Una Cruz Sobre Mi Pecho 2

LA LLEGADA DE ATENEA.

Terminando German aquellas palabras comenzó a salir humo del piso hasta hacerse imposible mirar a su alrededor. Un silencio invadió el lugar, por espacio de unos minutos ni Miguel, ni Jacob, ni el muchacho emitieron palabra alguna. El humo comenzó a dispersarse y comenzaron a visualizar sombras que fueron convirtiéndose en humanoides. El joven Scale y sus mentores sabían que eran muertos traídos del inframundo para formar un ejército maligno de las sirvientas del espíritu de Grecia.

Al quedar todo visible German, Jacob y Miguel se miraron y de la nada apareció una mujer en frente. Una mujer blanca de tamaño considerable, aproximadamente 1.90 metros de alto, ojos grandes, nariz fina, boca pequeña y cara bien definida, cabello largo rojizo. Llevaba una túnica larga blanca y sandalias tejidas con cordones de plata, hombreras de oro puro brillante, en su mano derecha una lanza y en su mano izquierda un escudo redondo con una imagen del sol, una cara de un hombre con melena de león y dos serpientes.

__ Buenas noches señores, que gusto verlos a todos juntos, Miguel, el insignificante Jacob y el inútil mortal con quien supuestamente voy a luchar.

German miró a San Miguel esperando una respuesta. Al tiempo Miguel giró su vista y le dijo.

__ Ella es Atenea o Palas Atenea, tu primera contendora.

__ Es una mujer muy linda Miguel, en otra circunstancia diría que no es sirvienta de un ser maligno.

__ NO te fijes en su belleza, es una forma de distraerte, lo que debe importarte es lo letal que pueda ser.

German parado en frente estaba desarmado completamente, solo llevaba un jean, una franela y zapatos deportivos. En sus manos no tenía nada para defenderse. Entonces ella preguntó.

__ ¿Este inútil humano es a quien enfrentaré?

El muchacho con mucha calma y seguridad en sus palabras contestó:

__ ¡Sí, yo soy a quien enfrentarás!

__ Ja, ja, ja. Esto terminará más rápido de lo que imaginaba.

Su cara macabra hizo que el muchacho frunciera el ceño. Contestó con ironía.

__ Oh señora Atenea, todopoderosa, permita que este simple mortal ingenuo le sirva de distracción por un momento.

Al escuchar las palabras de German cambió sus facciones, abrió sus manos y todo su ejército hizo espacio, se colocó en posición de combate y dijo.

__ Busca tu indumentaria niño inútil, me divertiré unos minutos contigo y luego haré de este lugar un infierno. Muchos pagarán tu estupidez.

El muchacho hizo una señal a Jacob y a Miguel y en el momento que se posicionó se transformó en un guerrero con casco dorado, un vestido casi igual al de san Miguel con sandalias de cuero. En su mano derecha su espada y en la izquierda un escudo protector también con un sol en medio. Sus ojos eran dos destellos de sol.

__ Espero que tus minutos de diversión sean agradables Atenea.

__ Interesante tu disfraz muchacho, no sabía que este circo tenía payasos. Muchos guerreros han muerto en mis manos por faltarme el respeto de la manera que tu lo has hecho.