Yura Pregonas es una mujer muy distinta a las que comúnmente se ven en la calle, ya que su piel, su pelo y sus ojos la hacen única entre tantas.
Con sus rasgos delicados, su altura y cuerpo dignos de una modelo, se siente de otro planeta, pero en el mal sentido de la palabra, ya que en su adolescencia todo eso la ha mantenido catalogada como la rara del local estudiantil, hasta que conoció a alguien casi tan exótico como ella, quien más tarde se convirtió en su mejor amigo y por el cual tuvo sentimientos silenciosos para no romper el vínculo de protección que ambos conllevaron con el otro. Sin embargo, no supo más de él luego de su graduación porque su familia se mudó.
Recientemente divorciada y escapando del poder de su exmarido, viajará en busca de una nueva vida.
¿Qué pasará con su mejor amigo cuando se reencuentren?
¿Será que, nuevamente, sus corazones estarán dispuestos a proteger al otro?
¿Su ex esposo le dejará el camino libre sin causar problemas?
NovelToon tiene autorización de Tamara Gallo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Los hermanos Suárez
Si bien Yura está triste por saber que el amor de su vida vuelve a Francia, también está feliz porque sabe que tiene una semana para estar con él y demostrarle cuanto lo ama; sin embargo, quisiera que él deje de tenerle tanto respeto a su situación legal, ya que sino, en estos días podría abstenerse de tocarla. Aunque no quiere decir que no lo intentará seducir en cada noche.
En la empresa puede estar tranquila y las horas pasan como si nada, por lo que a la hora indicada, abandona el edificio. Se dirige a la mansión, se ducha, hace una maleta y sale, como si nada. Justamente no encuentra a nadie que la moleste, ni que le pregunte a donde va.
En el auto, yendo hacia la casa de Aarón, empieza a escuchar música y cantar con tranquilidad, feliz de planear algo que desea hace mucho tiempo, y eso es, degustar al pelirrojo.
En su época de adolescentes, donde solamente eran ellos dos, casi las veinticuatro horas del día, le dio ideas para lindos apodos con respecto a su color de pelo; por ejemplo, colorado o pelirrojo, que son los más comunes, rojito o fueguito, por lo "sexy" que lo consideraba o su estado de ánimo, el cual, mayormente, era de enojo porque trataban de evitar el bullying. También llegó a decirle "mi chiquito" y no precisamente porque fuese bajo de estatura, sino sarcásticamente por lo alto que desde el principio, demostró que iba a ser.
Cuando llegaron a la Universidad, a las mujeres no les molestaba que él tuviera los ojos de diferente color, sino que eso lo hacía parecer más atractivo, atrayendo la mirada de muchas que ponían celosa a la albina.
Actualmente, sabe que nada ha cambiado porque ella considera que está, incluso, más irresistible que en el pasado. Además, cuando volvió a verlo, creyó que él ya tendría pareja.
En la casa de los hermanos Suárez, ambos están esperando por ella para merendar, aunque sin poder evitarlo, Aldana pregunta algo que Aarón ya esperaba.
— ¿Dejarás sola a Yura?
— ¿De qué me hablas?
— Bueno, ya sé que volveremos a Francia, pero, ¿qué pasará con ella?
— Nadie dijo que debías volver conmigo— le responde con una sonrisa ladina.
—¿No? Entonces, ¿qué haré?‐ cuestiona confundida.
— Te quedas e invitas a Yura para que viva contigo mientras pasa el proceso de divorcio, así no se siente abandonada o sola.
— ¿Ese es tu plan?
— Siempre dijiste que querías ser amiga de mi eterno amor, así que ahora tienes una buena oportunidad para conocerla por ti misma, sin verte influenciada por el cariño que le tengo.
—Me parece bien, ¿puedo decirle hoy?‐ pregunta feliz.
— Claro, no le veo problema a eso.
— Ahora que me has dicho, se me ocurre una buena excusa.
—¿Cuál?— ahora él es quién está confundido y se nota por su ceño fruncido.
— Ella necesitará un hogar cuando firme el divorcio.
— Tienes razón.
Yura llega a la dirección indicada justo cuando Aldana aplaude feliz porque su hermano le da la razón en su perfecta excusa.
Presiona el timbre y es recibida por una entusiasmada mujer de pelo rojo, quién apenas la ve, la abraza en medio de saltitos.
—¿Estás bien?— consulta la albina.
— Claro, pero tenemos que hablar.
—¿Dé qué?— pregunta todavía parada en la puerta
—Primero, déjala entrar— se ríe Aarón apareciendo en la visión de ambas.
Aldana se mueve hacia su derecha, un poco apenada por la felicidad que no pudo contener, por lo que enseguida se disculpa con Yura y entrelaza su brazo al de su amiga, dirigiéndola hacia el comedor.
—¿Quieres té o café?— ofrece.
—Café, esta bien. Gracias— contesta.
Aldana se va hacia la cocina, dejando solos a los enamorados que hasta entonces no se han podido saludar.
Yura se acerca al pelirrojo y lo abraza, sintiéndose un poco mejor, ya que en todo el día estuvo pensando en ese viaje que él debe hacer.
—¿Estás bien?— consulta Aarón, envolviéndola en sus brazos.
—No. — niega ella— Voy a extrañarte demasiado— dice viéndolo fijamente mientras hace un puchero infantil.
—No hablemos de eso que todavía no me voy, pero prometo que estando en Francia, te llamaré.
—¿Video llamada?— pregunta ilusionada, sabiendo que así lo podrá ver.
—Claro, mi reina. Lo que tu desees, sin importar la hora — susurra acercando sus labios a los de su amiga.
El beso, como siempre, es delicioso y lo disfrutan como si no existiese un mañana juntos; aunque a parte de eso, quieren saltarse varios pasos románticos para fundirse juntos en la pasión que desbordan.
Aldana llega al comedor cuando ellos están sentándose en las sillas, sin interrumpir ningún acto, de pura casualidad.
—Aquí les traigo un café bastante caliente y varias tartas que compré en el centro.
— Se ven muy ricas— dice Yura.
— Espero que lo estén.— ríe ella— Es la primera vez que compro en ese local y como no sé cuales son tus gustos, elegí varias.
— Exagerada— bromea Aarón.
—La tarta de frutos rojos es mi preferida— responde la albina agarrando una porción.
— Tuve que adivinarlo— contesta entre risas la colorada.
Aarón voltea los ojos por la diversión de su hermana y Yura se sonroja por entender el significado de sus palabras.
Sin embargo, debe admitir que realmente es por ese motivo el querer probar la tarta. Y sí, es que, solamente el nombre ya le recordaba a su amigo y al sentir la variedad de sabores, se convirtió en la ideal, bajo el concepto de sus papilas gustativas.
Entre risas, chistes, anécdotas y bromas, los minutos y por consiguiente, las horas, se pasan volando, llegando la noche y preguntándose qué van a cenar.
Mientras que Aldana quiere sushi; Aarón, carne a la parrilla y Yura, simplemente se conforma con lo que deseen, haciendo imposible el elegir uno solo.
Es la primera vez, en diez años, que le sucede algo parecido, ya que en la mansión cada uno come lo que guste, sin necesidad de compartir tiempo juntos, ni una charla amena.
Por supuesto, eso también influenció en la actitud de la albina con David o cualquier otra persona, donde claramente, ella no siente que ese sea su hogar, menos si lo compara con la relación y la tranquilidad que le brindan los hermanos Suárez.
— Antes que lo olvide...— empieza Aldana— Ya que estás cerca de divorciarte y el proceso será complicado...— hace una pausa— pensé que podríamos vivir juntas cuando este tonto vuelva a Francia — ofrece señalando a su hermano y dejando a la albina impactada.
—¡¿Qué?!— pregunta sorprendida.
—Piénsalo, amiga— le hace seña con su dedo índice en su propia cabeza— David o sus mujeres, no dejarán que sigas viviendo en la mansión, además, supongo que tampoco querrás hacerlo. Entonces, yo seguiré en España unos meses y la habitación de Aarón estará libre.— Menciona— No tendrás que alquilar o comprar vivienda. Nos conocemos, somos amigas y nos llevamos bien.
— Me parece buena idea— secunda el pelirrojo, completamente de acuerdo con la excusa que ha dado su hermana.
—¿No te molestaría?— cuestiona Yura a Aldana
—Para nada, por eso te lo propongo.
—¿Y a ti?— Yura mira a Aarón, ya que invadirá su espacio y privacidad.
—Nunca me molestaría que te quedes en mi cama— dice con doble sentido— Conmigo o sin mí, ocupándola— le guiña un ojo, muy coqueto.
—Bueno, entonces, solamente me queda aceptar— asiente alegrando a los presentes.
—Me haces muy feliz, mi querida— avisa Aldana— Ahora vamos a festejar con sushi— dice aplaudiendo.
—Yo quiero carne— pelea Aarón de brazos cruzados.
Definitivamente, tendrán que comprar ambos gustos porque no se pondrán de acuerdo. Ninguno quiere rendirse ante el otro.
Yura y Aaron se enamoraron en su adolescencia y nunca se abrieron a contárselo, después de 9 años se reencuentran más maduros y cada uno con sus vivencias a cuestas, pero no se olvidan de lo que sintieron y que ahora cambió aceptando que el amor 💘 siempre estuvo allí 😉 entre la albinita y el rojito; ahora voy por la historia de Gonzalo y Aldana, gracias escritora la disfrute un montón
Imagínate que sea con el bombón 🤤 que chocaste 😉🙃🙈👍🏻
Y Yura, no se dio cuenta que el había trancado la llamada