COMO DOS GOTAS DE AGUA #Contraataque Del Inútil

SIMÓN CALZONE

Estaba muy entusiasmado, por primera vez estaba por lucir un traje, hasta me llevo a la peluquería Will para que me hagan un corte y me peine.

Al estar listo fui a casa de Sirina para las 19 horas con una caja de regalo donde llevaba un vestido de fiesta que Will me ayudó a comprar. Él fue a buscar a Simone, mientras me dirigí en una limusina a buscar a Sirina.

(Simón Calzone)

-Hola Simón... Llegaste antes. Me dice mirándome sorprendida.

-Tengo que asistir a una fiesta de gala... Quieres acompañarme. Le pregunto entregándole mi regalo.

Ella me sonríe tomando el regalo y se tapo la boca asombrada al ver el vestido. Miro atrás mío contemplando la limusina que nos espera.

-Si ... Claro... Ya me cambio... Pasa... Toma asiento. Dijo corriendo hacia su cuarto.

(Sirina)

-Asi que eres Simón. Aparece su padre.

-Si señor. Le respondo.

-Me dijo mi hija que eres muy estudioso. Dice el señor mirándome serio.

-Pretendo recibirme pronto. Le respondo.

-Es bueno escuchar eso. Me dice, sin dejar de mirarme serio.

Paso media hora y salió luciendo hermosa con el vestido.

-Luces muy bien. Le digo admirandola.

-Gracias. Me dice con una sonrisa tomándome del brazo.

-Avisa cuando llegues. Le encargó su padre.

-Claro pa. Le respondió ella sonriendo extasiada.

La encamine a la limusina, bajo la mirada de su padre, que saludo despidiéndonos.

Llegamos donde se hacía la fiesta y parecía un castillo la manera en que decoraron la entrada. Le entregamos las invitaciones al de la entrada y pasamos encontrándonos con un escenario que jamás ví, en el centro había una fuente donde había bailarines de danza haciendo su coreografía con los chorros de agua y las luces que cambiaban de color.

Había un banda de música que tocaban temas de opera.

-Que lindo. Admiro Sirina prendida de mi brazo.

-Vamos a tomar algo. La invitó mostrándome seguro como si siempre me manejara en ambientes así.

-HEY AMIGO. Me saluda sorprendido Leo al cruzarme de casualidad.

(Leo Sanchez)

-Asi que aquí debías venir. Le digo.

-Si... Pero ahora que estás no me voy a aburrir. Me dice con una sonrisa.

-CUCARACHA... TE EQUIVOCASTE DE LUGAR. Escucho la voz de Raúl y lo veo sentado despreocupadamente en un sector.

(Raúl Sanchez)

"No puede ser", me dije a mis adentros.

-QUIERES SORPRENDER A TU MINITA. Me pechea buscándome carronia.

-RAUL NO ES LUGAR. Le dice Leo.

-SE COLO A LA FIESTA... NO SE DE DONDE SACO ESE TRAJE DE SEGUNDA... NO CREO QUE SEA ORIGINAL ... EH... TE CREES LA GRAN COSA POR USAR UN TRAJE... LA MONA AUNQUE VISTA DE SEDA MONA SE QUEDA... SUELEN DECIR... ¡QUE LO SAQUEN!... ¡ES UN COLADO!. Me chicanea Raúl.

-No es así... Vine con invitación. Le respondo tranquilo.

Sirina se prende escondiéndose atrás mío.

-ERES UNA BIL CUCARACHA... DE LAS ALCANTARILLAS... NO ES SITIO PARA VOS... SALVO QUE VENGAS A TRABAJAR DE MOZO. Me menos precia Raúl empujándome con el dedo y Leo que no sabe que hacer pasándose la mano por el cabello.

-¿Qué sucede?. Pregunta uno de seguridad aproximándose y Sirina que mira asustada sin saber dónde meterse prendida de mi.

-ESTE ES UN COLADO... NO DEBE ESTAR AQUI. Grita Raúl

-No es así... Soy invitado... Tengo la tarjeta. Le aclaró al de seguridad enseñándole la tarjeta.

-Es original. Le dice al verla.

-DE SEGURO LA ROBO DE ALGUIEN... ES UNA RATA... UN MUERTO DE HAMBRE... JAMAS CON DIEZ AÑOS DE SUELDO PAGARIA UNA INVITACION A FIESTAS DE ESTA CLASE. Grita Raúl y todos nos miran con despreció, mi corazón late acelerado sin saber que hacer.

-Te equivocas Raúl... Fuimos invitados como tú y el resto a esta fiesta. Le aseguro manteniendo mi postura.

-SI NO TE SACAN YO MISMO TE SACARE DE UNA PATADA EN EL CULO. Dice Raúl con los dientes apretados.

-¿QUÉ SUCEDE?. Se escucha la voz del señor Casares.

-SEÑOR CASARES... ES UNA PENA QUE PRESENCIE ESTO... SE COLARON A LA FIESTA... PERO ENSEGUIDA LO SACAMOS. Dice uno de seguridad con desprecio hacia mi persona.

-¿POR QUÉ VA A CORRER A MI HIJO?. Le dijo y veo que a Raúl se le puso el rostro blanco.

-¿SU HIJO?. Pregunto sin poder creer.

-Bueno... Puede que no le conocían el rostro por usar la máscara siempre... Pero es mi hijo. Anuncio tranquilo el señor Casares.

Sabía que decía eso al pedirme que me haga pasar por el enmascarado BOY, para cubrir a Simone que debía lucir como una señorita y no la veía que halla llegado.

-¿LA MASCARA?. Pregunto Raúl sin poder creer, cerraba la mano en forma de puño sintiéndose molesto al no conseguir que me saquen.

-Vamos a mi mesa. Nos indico que lo sigamos mientras se habrían paso ante nosotros.

-NO PUEDO CREER RAUL QUE NO TE SEPAS COMPORTAR. Escucho que lo reprocha el padre a Raúl que se sacude molesto y empuja a Leo haciendo que se manche con la bebida por lo que se retira limpiarse.

-No sabía que era su hijo. Dijo Sirina sorprendida.

-Queriamos preservar su identidad... Pero dadas las circunstancias ahora no vas a poder andar tranquilo. Dice el señor Casares, y nos mira directo a ambos indicándonos que nos sentemos.

-Y Simone. Le pregunto.

-Fue al baño. Me responde el señor Casares al ordenar que nos sirvan para tomar y comer.

-No puedo creerlo... Eres el hijo del hombre más poderoso del mundo. Me susurra Sirina al oído.

-Mi hijo pretendía encontrar una chica que no sea interesada por lo que nunca reveló su verdadera posición. Dice el señor Casares como ayudándome.

"Disimule tan bien que vestía de manera pobre y andaba en una bici de segunda mano", pienso irónico sin decir una palabra y solo me limito a sonreír en respuesta.

-Jamas me fijé en eso... Creía que era humilde... Y me gustaba por su manera de ser. Aclara Sirina y es cierto ella era amable conmigo siempre, se ve que en la fiesta se animó a hablarme, siendo que me reemplazaba Simone esa vez.

*SIMONE CASARES

Justo que llegué a la fiesta me dió ganas de ir al baño, no sé si de los nervios de lucir como una barby o de no querer estar aquí, por lo que me fui al baño antes de ir a la mesa con mi padre y los demás.

Salgo apurada para dirigirme a la mesa y me choco de frente con un joven que se va caminando en dirección al baño de hombres.

-Lo siento. Le digo. - Maldición, mi sandalia. Me quejo al sentir que se soltó una tira.

-No te preocupes... Deja que te ayude... Venía distraído limpiándo mi saco. Se disculpa y se agacha a ayudarme con mi sandalia.

-No estoy acostumbrada... No sé cómo se prende. Le digo mirando.

-Ya veo como es... Solo hay que engancharlo así. Dice al concluir y levanta la mirada mirándome de frente. Me quedo contemplando y yo a él, le veía cara conocida.

-¿Leo? Murmuró por lo bajo.

-¿Simón?. Murmura él y me ayuda a enderezarme.

-Que casualidad. Le digo nerviosa y me atajo la panza al sentir los nervios hacer estragos en mi estómago.

-Estas...

-Ya... Dilo... No me sienta bien este estilo. Le digo mirando el vestido.

-Eres hermosa... Ajam... quiero decir... Estás bien. Me dice.

-Gracias. Le digo haciendo una reverencia al cruzar las piernas y extender mi falda, inclinada un poco hacia adelante y veo que sonríe.

-No me pidas más... Es todo lo que aprendí. Le digo sonriendo.

-Fue una excelente reverencia. Me dice y me sostengo de mi estómago.

-¿Qué te sucede?. Me dice.

-Es que no me gustan las fiestas... Ni lucir como una barby... Estoy muy nerviosa... Y mi padre me quiere presentar a un estirado futuro marido que no quiero ni conocer. Le cuento.

-A ti también te obligan. Me dice.

-Sí... Por eso Simón ahora es... Ya sabes quién. Le susurro.

-Sí... Estaba ahí cuando paso. Me responde por lo bajo.

- Necesito tomar aire... Creo que no voy aguantar estar ahí. Le cuento nerviosa.

-Salgamos un rato al balcón... Ven se dónde queda. Me dice.

-Y tu saco. Le señaló.

-Solo tomaré un poco de esto. Dice agarrando unas cuantas toallas de papel que había en una mesa afuera del baño y se lo lleva pasándose por el saco.

Al salir al balcón y sentir la briza fresca era como si me regresará el alma al cuerpo.

-Asi que te quieren casar. Me pregunta Leo.

-Si... Es la condición de mi padre. Le respondo.

-Ahora entiendo porque decías que los padres ven como una sociedad al matrimonio de sus hijos. Me dice.

-Y ya conociste quien va a ser tu contrincante en esta lucha que es el matrimonio. Le pregunto y sonríe ante mi expresión.

-Mi padre no me ha dicho... Ni tampoco como se llama... Ni a que familia pertenece... Solo debo saber que es una obligación que debo cumplir. Me responde.

-Yo pensaba sonreír así. Le digo posando como una señorita delicada.

-Te sale bien me dice.

-Y cuando menos lo espere... Pam... Le saco las ganas de querer intentar algo. Le cuento.

-Uy... No quisiera estar en su lugar. Me responde arrugando la cara de solo imaginar el dolor que le voy a provocar.

-SIMONE... AL FIN TE ENCUENTRO... TU PADRE QUIERE QUE ESTES EN LA MESA. Aparece Will.

-No. Agachó la cabeza suspirando.

-Si es feo hazme una seña y te ayudo a escapar. Me susurra Leo.

-Ja...Ja... Me haces reír... Hecho. Le digo pasandole la mano. Me enderecé guiñando un ojo al despedirme.

-Vas aprendiendo. Me dice Leo sonriendo.

Will camina al frente y lo sigo sin ánimos de ir, Pero no me queda de otra.

-Al fin llegas. Me dice mi padre.

-Simone... Te presento a Sirina. Me dice Simón.

-Es un gusto. La saludo amable y veo que ella está muy emocionada junto a Simón.

No desconfío que era yo quien estaba en lugar de Simón en la fiesta, ni va a desconfiar ahora estoy vestida como una chica y el escote de este vestido capta más la atención de todos que mi rostro, desconfío que mi padre lo eligió a propósito. En eso veo que él me indica que me siente a su lado.

-Crei que te escapaste. Me murmura mi padre disimulado al tomar de su copa y tomo un poco de agua para calmar mis nervios.

-Lo pensé... Pero no lo hice. Le respondo tranquila.

-Buenas noches... Sería tan amable de bailar conmigo. Aparece uno invitandome a bailar y no quiero hacerlo.

-Mi hija estará encantada. Le dice mi padre y me muerdo los labios sonriendo forzada.

-Ayudame. Le susurro a Simón.

-Vamos a bailar. La invita a Sirina que salta de su silla entusiasmada.

-No decía eso. Murmuró nerviosa parandome sin tomar la mano del tipo que me invita a bailar. Mi padre me pone en situaciones que no me gustan.

-Demuestra lo que aprendiste. Me susurra mi padre.

"Solo un milagro"

"Qué alguien me salve". pienso en vos baja para mí.

-Soy Tahir Manzur. Se presenta al extender su mano para bailar hacia mi, tiene una barba espeza y ojos claros.

-Es un gusto. Le respondo. Fue la frase que me enseñaron a decir, su perfume es muy fuerte, no lo soporto, ya tenía un lío en el estómago y esto lo hace peor.

"Solo cinco segundos"

"Debo aparentar ser cordial solo cinco segundos", me cacheteo y me imagino que justo cae un meteorito sobre él librandome de tener que soportar este baile.

-Me permite. Escucho la voz de Leo que me saca de los brazos de Tahir.

-Gracias. Le susurro.

-Note como estabas sufriendo. Me susurra al bailar girando conmigo lejos de Tahir que quedó parado sorprendido que le arrebataron la dama.

-Parecia que tenía un monte en la cara. Le digo por lo bajo.

- Mmm... Qué lindo... Imaginas lo que se siente que te bese con esa barba. Se me burla riendo.

-No... Que asco. Le digo.

-Pensaba dejarme una barba... Crees que me quedara bien. Me pregunta.

-Uy, si... Déjate una bien larga así te haces trenzas como los vikingos. Le digo.

-Como los del juego. Me dice.

-Exacto. Le digo riendo apoyada hacia él.

-Te pusiste perfume. Me pregunta.

-Acepte uno suave... ¿Qué te parece?. Le consulto e inclina su cabeza a mi cuello inhalando.

-Es rico. Me responde. - A mi también me hicieron poner uno... Así tapo el olor a transpiración... Suelo sudar al estar nervioso.Me cuenta.

-Es rico... No muy fuerte... ¿Estás nervioso ahora?. Le pregunto.

-No... Contigo no... Pero siendo sincero te uso de escusa para no bailar con aquella de vestido bordo. Me la enseña girando conmigo.

-Tiene cara de chupar un limon. Le digo y sonríe.

-Tienes razón. Me dice.

-Tu padre te llama. Aparece Will tocándome el hombro.

-Se abra molestado que deje al árabe. Le susurro a Leo que sonríe por lo bajo.

-Gracias por el baile. Le digo haciendo una reverencia y él me copia de manera educada.

-Fue un placer. Respondió.

Suspiré hondo al tener que regresar junto a mi padre y saber que me daría una represalia, pero baile como él había insinuado, salvo que no fue con el que él asignó, de seguro debe ser su candidato a marido. Reflexionó en el camino.