El Trono Robado

En la mañana siguiente me miré al espejo, se puede ver que con tan solo una noche durmiendo cómodamente uno es capaz de rejuvenecer años.

Bajé en donde se eocntraba Eloisa y Conny, la dueña de esta casa. Erik estaba durmiendo así que ellas trataban de no hacer mucha bulla.

Preparamos el desayuno, unas tostadas con huevo y tomate. Mientras comimos ellas de dedicaron a hablar sobre sus vidas, yo trataba que no se notara mucho del como me negaba de hablar sobre mi vida, porque el inventarse una vida nueva de difícil, lo único nuevo que he cambiado hasta el momento ha sido mi nombre, ni siquiera mi edad la he cambiado, dieciocho años tengo.

Mientras las dos mujeres hablaban puede darme cuenta que Eloísa tiene veintiún años, es tres años mayor que yo y ya tiene un hijo, que tiene ocho meses, también lo mencionó en su conversación con Conny.

Luego del agradable momento que tuvimos con Conny ella nos contó que en unos pueblos más lejaos ella tenía una cabaña, nos la regalaba para que no tengamos que pasar por lo mismo de la noche anterior. Le agradeció los con nuestras vidas, Conny nos dijo que había un señor que nos podía llevar. No era en carruaje, pero cualquier cosa que no esa caminar es más rápido, a parte que la cabaña que nos acaban de regalar queda a tres pueblos de distancia, así que eso tampoco lo hacía fácil.

Al salir Conny nos dio las indicaciones para llegar donde el señor, este tenía unos veichulos que nunca había pensado en mi vida subirme a uno, no es como un carruaje, que son individuales, delicados y cómodos, estos se veían con una rareza llamativa, eran grandes y los utilizaban para trasladar animales, no personas. Tengo entendido que hay personas que trasladan a gente en este tipo de veichulos cobrándoles el trayecto. Al decirle que veníamos por la recomendación de Conny el señor nos miró con alegra. No nos cobró nada por el hecho de trasladarnos de aquí a aquel otro lugar.

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Llevamos horas aquí sentadas, Eloísa con Erik están durmiendo como si nos hubieran noqueado. Es entretenido mirarlos.

El veichulo se detuvo de golpe, por la inercia Eloísa se despertó de golpe. Se logró escuchar como el señor se bajó para luego abrirlos y decirlos que ya nos encontrábamos en el otro poblado. Este tiene de nombre Silvermoor y se podía ver como es que la gente vivía de la agricultura. A diferencia de los otros pueblos, este se ve de cierta manera más poblado y rico. Ya que el hecho de que sean agrícolas les favorece con los mercados.

Mistras caminábamos en búsqueda de la cabaña que ahora somos dueñas nos dimos cuenta que poco a poco nos íbamos alejado del pueblo. No llegamos tan lejos, ya que todavía se podrá ver el pueblo, aun que el bullicio ya no se escucha, lo que le da un punto a favor.

Al llegar pudimos observar cómo es que esta cabaña no se encontraba en las mejores condiciones, pero el tener un techo en donde cubrirnos de noche causa bastante comodidad, ya no teníamos que estar peleando para ligara quedarnos en un hospedaje.

Metí la llave a la cerradura, a esta le costó ceder pero con fuerza logré abrirla, la puerta rechinaba, lo que causaba cierto miedo. Como nota mental guardé que con la porxima ganancia que tenga boya cambiarla. Al entrar a la cabaña me dio la sensación de comodidad, como si por fin haya logrado estar de vuelta en mi hogar.

Extrañaba mucho a mi padre, ya que luego de el fallecimiento de mi madre, el me apoyaba mucho, el perder a una madre de tan joven lo fue fácil. Ahora admiro mucho a mi padre, yo había perdido a mi madre, pero él perdió al amor de su vida. Siempre quise agradecerle por lo buen padre que fue. Lamentablemente no se encuentra aquí para hacerlo.

La cabaña tenía tre habitaciones y dos baños, cada una se ubicó en una habitación para ordenar las cosas que teníamos acareando desde el poblado incendiado. Por la ventana pude ver lo lindo y grande que es el terreno de esta cabaña, si nos esforzamos lo suficiente podemos hacer de este terreno una huerta y vender las verduras, quizá también tener muchas flores y así vender ramos de flores. Ambos emprendimientos me fueron llamativos.

Hablé con Eloísa, mientras ella ordena y limpia el lugar yo iré al pueblo para comprar las verduras, frutas, o comida que nos haga falta y así poder comer algo rico en nutrientes y proteínas en la noche.

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Son unos tres kilómetros de la cabaña al pueblo, no es mucho, puedo dedicarme a hacerlo diariamente, con el hecho de interactuar e informarme sobre lo que esté pasando co mi primo y Ravenhelm, la Capital.

Caminando por los puestos compré las verduras suficientes junto con cómoda para preparar, me tuve que comprar una bolsa ya que había olvidado la mía en la cabaña.

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De vuelta en la cabaña pude ver el cambio que hubo, ahora se podía ver más acogedora, si ya al entra y ver como estiraba antes me causaba una sensación de esa manera, esto que estoy sintiendo ahora es mucho más fuerte.

— Wow, lo hiciste genial con la limpieza de ve súper lindo el lugar. Gracias por tomarte tu tiempo y dedicarte a hacer esto

— De nada Gaby, gracias a ti por apoyarme y ayudarme con todo esto— Tan tierna que es Eloísa.

— Gracias a ambas ahora tenemos este lugar para vivir, espero que podamos seguir viviendo así de cómodas— Dejé las bolsas en la mesa del comedor y me quedé mirándolas fijamente. Yo no se cocinar, se me había olvidado ese gran detalle, en el palacio yo no me encargaba de ni una de estas tareas. — Eloísa, es mucha molestia que me enseñes a preparar comida. No tengo idea de cómo hacerlo

Luego de eso, Eloísa accedió de buena manera y me enseñó a cocinar lo más fácil, arroz con carne. Si es que me piden que vuelva a cocinar yo sola probablemente se me olvide lo que acabo de cocinar. Es como si el universo se este burlado de mi ahora, ya que no tengo a mi un empleado que hagan este tipo de trabajos que ahora estoy obligada a hacer.

La comida quedó exiquisa, si bien Elo hizo el noventa y cinco porciento yo hice el cinco, orgullosa y todo, por que de no hace nada ayude en lago poco. Luego de comer jugué un poco co Erik para que no se quede solo.

Luego apareció el sueño, le entregué a Elo su hijo, me despedí de ambos y me dirigí a mi habitación. Ahí caí rendida encima de la cama.