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ABRIENDO PLACERES EN EL EDIFICIO

ABRIENDO PLACERES EN EL EDIFICIO

Status: En proceso
Genre:Acción / Comedia / Aventura / Amor prohibido / Malentendidos / Poli amor
Popularitas:1.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Cam D. Wilder

«En este edificio, las paredes escuchan, los pasillos conectan y las puertas esconden más de lo que revelan.»

Marta pensaba que mudarse al tercer piso sería el comienzo de una vida tranquila junto a Ernesto, su esposo trabajador y tradicional. Pero lo que no esperaba era encontrarse rodeada de vecinos que combinan el humor más disparatado con una dosis de sensualidad que desafía su estabilidad emocional.

En el cuarto piso vive Don Pepe, un jubilado convertido en vigilante del edificio, cuyas intenciones son tan transparentes como sus comentarios, aunque su esposa, María Alejandrina, lo tiene bajo constante vigilancia. Elvira, Virginia y Rosario, son unas chicas que entre risas, coqueteos y complicidades, crean malentendidos, situaciones cómicas y encuentros cargados de deseo.

«Abriendo Placeres en el Edificio» es una comedia erótica que promete hacerte reír, sonrojar y reflexionar sobre los inesperados giros de la vida, el deseo y el amor en su forma más hilarante y provocadora.

NovelToon tiene autorización de Cam D. Wilder para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Transmisión en Vivo

El apartamento de Elvira parecía una explosión de color y energía aquella tarde. Las paredes, decoradas con carteles de tendencias de peinados y fotografías de sus mejores trabajos, servían de telón de fondo para su primera transmisión en vivo por Facebook. Había transformado su sala en un improvisado salón de belleza, con espejos estratégicamente colocados y luces que harían sentir estrella a cualquiera.

—¡Bienvenidos a "Belleza en Directo con Elvira"! —exclamó con entusiasmo hacia su móvil, perfectamente posicionado en un trípode—. Hoy tendremos una tarde especial con mis queridas vecinas.

Marta se retorcía en la silla giratoria como un gato a punto de recibir un baño, mientras sus nudillos blanquecinos delataban el agarre mortal al reposabrazos. El espejo frente a ella reflejaba su expresión de pánico mal disimulado, que contrastaba con la sonrisa radiante de Elvira, quien blandía el cepillo como si fuera una batuta de orquesta.

—Quieta, bonita, que pareces una cuerda de guitarra —canturreó Elvira, pasando el cepillo por el cabello de Marta con movimientos que más parecían una coreografía de flamenco que una sesión de peluquería—. ¡Ay, qué pelo más divino! Como cortina de teatro antiguo, esperando su gran momento.

En el amplio sofá color berenjena, que Elvira había rescatado de algún mercadillo y presumía como si fuera una reliquia del Palacio Real, Virginia y Rosario compartían espacio con otras vecinas. Todas parecían estar conteniendo la risa, como si estuvieran en misa y el cura acabara de hacer un chiste sin querer.

—Esta preciosidad que ven aquí —Elvira guiñó un ojo a la cámara con tal énfasis que casi se le desprende la pestaña postiza— es como un lienzo en blanco, ¡y yo soy su Miguel Ángel del pelo!

—Por favor, Elvira —suplicó Marta, mirando las tijeras como quien mira a un toro bravo—, que solo quiero las puntas, no me vayas a convertir en una obra de arte moderna.

—¡Ja! —Elvira hizo girar las tijeras entre sus dedos como una pistolera del Oeste—. ¿Me has visto cara de Picasso? ¡Que no te voy a poner la oreja en la frente!

Virginia aplaudió con tanto entusiasmo que casi se le cae el móvil al suelo, mientras una cascada de comentarios inundaba la pantalla de la transmisión en vivo. El teléfono vibraba como si tuviera vida propia, escupiendo mensajes a velocidad vertiginosa:

"¡Elvira, eres un crack! 😍"

"¡Por favor, necesito tus manos mágicas para reconquistar a mi Paco!"

"¿Haces milagros con calvos? Mi marido parece un huevo duro 🥚"

"¿Dónde está tu salón? ¡Me caso en dos meses y mi pelo parece un estropajo!"

"¿También cortas pelo de caballero? Mi novio parece un león, ¡socorro! 🦁"

Las notificaciones seguían apareciendo como palomitas de maíz en microondas, cada una más ocurrente que la anterior. Rosario, con ese aire de adolescente que lo ha visto todo en la vida, leía los comentarios en voz alta, dándoles un toque dramático digno de telenovela:

—Escucha este, Elvira: "¿Podrías convertir a mi marido en Brad Pitt? Lo tengo en casa version Danny DeVito".

La sala estalló en carcajadas, haciendo que Marta diera un respingo en la silla y que Elvira casi le hiciera un trasquilón involuntario.

—¡Ay, mi madre! —exclamó Elvira, recuperando el equilibrio de las tijeras—. Que soy peluquera, no el Mago de Oz. Aunque... —añadió con una sonrisa maliciosa— milagros se han visto en esta santa casa.

Las vecinas en el sofá se deshacían en risas, algunas secándose las lágrimas con servilletas de papel, otras abanicándose con revistas de moda del año pasado. El ambiente era una mezcla entre peluquería de barrio y show de comedia en directo, con Elvira como maestra de ceremonias y Marta como involuntaria protagonista de este peculiar espectáculo beautytube.

El repiqueteo de nudillos en la puerta sonó como un tamborileo nervioso, interrumpiendo la sesión. La cabeza de Rogelio, con su pelo revuelto y mechones rebeldes cayendo sobre la frente, se asomó por el marco de la puerta como un gato curioso. Su overol, que parecía haber sido el lienzo de un pintor abstracto, lucía manchas de todos los colores imaginables, desde el azul eléctrico hasta un rosa que gritaba "me equivoqué de bote".

—Perdón, es que escuché risas y... —sus palabras se tropezaron entre sí al notar la cámara encendida. Sus ojos, grandes y expresivos como los de un cervatillo deslumbrado por los faros de un coche, se abrieron aún más—. ¡Uy, lo siento! No sabía que estaban... esto...

—¡Pasa, pasa! —la voz de Elvira resonó con la energía de un presentador de concursos televisivos. Sus tijeras brillaron amenazadoramente bajo la luz mientras las agitaba en el aire—. ¡Miren todos, este es Rogelio, nuestro manitas favorito del edificio!

La pantalla del móvil explotó en una cascada de comentarios. Los corazones y emojis flotaban como confeti digital mientras las espectadoras descubrían al nuevo invitado sorpresa:

"¡Qué guapo!" 

"Tiene bonitos ojos 👀"

"Que overol tan original... ¿viene con el manitas incluido? 😍"

"Dale un corte moderno, ¡que está para comerse! 🔥"

"¿También arregla problemas del corazón? Porque el mío necesita mantenimiento 💘"

"Yo también quiero un manitas así en mi edificio... ¡Me mudo mañana! 🏃‍♀️"

Rogelio, cuyo rostro había adquirido el tono de una sandía madura, intentó dar un paso atrás, pero Elvira, con la agilidad de una gacela experimentada, ya lo había atrapado por el brazo. Sus uñas, pintadas de un rosa brillante, se clavaron suavemente pero con firmeza en la tela del overol.

—Venga, siéntate aquí —lo empujó hacia una silla con la determinación de quien no acepta un "no" por respuesta—. Esos mechones rebeldes necesitan atención profesional. ¡Están pidiendo auxilio a gritos!

—No, yo solo venía a ver si... —sus ojos, como imanes atraídos por un campo magnético irresistible, se desviaron hacia Marta. Ella, sentada al costado, se mordía el labio intentando contener la risa que burbujeaba en su garganta.

—¡Atención todos! —Elvira alzó las tijeras como una batuta mágica, dirigiéndose a la cámara con el entusiasmo de quien está a punto de revelar el secreto del universo—. ¡Transformación masculina en directo! ¡Van a ver cómo convertimos a nuestro manitas en un rompecorazones profesional!

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Alba Hurtado
se ve excitante vamos a leer que pasa con la vecina del tres b
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