NO SOY BUENA.

Semanas después, Diego.

Roberto me llena de intriga. La mujer con la que sale debe ser en verdad el amor de su vida. Cada vez que le llega un mensaje de ella se pone como idiota. Y no cualquiera mujer logra tener ese efecto en nosotros.

— ¿Cuándo me presentarás a esa mujer?— Pregunté, por qué en verdad tengo curiosidad.

— No se si Mel, mi novia quiera ser presentada.

— ¿Eso por qué? ¿Tan fea es? — Roberto se rió.

— Es guapísima. Y tiene un cuerpo de diosa. Si por mi fuera pasaría todo el día con ella en mi cama.

— No te daré permiso para faltar.

— No necesito tu permiso. Además dije que quiero, no que puedo.

— ¿Y por qué no puedes?

— No es el tipo de mujer que basa las relaciones en el sexo. A ella le gusta pensar, dar sus opiniones, siempre hablamos.

— Es como Emily.

— No lo creó. Emily parece alguien sin carácter.

— Es un poco tímida. Pero cuando se enoja no me gusta estar cerca.

— Ja ja. — Se burló el. — Suerte en tu matrimonio.

— No creo que la necesite. Pero no me cambies el tema. Dime cuándo podré conocer a esa mujer misteriosa.

— ¿Te parece si la llevo a tu cumpleaños?

— Me parece perfecto.

...Melisa......

No, no y no. Llevo mucho tiempo llena de paz, llena de felicidad, no pienso ir a ese cumpleaños, se arruinaría todo lo que he logrado en estas semanas..

— Roberto lo siento. No quiero ir. — Rechace la invitación. Diego me odia por lo que hice, o mejor dicho, lo que intente hacer. Si me presento en su cumpleaños, ese odio sólo crecerá. Y no quiero eso. Mi relación con Roberto cada día va mejor, pero no estoy segura de hasta donde vamos a llegar.

— Amor no puedes dejarme sólo. Mi familia quiere conocerte. — Ese pretexto me pareció muy tonto.

— Tu familia ya me conoce. Y parece que no tienen una buena opinión sobre mi. — En especial su madre y hermana, les caigo peor que la sal en el café.

— La opinión de mi hermana no me importa, mi madre tiene que aceptar nuestra relación, y mi padre opina que eres una excelente candidata para mí.

— ¿Tu padre sabe de nosotros? — El nunca lo mencionó.

— No le oculto nada a el. Siempre ha sabido que me gustas. Y al verme feliz sospecho.

— ¿Confirmaste su sospecha?

— Lo hice.

— Okay. No tengo problema en conocerlos mejor, pero no en el cumpleaños de Diego. Estaríamos fuera de lugar.

— Al contrario. Ahí mi madre se tendrá que comportar. En una cena privada puede hacerte una grosería.

— No lo se. No me siento cómoda con eso.

— Por favor. Te juro que si las cosas se ponen incómodas nos vamos.

— Dime la verdad. Lo que quieres es que Diego vea una relación estable entre nosotros.¿Cierto?

— Tal vez.

— No me des una repuesta neutral. Quiero la verdad.

— El quiere conocer a la mujer que amo. Y yo quiero que el vea que tú vida no gira en torno a él. ¿No quieres eso también?

— Conociendo a Diego, es capaz de pensar que me volví tu novia para estar cerca de el.

— Le vamos a demostrar que no es así. Por favor. Ve conmigo.

— Lo pensaré. Te daré una respuesta después.

— Está bien amor. Te amo. — El colgó y yo me pregunte que trama. Es decir, ¿por qué me quiere reunir en el mismo lugar que Diego y Emily? Con su familia, amigos.

Tenía que hablar con alguien sobre eso. Las únicas personas que están son Lupe y Jesús, mi otro guardaespaldas. Preferí consultarlo con Lupe, le tengo más confianza.

Fui a la cocina y la busque, ella lavaba los trastes.

— Lupe necesito tu opinión.

— ¿Sobre qué? — Le conté lo que sucede, o lo que sospecho que va suceder. Temo que Roberto me quiere proponer matrimonio. — ¿Usted no lo ama cierto? — Pregunto ella después de escuchar mi temor.

— Lo quiero. Y tal vez con el tiempo puedo corresponder sus sentimientos.

— Señorita, ¿usted está segura de eso?

— ¿De corresponderle? — Ella asintió con la cabeza. — El tiene ese sentido protector, es amable, cariñoso. Me siento bien a su lado.

— Mi pregunta fue si usted puede amarlo. No pregunte lo que le gusta de él.

— No se.

— ¿Por qué se enamoro del señor Diego? ¿Qué tiene el que no tenga el señor Roberto? — Esa pregunta me voló la cabeza. No recuerdo el por qué, sólo sé que un día empecé a amarlo.

— Creó que no existe una razón para amar a alguien. Los sentimientos nacen sin poder controlarlos.

— ¿Y cree que eso le pase con el señor Roberto?

— No se. Tengo miedo. Por favor pídele a Dios que el no me pida matrimonio.

— Señorita no se preocupe. El señor Roberto entenderá si usted se niega a su propuesta.

— Tienes razón. Además no creo que se atreva a pedirme matrimonio en enfrente de tanta gente. Sería una locura. ¿Verdad? — Ella asintió.

... Semanas después. Diego.

Mi cumpleaños llego y el regalo que más ansiaba recibir era de Emily. Me prometió que hoy estaríamos juntos. Sólo de pensar en ese momento me lleno de emoción, tuve que pasar un buen rato en el baño para controlar está sensación. Estoy imaginando cada cosa que le haré a ese precioso cuerpo. Sólo quiero que esté día termine y hacerla mía.

Quisiera tener el poder de adelantar el tiempo para ya estar ahí con ella. Pero por desgracia no puedo. A esperar.