantarse sintió náuseas y por poco se desmaya.
Si no hubiera sido por Susana, su amiga, hubiera caído al suelo sin remedio.
¡Isabella!, ¡no me digas que estás embarazada!
Susana la ayudó a sentarse mientras ella se recobraba.
Tuve un retraso, necesito ir con mi ginecólogo, no quiero estar embarazada, no quiero un hijo.
Imagínate, no sabrías quién es el padre.
Isabella le lanzó una mirada casi de miedo, no me gustó eso que dijiste.
Perdón, fue una broma, no me hagas caso, pero si lo miras fríamente, has tenido varios amantes además de Arap, no estoy equivocada.
Bueno, eso no está a discusión, el punto es que no quiero tener un hijo.
Yo te acompaño si quieres.
Sí, pero será mañana, hoy no me siento bien.
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Susana e Isabella se encontraban con el ginecólogo...
Él le confirmó a Isabella su embarazo.
En efecto, Isabella, está embarazada, felicidades.
Isabella salió echando chispas, Susana salió tras ella... Espera, Isabella, ¿qué piensas hacer?
Deshacerme de él, no pienso tener un hijo.
Estás mal amiga, habla con Arap, dile que va a tener un hijo, estoy segura que le dará mucho gusto.
¿Acaso no me dijiste que no sabría quién era el padre?
Perdón, amiga, ¿qué más da quién sea el padre?, estás con Arap, ¿no?
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Isabella, ¿te pasa algo?, te noto muy nerviosa.
Lo que pasa es que sigo pensando en Sharon, ¿qué va a pasar si no aparece?
Aunque ella no aparezca, está su apoderado, él ocupará su lugar, dijo Arap sin emoción alguna.
¿Y eso es legal?, insistió Isabella.
Sí, él trae un poder firmado por Sharon.
Yo no me quiero quedar en la ruina.
No te preocupes, eso no pasará, yo sé manejar las cosas, no en vano he estado al frente por muchos años.
Pues eso espero, porque de ninguna manera me voy a casar con un mediocre.
¿De manera que eso soy para ti?, ¿un mediocre?
Lo dije en sentido figurado, no que lo seas.
Isabella se dirigió a su cuarto, y se puso a buscar en internet...
"No quiero tener un hijo, no me quiero encadenar, lo siento bebé, no debes nacer y no naceras".
Isabella estaba decidida, luego de buscar en internet se fue directo a la farmacia.
Y de ahí se fue a su apartamento, a pesar de que vivía en la mansión que fuera de Roxana, tenía un apartamento propio en las afueras de la ciudad.
La única que sabia de esa casa era su amiga Susana.
Isabella leyó las indicaciones de las pastillas, y apesar de que eran peligrosas se tomó cuatro de un jalón.
Una hora después se empezó a sentir mal, le dolía el vientre, además de la fiebre que tenía.
Se acurrucó en el sillón, sentía que se moría.
El golpe a la puerta se escuchó muy claro.
Está abierto, contestó.
Susana entró y la vio hecha bolillo en el sillón...
¡Isabella! ¡Estás muy mal!, ¿pues que tienes?
Susana vio el frasco de pastillas y de inmediato supo lo que había pasado.
¡Dios mío!, ¿cuántas pastillas te tomaste? ¿Por qué lo hiciste?
No quería tener este bebé, no lo necesito, yo no nací para ser madre, dijo con voz apenas audible.
Te llevaré al hospital, vamos.
No, no quiero ir.
Pero estás muy mal.
¡Déjame!, no voy a ir a ninguna parte.
Como pudo, Susana llevó a Isabella al baño y la metió a la regadera, un chorro de sangre cubrió el piso... Isabella apenas se podía mabtener en pie.
Varias horas después todo había pasado, el bebé ya no era, Isabella se había encargado de abortar.
Estuvo en su apartento varios días.
Aunque Arap preguntaba por ella, nadie supo darle razón.
Era muy raro que no estuviera en casa, ni siquiera se había presentado en su oficina.
Algo estaba pasando y Arap no tenía ni idea.
por compartir!