El clan de brujas Lanira suele vivir en la clandestinidad, las reglas de su clan son claras, no busques más de lo que necesitas o puedes llamar la atención de un dragón.
Aisha miembro de este clan estaba por terminar su año en solitario y sus practicas profesionales cuando desapareció del radar, el clan ha implorado saber, pero hay un poder muy grande que la retiene y la oculta de su familia.
Dos años después ella regresa herida y sin memoria de lo que le ocurrió durante su ausencia y con la cría de un dragón creciendo dentro de ella...
NovelToon tiene autorización de misstyc yippsi para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Una pesadilla
Al
llegar al hotel Nidhogg comenzó a dar ordenes de manera desesperada, era necesario ayudar a su hijo a pasar las primeras horas, que serían las más difíciles. Según recordaba, algunas de las habilidades más conocidas de aquel demonio consistían en generar una atmosfera venenosa que debilitaba a sus enemigos, sin mencionar que absorbía la energía de sus victimas, aunque no estaba seguro de cómo funcionaba, y la más peligrosa era que una vez que la presa era capturada por Taranis Lugus, comenzaba una intoxicación que provocaba una dependencia extrema, semejante a la de la droga más adictiva, de manera que si la presa lograba escapar, era atacado por una necesidad intensa de regresar a él y si llegaba a resistirse, sufría un síndrome de abstinencia tan doloroso que preferiría morir, y lo más aterrador era que el tiempo de desintoxicación
podía extenderse por años.
—Rápido, que alguien llene la bañera con agua, lo más cliente posible, y ustedes dos— Señaló a los hombres que cargaban a su hijo —Desvistan a Fafner y desvístanse ustedes, pongan todo en esta bolsa, debemos quemar esa ropa lo antes posible— Los hombres obedecieron sin cuestionar.
—Papá, esta lista el agua...
—Muy bien, ayudame a meter a tu hermano a la bañera— pero antes de que Nidhogg o Ejder tocaran a Fafner, éste ya había sido levantado por Rodrigo, su mano derecha, para meterlo con sumo cuidado en el agua.
.
.
.
Durante todo el camino desde que habían abandonado la casa de los Lanira, Fafner no pronunció palabra, y desde que había empezado a temblar su semblante empeoró aún más, entrando y saliendo de la inconsciencia. Sin embargo, al entrar en el agua, de inmediato abrió los ojos y trató de ponerse de pie, mientras parecía murmurar algo ininteligible. Afortunadamente estaba tan débil que sólo bastó presionar un poco sus hombros para hacerlo permanecer sentado dentro del agua, y mientras Rodrigo mantenía en su lugar a Fafner, Ejder tomó la regadera de teléfono para mojar la cabeza de su hermano, ya que su padre había dicho que el agua ayudaría a disminuir la intoxicación y controlar un poco los síntomas. Una vez que dejó de temblar, lo sacaron de la tina, para ayudarlo a llegar a su cama. Aún se encontraba un poco inquieto y había vuelto el estomago un par de veces más, arrojando cada vez la misma sustancia desagradable.
Cuando Fafner se logró dormir, Nidhogg se derrumbó en una silla junto a la cama de su hijo, estaba agachado con la cabeza entre sus piernas y las manos enlazadas sobre su nuca. Ejder jamás había visto tan agotado a su padre, por lo que de algo podía estar seguro, la situación era critica...
—¿Qué o quién fue eso?— después de un rato se hoyó la pregunta casi en un susurro, era Rodrigo quien presa de la incertidumbre, se había animado a interrumpir el abrumador silencio.
—Es una pesadilla— Murmuró Nidhogg y al notar que ninguno de los presentes le comprendía suspiró cansado y levantó la cabeza para mirarlos —Eso era un viejo amigo, del clan de los Woden o demonios, para muchos puede parecer un paria por ser sólo un semidemonio, pero eso es subestimarlo, si me lo preguntan, él es quizás más fuerte y letal que la mayoría de los demonios puros que he conocido— entonces, antes de continuar, llenó sus pulmones de aire y lo soltó lentamente mientras se derrumbaba sobre el respaldo de la silla —Como él dijo, tuvimos suerte de salir vivos...
—Papá, yo no pude...— Fafner había despertado y por fin lograba articular palabra, su voz sonaba áspera, su garganta dolía y se sentía seca —No podía moverme, yo no quería moverme...— su expresión estaba llena de confusión y culpa, se notaba el gran esfuerzo que representaba cada palabra —¿Estas bien?
—Sí— respondió con calma Nidhogg, mientras tocaba suavemente la frente de su hijo, debía asegurarse que su temperatura no volviera a descender, ya que si lo hacia, la ansiedad de regresar a las cálidas garras del demonio se presentaría —Como él dijo, aún eres joven, necesitas desarrollar mejor tu poder, para que no se pueda alimentar de ti como lo hizo— la mirada de Fafner demostraba confusión y un toque de incredulidad, no parecía comprender la situación, y entendiendo esto, su padre concluyó —Es mejor así, sólo descansa, vas a estar bien— mintió.
Fafner permaneció despierto durante algunos minutos más, en los que ya nadie pronunció ni una sola palabra, hasta que nuevamente, agotado, cerró los ojos.
—Disculpe mi atrevimiento señor— habló con cautela Rodrigo —Y ahora cómo derrotaremos a ese demonio, para recuperar a la hija de Ragnar...
Ejder se sorprendió con las palabras de Rodrigo, y se dio cuenta que no sabía nada del porqué habían acudido a esa misión tan peligrosa, sin embargo, saber que era lo que se tenía que hacer a partir de ahora para arreglar todo, le parecía más importante que conocer el pasado de la situación.
—Yo preferiría no pelear, quizás en un encuentro podría llegar a derrotarlo, pero no sin pagar un alto precio, sin embargo, aún matándolo, Fafner no mejorará, necesitamos que el demonio le conceda una gracia a su maldición. Además, es bien sabido entre los que hemos conocido a Taranis Lugus, que él no viaja solo, siempre va con su hermano, un Señor del infierno, y frente a él seguramente no tendría ninguna oportunidad, por lo que es mejor negociar...
—¿Cómo podrá negociar con ese monstruo?— respondió Rodrigo a la defensiva.
—Papá, ¿Qué hay de la niña de Ragnar, la cederemos?— Pregunto Ejder, casi de forma instintiva.
—Tranquilízate, calma tu codicia, la pequeña no es un objeto, y su madre tiene tanto o más derecho sobre ella, que nosotros, en todo caso, sólo Ragnar podría reclamarla...
—¡Entonces debemos avisar a Ragnar!— repuso Ejder, ignorante de la condición de su hermano.
—Aún no, primero quiero saber cuál es el panorama completo y sobre todo, negociar alguna forma de aliviar el infierno que se avecina para Fafner, sé perfectamente que ese demonio no me contactará hasta después de que hayamos visto sufrir por unos días a tu hermano, por lo que voy a necesitar tu ayuda, para averiguar dónde puedo encontrarlo, aún faltan un par de semanas para que Ragnar pueda regresar, no hay que inquietarlo, por ahora Fafner debe ser nuestra prioridad...