LA MESERA DEL BAR.

Por la mañana Ariel ordenó que sirvieran el desayuno para él y para Soledad, al bajar Soledad a desayunar nunca imagino encontrarse con Ariel, ya que él casi nunca desayunaba allí, siempre tenía que desayunar ella sola.

Al verla, Ariel se acercó rodeándole la cintura le dio un dulce beso.

Y le pregunto como había dormido, cosa que le pareció demasiado extraña a Soledad, pues desde que estaba allí nunca antes se había preocupado por cómo había dormido o por alguna cosa que tuviera que ver con ella.

Aunque no podía negarlo que le gustó mucho tener la atención de Ariel.

Ambos pasaron a desayunar.

- Espero que te guste, ordene que prepararán lo que a ti te gusta.

Soledad frunció el ceño pues no entendía como es que él sabía que era lo que a ella le gustaba.

Acercándosele, le dijo.

- No te sorprendas se más cosas de ti de las que puedas imaginar.

Eso hizo que un escalofrío recorriera todo el cuerpo de Soledad. Trato de disimular su nerviosismo para preguntar.

- ¡A si!, y como que cosas sabes?.

- Pues sé que, cuando algo te molesta no puedes disimularlo y tu rostro cambia completamente, poniéndose rojo o cuando algo te da pena también te sonrojas. Tu color preferido es el rosa. Y te gusta el helado de fresa.

También sé que te gusta dormir abrazada de mí.

- Cof, cof, como puedes decir eso.

- Recuerda que compartimos la cama por algún tiempo.

- Si, pero, yo no te abrazaba.

- Claro que si, aunque no te dabas cuenta creo que lo hacías mientras dormías es por eso que nunca te dije nada, me daba pena despertarte para que te alejaras de mí. Al principio me molestaba, pero al paso de los días lo empecé a disfrutar.

Pero sin duda lo mejor era ver tu rostro por la mañana cuando despertabas y estabas tan cerca de mí. Te ponías furiosa pensando que yo era quien me aprovechaba de ti.

Recuerdas cuando me reclamaste por estar tan cerca de ti y tú eras quien me tenía a punto de caer de la cama.

Soledad estaba roja por todo lo que Ariel le decía.

- Lo siento, creo que no era consiente de lo que asía.

Ariel sonriendo coquetamente le dijo.

- No debes disculparte, al contrario, creo que deberíamos volver a compartir habitación, como mi esposa.

Un toque de tristeza se dejo ver en el rostro de Soledad, Ariel lo noto y le dijo yo sé que ya no eres mi esposa, pero antes tampoco lo eras legalmente Camila era la que estaba casada con migo y antes que pudiera reclamar su lugar era mejor el divorcio.

- Entiendo, solo que......

Ariel no permitió que continuará y antes que pudiera decir algo le dio un tierno beso.

Y entre besos le dijo.

- Dejemos las cosas asi, permítete conquistarte y ganarme tu corazón.

Soledad Asintió moviendo la cabeza, Ariel le dio un par de besos más, para después tomar su lugar en la mesa ambos desayunaron aunque para Soledad era extraño disfrutaba mucho esos momentos con él.

Al terminar Ariel la espero para después tomarla de la mano para ir a la empresa.

Ambos entraron como una pareja el la llevaba de la mano y se mostraba muy atento con ella, cosa que les pareció extraño a todos allí por que aunque sabían que eran esposos nunca los habían visto comportarse como tal.

Algunas de las mujeres que trabajaban allí, morían de la envidia al ver que porfin Ariel la trataba como su esposa.

Al entrar ala oficina, David esperaba a Ariel para que firmara unos documento muy importante y al verlos entrar juntos y de la mano, se quedó muy extrañado y aunque era lo que él quería en ese momento sintió un poco de selos.

Saludo a Ariel como de costumbre y después se dirigió a Soledad, intento acercase para saludarla, pero en ese momento Ariel se acercó más a ella y la tomó de la cintura.

David comprendió que era una forma de impedir que se acercara así que solo le sonrió y Soledad respondió a su saludo.

Ariel firmó, David tomó los documentos y salió.

EL día transcurrió sin más contratiempos, ese día la pesada de Brenda no había ido cosa que Soledad agradeció.

Los días pasaban y cada día era más normal ver a Ariel muy atento con Soledad, y ella poco a poco se acostumbraba a las atenciones de Ariel.

Así como a las muestras de cariño aunque Soledad se sentía un poco incómoda cuando Ariel la besaba frente a todos.

- Cariño no tienes por qué cohibirte, y sentir pena cuando te beso en público, recuerda que ante todos somos esposos, es lo más normal que los esposos se besen y se demuestra su amor.

- Entiendo solo que me cuesta un poco de trabajo acostumbrarme y no es que no lo desee solo que me da un poco de pena.

- Creo que el culpable de esto soy yo, porque nunca antes me mostré como tu esposo ni te di tu lugar como mi esposa, incluso te humille dándote un trabajo en el área de limpieza.

- No te disculpes, para mí no fue una humillación es un trabajo tan digno como cualquier otro.

Los días pasaban tan rápido que, Soledad sintió miedo de que todo esto no fuera real, sentía miedo de volver a perder a Ariel antes que no tenía su atención para Soledad era fácil, pero si ahora lo perdía no podría soportarlo.

Brenda, no sé había presentado en la empresa y aunque al principio era extraño, para Soledad que no se presentará considerando que siempre andaba como chicle pegado de Ariel, después de unos días dejo de darle importancia.

Soledad estaba en su escritorio revisando algunos documentos importantes en la computadora, y no se percató de que Ariel había entrado.

Él se le acercó por detrás y le dio un beso en el cuello a Soledad, ella dejó lo que está haciendo para levantarse y darle un dulce beso en los labios, Acto que Ariel aprovechó para intensificar el beso arrancando unos gemidos a Soledad.

Después ambos volvieron a su escritorio a seguir con el trabajo, cuando sin tocar la puerta entro la odiosa de Brenda, Soledad alzo la avista para ver de quien se trataba y al ver que era Brenda suspiro pesadamente. Y volviendo la vista ala computadora no le tomó más atención.

Brenda solo le dio una mirada despectiva a Soledad y se dirigió con Ariel, y acercándose lo beso en la mejilla para saludarlo.

Ariel suspiró pues savia que no sería nada fácil lidiar con Brenda, estos días la había mantenido ocupada con diligencias fuera de la empresa, pero ya no hubo forma de mantenerla ocupada.

Brenda lo único que quería es estar en la empresa para poder estar cerca de Ariel.

- Te he extrañado mucho estos días que he estado fuera, espero que no me vuelvas a mandar a hacer ese trabajo, para la otra vez tal vez sería mejor que mandaras a Soledad o en su defecto a David.

Ariel Asintió con la cabeza no le prestaba mucha atención, Brenda noto que Ariel estaba más distante de lo normal, así que siguió hablando con su voz chillona y melosa tratando de llamar la atención de Ariel.

Soledad se dio cuenta de lo que pasaba y su rostro se tornó rojo, le molestaba bastante lo hipócrita que podía llegar a ser Brenda.

Soledad se levantó para acercarse a Ariel y preguntarle sobre unos blancos de la empresa ella se acercó para mostrarle en la computadora los documentos, Ariel aprovechó lo cerca que estaban y la jalo sentándola en su regazo.

Soledad le sonrió, y le dijo.

- No es el momento ni el lugar.

- Y quien dice que no, yo soy el jefe así que si deseo demostrarle mi amor a mi esposa no creo que nadie se oponga.

Y entre caricias la empezó a besar sin importarle que Brenda está allí frente de ellos.

Soledad se dejó llevar, por las caricias de Ariel correspondiendo a su apasionado beso.

Brenda estaba furiosa y levantándose les dijo.

- Ariel deberías aprender a comportarte y ser más profesional, me has dejado hablando sola para besar a esta.

Brenda sacaba todo su veneno contra Soledad, y Ariel apartando delicadamente a Soledad, se levantó y poniéndose frente a Brenda le dijo.

- Si te molesta que bese a mi esposa, sal en este momento de mi oficina, levantando la mano le indico la puerta, no quiero que entres a menos que yo te lo pida.

- Ariel por qué me tratas así, tú y yo hemos sido amigos desde hace mucho, mucho antes de que apareciera esta oportunista en tu vida.

- Fuera Brenda, Ariel la agarro del brazo y la saco de la oficina, no te quiero volver a ver aquí hasta que no aprendas a respetar a mi esposa.

Soledad se sintió muy feliz de ver que Ariel le estaba dando su lugar como su esposa, deseo que siempre fuera a sí.

Sin embargo, sentía miedo de que pronto se olvidara de ella y volviera a ser el mismo de antes.

Su rostro se tornó triste, Ariel se acercó a ella y acariciándole la mejilla le preguntó.

- Que te pasa niña a caso no te agrado que sacara a Brenda.

- No es eso, solo que creo que es muy bonito y temo que algún día pueda terminar.

- Mi amor por ti nunca va a terminar te amo sol, eres mi sol en la oscuridad. Siempre voy a estar para ti.

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