♡NOVELA MODIFICADA♡
Las vidas de Emilia Megceza y Matteo Duncan se cruzarán de manera inesperada. Secretos guardados saldrán a la luz, lazos familiares y un amor que crece día a día.
¿Por qué el destino decidió unirlos? ¿Por qué hay personas que se oponen a su relación? ¿Saldrá la verdad a la luz?
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CAPITULO 1
EMILIA.
La alarma sonó a las 5 a.m dando inicio a un nuevo día. Emilia se levantó de la cama con gran pesar.
Era el aniversario de muerte número 17 de sus padres, lo que significa que debía apresurarse si quería llevarle flores antes de ir a trabajar.
Emilia vivía sola. Sus padres fallecieron cuando ella tenía únicamente 7 años, y su abuelita falleció 8 años más tarde de un cáncer fulminante. Sin embargo, ella salió adelante. Comenzo a trabajar en bares y cafeterías y gracias a eso, fue a la universidad y se recibió con honores.
Hoy es su primer día como asistente ejecutiva del CEO de "Duncan Enterprise". Consiguió el puesto gracias a su mejor amiga Nicki, quien lleva un tiempo trabajando como ejecutiva del vicepresidente y le recomendó que en dicha compañía había una vacante a la cuál se presentó y la aceptaron de inmediato. Sin embargo, hoy conocería a su jefe.
Emilia se dio una ducha y se puso una falda tubo color azul, una camisa de mangas largas color blanca y zapatos del mismo color que la camisa. Se colocó sus cremas, se maquilló un poco y se echó perfume. Una vez conforme con su aspecto bajo a desayunar.
No sentía nervios por su primer día en el trabajo. Ella sabía que todo iría bien. ¿Qué podría salir mal? Era una persona respetuosa, aplicada, responsable. Jamás había tenido algún problema en sus anteriores empleos, por el contrario tenía muy buenas referencias en su currículum.
En ese momento, suena su celular, era Nicki.
-Hola cariño! Como amaneciste hoy?, atendió Emilia.
-Amiga!, cuéntame, estás nerviosa por tu primer día?
-Solo un poco. Pasaré por el cementerio antes de ir al trabajo.
-Oh claro. No te tardes, al jefe no le gustan las impuntualidades y debo darte el recorrido inicial para que conozcas las instalaciones.
-No te preocupes. Llegaré a tiempo. Chao.
Emilia colgó, agarró las llaves de su coche y partió rumbo al cementerio.
Emilia se bajó del auto y se dirigió a las lápidas de sus padres. Dejo un ramo de hermosas rosas azules en cada una de las lápidas. Permaneció junto a ellas un rato, miró la hora en su teléfono y se dirigió a la salida, pensando en sus padres. Emilia no recordaba como eran ellos de no ser por las fotos. Nunca supo como fallecieron tan jóvenes, su abuela siempre dijo que fue un accidente de auto y se negaba a darle más información que esa.
Mientras estaba concentrada en sus pensamientos, la chica tropezó. Cerro los ojos con fuerza esperando una dolorosa caída. Pero nunca llegó. Al contrario. Sintió un par de brazos fuertes que la sostenían por la cintura y un fuerte pecho donde estaba apoyada.
Emilia abrió los ojos lentamente y lo vio.
Un hombre alto y ejercitado la estaba mirando.
Ella se quedó hipnotizada en sus ojos grises y sus pestañas largas y negras que hacían que ellos se noten más.
-Deberías fijarte por donde caminas, puede que la próxima no haya nadie para salvarte. - Le dijo el hombre misterioso.
¡Quien se cree que es! ¡Es tan arrogante!
-No necesito ser salvada por nadie. Y menos por un tonto, arrogante como tú!. -exclamó la chica furiosa.
El hombre la soltó y la dejó ir, esbozando una sonrisa triunfal.
Emilia se fue apurada y subió a su coche.
10 minutos después, estaba frente a su trabajo. Aparcó el coche y agarró sus pertenencias para dirigirse a la entrada donde la esperaba su amiga Nicki.
Emilia se tomó su tiempo. Levanto la mirada y admiro el edificio en el que trabajaría a partir de hoy.
Soltó una sonrisa y suspiro, dirigiéndose al ascensor para empleados, donde estaba esperándola Nicki.
-Y ahí estás! Vamos. Tengo que mostrarte todo. - exclamó eufórica, Nicki.
-Qué bueno que te encuentro!.- Exclamó Emilia. -No vas a creer lo que me pasó. - Dijo, para luego contarle lo que sucedió en el cementerio por la mañana con aquel hombre misterioso pero a la vez arrogante.
-Oh vamos cariño, es tan romántico. Imagínatelo. Es como un cuento de hadas.
-Ay no es para tanto. - Exclamo Emilia, riendo.
Cuando salieron del ascensor Nicki le realizó un tour por la empresa para mostrarle su escritorio y las instalaciones rápidamente. Por último la llevo a conocer al jefe.
-Y por último. -Continuó Nicki. -Esta es la oficina de tu jefe, Matteo Duncan. El cual, por cierto, está para chuparse los dedos.
Emilia se echó a reír por las ocurrencias de su amiga.
Nicki golpeó la puerta y ante el asentimiento del jefe, entró a la oficina.
-Sr. Duncan, vengo a presentarle a su nueva asistente.
-Oh, las estaba esperando, señorita Mars. Hágala pasar.
Nicki abre la puerta y le hace una seña a Emilia para que pase. La chica se dirigió a conocer a su jefe segura de sí misma y con una sonrisa le dijo:
-Buenos días, Sr. Duncan. Mi nombre es Emilia Meg... ¡Tú! ¡QUE HACES TU AQUÍ!
De pie ante la chica, yacía él. El hombre misterioso.
...............
MATTEO.
El pitido de la alarma le indicó que era la hora de levantarse. Matteo se levantó, se puso un short, una camiseta y zapatillas deportivas y salió a correr al igual que todas las mañanas. Si bien era un hombre muy dedicado a su trabajo, se tomaba unos momentos para ejercitarse.
Luego de 15 minutos de correr, entro a ducharse y a vestirse para comenzar su día laboral.
Era el aniversario de sus padres así que quería llevarle flores al cementerio antes de ir a la empresa.
Desde hace 6 años, Matteo Duncan se convirtió en el CEO más joven en la historia de "Duncan Enterprise", asumiendo el puesto en la empresa de su padre a los 21 años. Luego de que George Dessault, el mejor amigo de su padre y a la vez, padre de su mejor amigo Noah, dejara la presidencia interina de la empresa para ocuparse de sus problemas de salud.
Matteo salió de la ducha y se vistió con un traje color negro y una camisa Blanca. Hoy prefirió no usar corbata, ya que solo las usaba cuando había juntas de accionistas en la empresa. Se roció con su colonia favorita y bajo a desayunar.
-Buenos días mi niño. - exclamó Rose. - Hoy estarás tu sólo, el niño Vittorio se fue muy temprano.
-Hola nana. Nada más tomaré algo y me iré rápido también.
-Trabajas demasiado mi niño.
-No te preocupes nana. Solo pasaré por el cementerio antes. ¿Es el aniversario de papá y mamá, recuerdas?
-Claro que sí cariño. Como si hubiera sido ayer.
-Hace 17 años juré sobre la tumba de mis padres que los vengaría. Haré pagar por lo que les hicieron.
-No estés enojado cariño. Las pericias determinaron que fue un accidente. Además el piloto y su esposa fallecieron en el mismo accidente. A quién culparías?
Lo cierto es que Matteo sabía que su nana tenía razón. Pero también que había una pieza de la historia que no encajaba del todo. Alguien había ocasionado el accidente y asesinado a sus padres y él no dejaría que esa persona quede impune de tal atrocidad.
-No lo sé, nana ya sabes lo que pienso sobre eso. Ya me voy, no quiero llegar tarde. Ten un buen día.
Beso la frente de Rose, tomo su maletín y se dirigió al garage donde lo esperaba Michael, su chófer.
-Buen día Sr. Duncan, irá directo a la empresa hoy?
-Hola Michael. No, por favor, llévame al cementerio primero.
-Como ordene Sr.
-Llámame solo Matteo, Michael, ya te lo he dicho.
Matteo sube a la limusina y se dirigen hacia el cementerio, para dejarle flores a sus padres.
Cuando entro al cementerio se topó con una chica que venía distraída. Ella levantó la vista y él la vio. Una chica rubia, de cabello largo hasta la cintura, ojos celestes y un cuerpo muy bonito. Ella era preciosa. Matteo sonrió. Algo dentro de él despertó su instinto seductor. Sobre todo cuando la chica lo insulto por haberla chocado.
Matteo se río, a causa de la reacción de la chica y la dejo ir. Cuando ella se fue, él volteó a verla. Salió del cementerio a paso apurado, moviendo sus caderas de forma cautivadora. El muchacho sonrió para sí mismo, dejó las flores en las tumbas de sus padres y se dirigió hacia el coche.
Llegó a la empresa y se subió de inmediato al ascensor para ejecutivos, hacia el cuarto piso, donde esta su oficina. Al bajar del ascensor pasó primero por la oficina de su hermano, quien es el vicepresidente de la empresa.
Matteo golpea suavemente y abre la puerta con cuidado.
-Vitto, cómo estás? No te vi en la mañana.
-Que susto me has dado Matteo. -Dijo este llevándose una mano al pecho. - Lo lamento, tenía mucho trabajo para hoy y me dispuse a venir más temprano.
-Está bien. Llámame si me necesitas.
Matteo se dirigió hacia su oficina pensando que hoy ingresará su nueva asistente, por lo que tenía que estar preparado para cualquier cosa. Dado que la anterior duro poco. La pobrecita creyó que por tener sexo con él, le pediría casamiento, que ilusa. Claro que no lo haría.
Él era un hombre frío, no tenía sentimientos hacia las mujeres, solo las usaba y luego las desechaba, después de todo, todas las mujeres son iguales para él.
15 minutos después golpean la puerta de su oficina. Matteo supuso que era la Srta. Mars, para presentarle a la nueva asistente. A esta hora ya debía de haber terminado de darle el recorrido por las instalaciones.
-Adelante. - dijo él.
-Sr. Duncan, vengo a presentarle a su nueva asistente. - Anuncia Nicole Mars, la asistente de su hermano.
Matteo dio el asentimiento para que pasen y se pone de pie al lado de su escritorio, esperando a conocer a su nueva asistente. Tenía mucho trabajo atrasado y deseaba ponerla al día cuanto antes. Unos minutos después, la chica ingresa.
Matteo la observa sorprendido, era ella. La chica que salvó en el cementerio. Sonrió ampliamente recordando las palabras de ella. Nunca nadie lo había llamado arrogante y estúpido. Y no porque no lo opinaran, él daba demasiados motivos para caerle mal a las personas, sino porque no se atrevían a insultar a Matteo Duncan.
El chico pensaba que este día se ponía cada vez mejor...
No es la primera incoherencia que aparece
Que fastidio esa repetición