Leda jamás imaginó que su luna de miel terminaría en una pesadilla.
Ella y su esposo Ángel caminaban por un sendero solitario en el bosque de Blacksire, riendo, tomados de la mano, cuando un gruñido profundo quebró la calma. Un hedor nauseabundo los envolvió. De pronto, el sendero desapareció; sólo quedaba la inmensidad oscura y una luna blanca, enorme, que parecía observarlos.
—¿Oíste eso? —susurró Leda, el corazón desbocado.
Ángel apretó su mano.
—Debe ser un animal. Vamos, no te asustes.
Pero el gruñido volvió, más cerca. El depredador jugaba con ellos, acechándolos. Un crujido a su derecha. Otro, detrás. Los gruñidos iban y venían, como si se burlara.
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El Viejo Ent
Llegaron al viejo ent, sigilosos, oliendo el aire, escuchando cada sonido, cada palabra dicha por los seres que lo habitaban.
El sabio ent, sacudió sus hojas las cuales cayeron como lluvia ,se despertó de su siesta,y allí lo vio
Su rostro tallado en corteza se iluminó al verlos.
—Viejo Ent —gruñó Ikki, volviendo a su forma humana.
—Pero si es mi amigo, el rey alfa… —respondió el árbol con voz profunda y pausada—. Mis respetos.
Ikki sonrió como un niño que encuentra a un viejo aliado.
—Magnus… —dijo el Ent, bajando la mirada hacia el beta, que se inclinó respetuosamente.
—Viejo Ent —saludó Magnus.
—¿Qué buscan por aquí? He visto movimientos extraños —sus hojas temblaron—. Rogues… demasiados para mi gusto.
Ikki cruzó los brazos.
—¿Sabes cuántos eran? ¿Y hacia dónde iban?
Las ramas del Ent se agitaron como si el viento llevara secretos.
—Vi diez. Déjenme preguntar a mis hermanos. El árbol cerró los ojos, y durante un momento el bosque entero pareció susurrar entre el viento. Luego habló—: Van hacia el norte… a su guarida. No hay más por ahora.
Ikki gruñó.
—Esto es peligroso. Que no hayan tomado venganza me parece raro.
- si lo es dijo Magnus pensativo y alerta sus orejas se movían inquitos
El Ent inclinó su copa.
—¿Escuché bien que encontraste a tu luna?
Ikki bufó.
—Una broma de la Diosa Luna.
—¿Por qué? —preguntó el Ent, con calma infinita.
Ikki apretó los puños.
—¡Porque es humana! Inútil. Frágil. Chillona. Demandante. ¡Me vuelve loco! —su pecho subía y bajaba con cada palabra.
El Ent dejó caer unas hojas.
—Mmmm… interesante.
—¿Qué es interesante? —Ikki levantó la voz.
—Que lo digas con tanta rabia. Eso significa que te importa.
Ikki gruñó.
—Aquí no hay tiempo para la ternura. Ni para el amor. Aquí se mata o se muere. Así vivimos.
El Ent sonrió con sabiduría.
—Entonces enséñale a sobrevivir. Pero no con rudezas… con ejemplos. Ella entenderá.
Magnus, que hasta ahora había callado, intervino:
—Viejo Ent, yo la vi hoy. No es como pensábamos. Tiene ideas… cosas que nosotros no conocemos. Habla de… recipientes, agua limpia, fuego controlado. Dice que todo puede mejorar.
El Ent giró su mirada hacia Magnus, sus ojos como dos esferas de musgo brillante.
—Entonces protégela, muchacho. A veces, las ideas son más fuertes que las garras.
Ikki, fulminó a Magnus con la mirada, pero no dijo nada.
Un gnomo, llego entre polvos y brillos en la copa del viejo ent, le hablo y desapareció.
—Debo reunirme con mis hermanos —dijo el Ent.
- viejo necesito, un cuenco de madera de varios tamaños dijo ikki
El viejo árbol pensó un rato, volvió a mover sus ramas
- Mmm...no tengo cuencos en cantidad, la resolución se reflejó en el rostro de ikki,
- ven en dos días tendré preparado varios
- gracias amigo mío ,se dieron la media vuelta para volver
El viejo Ent,arrancó algo de su corteza y lo extendió hacia Ikki—. Toma esto.
Era un cuenco enorme, de madera pulida, envuelto en un leve resplandor.
—Es de madera dura, protegida con magia. Resistirá el fuego, el tiempo y el agua. Si tu luna quiere cocinar o guardar líquidos… esto le servirá.
Los ojos de Ikki brillaron por un instante.
—Gracias, viejo amigo.
—Recuerda, alfa… si la lastimas, no perderás a una humana. Perderás tu destino.
Ikki no respondió. Solo abrazó el cuenco contra el pecho y se alejó con Magnus, los dos desnudos, salvajes, corriendo como el viento