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MI ULTIMA ESPERANZA

MI ULTIMA ESPERANZA

Status: En proceso
Genre:Vientre de alquiler / Embarazada fugitiva / Amor-odio
Popularitas:10.5k
Nilai: 5
nombre de autor: CINTHIA VANESSA BARROS

Elena lo perdió todo: a su madre, a su estabilidad y a la inocencia de una vida tranquila. Amanda, en cambio, quedó rota tras la muerte de Martina, la mujer que fue su razón de existir. Entre ellas solo debería haber distancia y reproches, pero el destino las ata con un vínculo imposible de ignorar: un niño que ninguna planeó criar, pero que cambiará sus vidas para siempre.

En medio del duelo, la culpa y los sueños inconclusos, Elena y Amanda descubrirán que a veces el amor nace justo donde más duele… y que la esperanza puede tomar la forma de un nuevo comienzo.

NovelToon tiene autorización de CINTHIA VANESSA BARROS para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 16.

Pov Elena

Dos semanas en Nueva York bastaron para demostrarme que, aunque había huido de esta ciudad buscando paz, ella nunca dejaría de atraerme con la misma intensidad con la que me había herido. El ruido de las calles, las vitrinas llenas de luces, la urgencia con la que la gente caminaba... todo parecía empujarme hacia adelante, como si me dijera: "No te detengas, Elena. Aquí aún tienes cuentas que saldar".

Nuestro apartamento en Brooklyn era pequeño, sombrío y ruidoso. Cada noche escuchábamos las discusiones del vecino del piso de arriba, y Martin dormía en una cama improvisada, con su muñeco favorito protegiéndolo como un guardián silencioso. No era la vida que había soñado para él, pero sabía que no podía dejarme consumir por la culpa. Ese lugar era un puente, no un destino.

Me repetía cada día que lo importante era mantenerme de pie. Por mí. Por mi hijo. Por todo lo que había perdido.

Carla fue la primera en poner el dedo en la llaga.

—No podemos quedarnos esperando, Elena. Tu nombre ya es conocido. Italia habló de ti, Europa habló de ti. Si aquí no lo saben, vamos a grabarlo.

Me miraba con esa determinación que siempre me había salvado. Carla era práctica, calculadora, y al mismo tiempo, la amiga que me había sostenido en mis noches más oscuras. Yo no habría llegado hasta aquí sin ella. Aceptado. Y así, con una carpeta repleta de bocetos y un par de vestidos cuidadosamente embalados, comenzamos a visitar boutiques y tiendas exclusivas.

Al principio, la ansiedad me carcomía. Entrar en aquellas oficinas llenas de cristales, sentarme frente a hombres y mujeres que hablaban rápido y miraban sus relojes con impaciencia… me devolvía a los días en que pedía trabajo limpiando oficinas para sobrevivir. Pero bastaba con desplegar mis diseños para que todo cambiara.

Las telas, los cortes, los bordados… hablaban por mí.

Recuerdo a una compradora de una tienda en el Soho. Tomó uno de mis vestidos negros, lo levantó bajo la luz y recorrió con los dedos cada detalle del bordado.

—Es… exquisito. —Me miró por encima de sus gafas—. ¿De verdad fue usted quien lo diseñó?

Tragué saliva y asentí.

-Si. Cada puntada lleva mi historia.

Carla me lanzó una sonrisa cómplice. Yo sabía lo que significaba esa frase: que mi sufrimiento se había convertido en arte, y que, al fin, alguien lo estaba valorando.

En menos de una semana firmamos varios contratos pequeños. Nada millonario, pero suficiente para llenar el refrigerador, pagar la renta sin miedo y pensar que tal vez, solo tal vez, había espacio para la esperanza. Lo inesperado llegó con el anuncio del concurso.

Mi rostro seguía siendo un misterio, pero mi nombre artístico —ELI— ya corría de boca en boca. Cuando aparecieron en los carteles y en las publicaciones de moda que inundaron Manhattan, comenzaron a llover llamadas. Boutiques que querían exclusividad, inversionistas que olían la oportunidad de colgarse de mi éxito, periodistas que imploraban una entrevista.

Yo mantenía el silencio. Dejar que mis vestidos hablaran era parte de mi escudo, pero también parte del mito.

Una tarde, Carla entró corriendo al apartamento con el teléfono en la mano.

—No vas a creerlo —dijo, jadeando.

—¿Qué pasó?

—Acaba de llamarme una tienda de lujo de la Quinta Avenida. Te quiero a ti, Elena. Te ofrecen un contrato por cinco años. Sueldo fijo, tu propio estudio de diseño, costureras, materiales, todo lo que necesites.

Me quedé inmóvil. La voz se me atascó en la garganta.

—Un estudio… aquí en Nueva York?

Carla ascendiendo, con los ojos brillando.

—Lo único que piden es exclusividad en ciertas líneas. El resto es tuyo. Es… es demasiado bueno para dejarlo pasar.

Sentí que las piernas me flaqueaban. Me senté en la silla de la cocina, con el corazón latiendo a un ritmo frenético. ¿Podría ser real? ¿Podía la misma ciudad que me había despojado de tanto ahora abrirme una puerta hacia algo nuevo?

Martin entró corriendo, con un coche de juguete en la mano. Me miró curioso.

—¿Por qué lloras, mamá?

No me había dado cuenta, pero las lágrimas me caían sin control. Lo abracé y le besé la frente.

—Porque a veces la vida nos da sorpresas bonitas, hijo.

Aceptamos sin pensarlo demasiado. Carla se encargó de todo el papeleo. Yo confiaba ciegamente en ella. Siempre lo había hecho.

Dos semanas después, nuestra vida había cambiado. Nos mudamos a un apartamento amplio en Manhattan, con tres habitaciones, ventanas grandes y un balcón desde el que podíamos ver las luces de la ciudad. Martin corrió por los pasillos como si fuera un reino construido solo para él.

Yo entré al nuevo estudio y me quedé sin palabras. Era todo lo que alguna vez había soñado: mesas largas repletas de telas, máquinas de coser brillantes, costureras dispuestas a seguir mis instrucciones, y una pizarra enorme para colgar mis bocetos.

Respire hondo. El olor a tela nueva, a madera recién pulida, me invadió.

—Este lugar es tuyo, Elena —me dijo Carla, posando su mano sobre mi hombro—. Y no lo olvides: lo lograste tú sola.

Negué con la cabeza.

—No, Carla. Lo logramos juntas. ¿Recuerdas cuando cosíamos hasta la madrugada en Sicilia, con velas porque la electricidad fallaba? Ahora... mira todo esto.

Ella molesta, y por un instante, las dos volvimos a ser aquellas chicas que se aferraban a la esperanza en medio de la adversidad.

Los días se volvieron una mezcla de vértigo y alivio. Tenía contratos, pedidos, entrevistas que seguían rechazando. El nombre de ELI comenzaba a aparecer en vitrinas, en revistas, en los labios de mujeres que jamás me habrían prestado atención antes. Y, por primera vez desde que volvimos a esta ciudad, no tenía que preocuparme por pagar el alquiler o por si Martin tendría suficiente comida. Lo veía dormir en su nueva habitación, rodeado de libros y juguetes que yo jamás habría podido comprarle antes. Su respiración tranquila era mi mayor triunfo.

Pero en las noches, cuando el bullicio de la ciudad se apagaba y me quedaba sola frente a mis bocetos, los fantasmas regresaban. Recordaba a mi madre, a Martina, y sobre todo a Amanda. Me preguntaba si sabría de nuestro regreso, si habría visto los carteles del concurso, si su odio seguía intacto o si… en el fondo, también sentía curiosidad.

Sacudía la cabeza, intentando apartar esos pensamientos. No podía darme el lujo de distraerme. Tenía una meta clara: encontrar a León Carter. El hombre que alguna vez se llamó hizo Francesco, que nos engañó, que nos arrebató todo lo que habíamos construido.

Carla y yo comenzamos a rastrear sus pasos con los pocos recursos que teníamos. Entre reuniones con inversionistas y noches de trabajo en el estudio, ella se sentaba frente a la computadora, revisando registros, conexiones, rumores.

—No está tan escondido como cree —me dijo una noche, mostrando un artículo en línea sobre un empresario que invertía en moda bajo ese nombre falso.

Sentí un escalofrío recorrerme. El monstruo que nos había arruinado no solo seguía vivo, sino que prosperaba, disfrazado de éxito y poder.

Me acerqué al espejo y observé mi propio reflejo. Ya no era la joven asustada que firmó aquel contrato desesperada por salvar a su madre. Ahora era una mujer marcada por pérdidas, pero también forjada en el fuego de la supervivencia.

—No voy a dejar que gané otra vez —susurré, con una determinación que me ardía en el pecho.

Carla levantó la vista y se acercó.

—No estás sola, Elena. Esta vez, iremos hasta el final.

Las luces de Nueva York brillaban detrás de la ventana. En el estudio, los maniquíes vestidos con mis creaciones parecían vigilarme como guardianes silenciosos. Martin dormía a salvo en su nueva habitación. Y yo, con el lápiz en la mano y un vestido a medio bocetar, entendí que estaba escribiendo el comienzo de otra batalla. La ciudad que me había quebrado ahora sería el escenario donde demostraría de qué estaba hecha.

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Yusmery Gomez
Espero poder seguir leyendo más Historias cómo está que son muy Hermosas 😌
Yusmery Gomez
buenas tardes autora excelente con muchas adrenalina y pasión 😊😜🤗🥳
ana meson
waaaaawww ésto fue increíble!!!
Yusmery Gomez
Buenos días autora en la Gran espera del Maratón de capítulos de su Hermosa Novela...
Norma Marroquin
sii maraton
Empoderada
mi villana hermosa 😍 eres mala como nos deja hasta mañana
Yusmery Gomez
buenas tardes Autora excelente Novela infinita Bendiciones para usted...
Maria Gonzalez Gonzalez
exelentes capitulos, gracias por tanto 🤭🤣
Maria Gonzalez Gonzalez
cuánta maldad de eses desgraciado poco hombre de Francesco 👿😈❤️
Maggy Martinez
buen día autora /Smile/
Yusmery Gomez
Buenos días Autora gracias excelente capitulos y espero que ya sea mañana para leer más de su Hermosa Novela...
Yusmery Gomez
Buenos días autora 🤣🤣🤣🤣🙈🙈🙈
ana meson
hola hola me encanta!! espero pronto la acción entre Amanda y Elena
Nancy Galeano
siiii maratón, maratón
Maria Gonzalez Gonzalez
maratón, maratón, maratón 🥰
Maggy Martinez
buenas tardes un maratón sería perfecto gracias por la historia 😊
Yusmery Gomez
Buenas tardes autora estoy de acuerdo con los demás lectores ya es hora de acción entré Elena y Amanda que inicie la pasión y el Amor ❤️😍
Yusmery Gomez: sí Autora eso lo tengo Claro 😉
total 3 replies
Empoderada
maratón, maratón, maratón, maratón, maratón, maratón, maratón, maratón, maratón, maratón, maratón, maratón, maratón, maratón, maratón 🙏
Empoderada
excelente nada vulgar todo excelente calidad de palabras y coherente
Empoderada
y te di un voto con flores corazón y puntos exelente obra llegando de mu trabajo y buscando los capítulos
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