Traicionada por su Prometido, Gana un Presidente

Lia se quedó paralizada frente a la habitación. Su mano derecha ya estaba levantada, lista para tocar, pero el nerviosismo la detuvo. Era la primera vez que la llamaba directamente el Director Rama Aditya, una figura de la que solo había oído rumores en la oficina.

Cuando la puerta se abrió desde adentro, Lia casi se queda sin aliento.

"¿Adit?", exclamó en voz baja. "¿Tú... qué haces sentado ahí?"

El hombre que estaba sentado detrás del lujoso escritorio sonrió con naturalidad, apoyándose con un estilo familiar.

La boca de Lia se abrió de golpe y rápidamente se la tapó con ambas manos.

"¿Tú... eres el Director Rama?"

Rama sonrió, "Sí. ¿Sorprendida?"

"Oh, Dios mío..." Lia se sintió avergonzada y se tapó la cara. Vergüenza.

"Lo siento, iba a ir a tu escritorio antes, pero no tuve tiempo, Li", dijo Rama con despreocupación. "No importa, ¿verdad que viniste tú?", continuó acercándose.

Lia seguía petrificada, con los ojos muy abiertos. ¿Su viejo amigo... era el Director Rama Aditya? La figura que decían que era carismática, firme y de la que se rumoreaba que era cercana a ella, cuando en realidad sentía que nunca se habían conocido directamente.

"¡Oye! Estás soñando despierta." Rama se rió entre dientes.

"Eh, lo siento, Dit. Todavía estoy sorprendida, resulta que eres el Director aquí. Dios mío..."

Rama se rió entre dientes. "Vamos, entra."

"No... no me lo esperaba", dijo finalmente Lia mientras entraba, sentándose en la silla frente al escritorio del director. "Entonces, durante todo este tiempo... ¿eras tú a quien todos se referían? Vaya... Todo este tiempo pensé que estaba hablando con un amigo, con un empleado normal. Resulta que..." continuó negando con la cabeza.

Aditya, o ahora más apropiadamente llamado Director Rama, soltó una risita. "Sí, mi nombre es Rama Aditia. Eres tú la que es demasiado despreocupada y no le presta atención."

"No es que no me importe, Ram."

"Bien, ¿dónde está el archivo del informe?"

Lia asintió levemente y luego entregó el archivo del informe solicitado.

"¡Siéntate! Tenemos mucho que discutir aquí, Li."

Luego comenzaron a discutir el informe seriamente. Pero de vez en cuando, Rama miraba a Lia de reojo, sonriendo levemente cada vez que Lia mostraba su atención al detalle.

El tiempo pasó volando. Cuando la manecilla del reloj marcó las doce del mediodía, Rama cerró el último archivo.

"Vamos a almorzar."

Lia se sobresaltó. "¿Eh? ¿Almorzar?"

"Sí, es hora de almorzar", dijo Rama mientras miraba el reloj en su mano.

"Bien, adelante."

"¿Ok, adelante? Te estoy invitando."

"¿Eh? ¿Juntos? ¿En la cantina?"

"Sí, eso significa invitar. No hemos almorzado juntos aquí antes."

"Yo... me siento mal por los demás, Ram. Quiero decir, el Director."

"Li, relájate. No es por mi estatus. Es porque quiero comer con mi amiga. Además, me has ayudado mucho hoy."

"Pero..."

"¡Vamos! Yo invito. En mi restaurante favorito. Te gusta el sushi, ¿verdad?" Rama la presionó con una sonrisa que no pudo rechazar. Finalmente, Lia se rindió, especialmente cuando supo que el restaurante era famoso por ser delicioso y... caro. Una oportunidad como esta rara vez se presenta.

"Está bien, ya que hay comida gratis en un restaurante caro."

Cuando salieron de la habitación, la secretaria de Rama miró a Lia con una mirada penetrante.

"Buenas tardes, Sr. Rama. El almuerzo de hoy..."

"No hace falta reservar, ya tengo compañía", dijo Rama interrumpiendo.

Aunque los labios de la secretaria seguían sonriendo cuando hablaba con el director, Lia fingió no importarle. Sabía que no tenía nada que ver con esa mujer.

"Lia, ¿usamos mi coche?"

"Oh, sí. Tampoco traje coche. Voy a todas partes en moto, es más ágil, adelanto por aquí y por allá", respondió Lia riendo entre dientes.

A lo largo del pasillo, los susurros comenzaron a oírse acompañando sus pasos.

"Eh, esa es Lia, ¿verdad? Solo lleva tres semanas aquí y ya está saliendo con el Director."

"Sí, qué suerte tiene." Otra persona respondió.

"¿Suerte, o ella es la que está desesperada?" Y otra se escuchó burlándose.

"¿Qué más da? Es guapa."

"Ihh, ¿está usando su belleza para seducir a los hombres? Antes la vi riéndose con Broto. Ayer también almorzó con Budi." La que no la quería se escuchó criticando.

"Dios mío... hay demasiados."

"¿Verdad?"

Sin embargo, también hubo quien la defendió: "Puede que sean amigos. Lia también es amable. Humilde."

"Pero estoy segura de que ya no es virgen... Se los liga a todos. Es muy barata..."

Algunos empleados se giraron para hablar de ellos. Lia podía sentirlo.

"Odio esto", murmuró, luego se dio la vuelta y se acercó a los chismosos.

"¡Dilo una vez más! ¡Quiero oírlo!"