Mi Vida Es Un Sueño

Mamá, te presento a Josefina, mi novia.

Yolanda no pudo ocultar su sorpresa al ver a Josefina.

Franco, ¿es en serio que ella es tu novia?

Sí, mamá, ¿acaso piensas que estoy bromeando?

Perdón, hijo, no me supe expresar, mucho gusto, Josefina, siéntete como en tu casa.

Por alguna extraña razón Josefina sintió algo raro en su suegra, o al menos eso sintió ella.

Franco también sentía cierta tensión, su madre actuaba un poco raro.

¿Se acuerda de mí, señora?, yo la conozco desde que era una niña.

Cómo no me voy a acordar de ti si yo te llevé a bautizar, soy tu madrina, Josefina.

Entonces, usted debe de saber quién es mi madre.

Mi amor, deja de pensar en tu madre biológica, es obvio que si te abandonó es porque no te quiere, ¿por qué seguir pensando en ella?

Por favor, amor, deja que me conteste tu madre.

Josefina, yo sí sé quién es tu madre el caso es que desde aquel entonces ya no le he vuelto a ver, no sé dónde pueda estar o si acaso sigue viva.

¿Y sabe quién es mi padre?

Josefina, por favor, dejemos esas preguntas para después, vamos a disfrutar de la comida que te preparó mi madre.

Perdón, tienes razón.

Yolanda sirvió los tres platos.

La comida se veía exquisita, Josefina comió con tanta avidez como si no hubiera comido en mucho tiempo.

Poco después...

Señora la felicito hizo una comida muy deliciosa.

Gracias. Ahora vamos a comer el postre, ¿de acuerdo? Vámonos a la salita de estar, por favor.

Al poco rato los tres se habían ido a la salida de estar y ahí comieron el pastel de zarzamora que preparó Yolanda.

La felicito, Yolanda, es obvio que sabe cocinar muy bien.

Me alegra que te haya gustado.

Más tarde Franco fue a dejar a Josefina a su casa y después regresó a la suya.

Al verlo entrar Yolanda le habló a su hijo.

Necesito hablar contigo, es urgente.

¿Qué pasa, mamá?

Es necesario que termines tu noviazgo con esa chica.

Pero, ¿por qué, mamá? Josefina es una buena muchacha, es educada, decente, ¿qué más puedo pedir?

No te puedo explicar, lo único que te puedo decir es que quiero que termines con esa chica, no es de tu clase.

¿Cómo puede decir eso, mamá?, ella tiene mucho dinero y yo no tengo nada.

Por eso te lo digo hijo, a las personas que tienen dinero les encanta mucho humillar a los pobres.

Mamá, no la conoces tan bien como yo. Josefina es la chica más dulce que he conocido en mi vida y la amo tanto así es que ahórrate tus palabras porque no pienso terminar con ella.

Franco, por favor, entiende.

Franco no le hizo caso y se fue a su cuarto.

Dios mío, ¿cómo le digo a Franco que Josefina es su media hermana?

.

.

El local que rentara Josefina había quedado perfectamente bien acondicionado.

El anuncio luminoso se veía bastante bien.

Tengo miedo, mi amor, espero que las cosas salgan bien.

Ya verás que sí, ten mucha fe. No tiene por qué salir mal, tuviste las mejores calificaciones.

Por supuesto que sí, pero no sé, algo me dice que las cosas no van a salir bien.

Amor, desecha esos pensamientos yo confío en ti.

Gracias por tus palabras, Franco. Es más, ¿por qué no te quedas aquí conmigo y me ayudas con el tema administrativo?

¿De verdad me quieres aquí a tu lado?

Sí, quisiera que estuvieras conmigo toda la vida.

¿A mí también me gustaría, mi vida?

Y, ¿por qué no nos adelantamos un poco?, dijo Franco acercándose demasiado a Josefina.

Ella, sabiendo lo que se avecinaba cerró los ojos hasta que sintió los labios de Franco posarse en los suyos.

Le pasó los brazos alrededor de su cuello y lo besó apasionadamente.

Se me ocurre algo, espera déjame cerrar, dijo Josefina.

Josefina cerró, tomó de la mano a Franco y lo condujo a la parte trasera, donde había un cuarto pequeño.

Josefina había acondicionado ese cuarto para cuando se le hiciera tarde poder quedarse a dormir ahí.

Amor muchachos no pudieron contenerse y se dejaron caer en la cama.

No sabes cuánto he esperado este momento, le dijo Franco al oído de Josefina.

Y yo también.

Poco a poco ambos jóvenes se fueron desnudando.

Franco la sabía transportar en las mieles del amor y del deseo.

Josefina sintió algo de dolor pero en menos de lo que canta un gallo se le quitó y empezó a disfrutar como nunca en los brazos de Franco.

En ese momento ella dejó de ser una niña para convertirse en mujer.

Aunque pareciera increíble era la primera vez en ambos muchachos.

Claro, Franco se había puesto protección antes de empezar con el ritual del amor.

Antes que nada era muy responsable y no quería un embarazo no deseado.

Estuvieron ahí por mucho tiempo saboreándose uno al otro y descubriendo su cuerpo milímetro a milímetro.

Franco se sintió feliz al descubrir que él fue el primer hombre en la vida de Josefina.

Y Josefina se sintió feliz al descubrir que ella fue la primera con la que Franco tuvo relaciones.

Ambos se habían quedado acostados en la cama abrazados el uno al otro.

Hasta que de pronto, Josefina consultó su reloj, ¡madre mía!, son las 10 de la noche, debo regresar a casa.

¿Por qué te preocupas?, sabes que Marlene te quiere mucho y no te va a hacer ningún pancho.

Pues por eso mismo porque me quiere mucho no quiero causarle preocupaciones.

Tienes razón, vamos, vístete, te llevaré a tu casa.

Cuando llegaron a la casa de Josefina...

Mañana nos vemos, mi amor, voy a tomar en cuenta tu petición de de trabajar contigo.

Gracias, amor, te amo demasiado, eres todo lo que quiero.

Y yo te amo a ti, princesa, y ahora te amo mucho más.

Un nuevo beso lleno de pasión surgió entre los dos.

Hasta mañana, mi vida.

Josefina lo observó hasta que se perdió en la lejanía.

De su pecho brotó un gran suspiro.

Marlene la veía disimuladamente con una gran sonrisa.

Vaya, vaya, veo que te pegó duro el amor.

Al ver a Marlene, Josefina le dio un abrazo.

Soy muy feliz, mamá.

Qué bueno, hija. Me da mucha alegría saber eso. Franco es un buen muchacho.

Sí, mamá, lo amo tanto.

Y, ¿ya tienes el local?

Sí, en una semana lo voy a inaugurar.

Te va a ir bien, te lo mereces. Y ahora vamos a comer, te preparé tu comida favorita, y flan.

Uy qué rico. Ni como negarme.

Jajajaja...

Ambas mujeres se sentaron a la mesa del comedor.

La felicidad le brotaba a Josefina por todos los poros.