Cuando Jacob fue secuestrado por un extraño hombre a quien conocía más de lo que el creía, su vida dará un giro de 190° grados.
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/El Otaku/
Mientras bajamos las escaleras, vi como saco un arma de su pantalón, la recargo y se alistó para lo que pudiera venir, él me agarró la mano con fuerza mientras caminábamos por la mansión.
—No te alejes de mí, nunca—dijo Erick en un susurro.
Yo asentí y lo seguí, íbamos pasando por la sala, cruzando cuerpos de hombres llenos de sangre tirados en el suelo, llegamos a una puerta y estábamos a punto de salir.
—Espera, quedaré aquí, voy a revisar si es seguro—dijo Erick saliendo del lugar.
Yo me quedé ahí quieto esperando a que regresará, las manos me temblaban y tenía miedo, pero mis nervios se alteraron cuando una mano fuerte y enorme golpeo mi rostro, yo caí al suelo y por poco quedo inconsciente.
—No me digas que pensaste que escaparías de mí—dijo Noah mientras se acercaba a mí—Me perteneces, ¿lo olvidas?, te compre.
Erick llegó y le intento disparar, pero Noah lo agarro de la muñeca y le intento quitar la pistola, haciendo que comenzarán a pelear, yo gatee hasta la pared más cercana y me quedé viendo como se enfrentaban.
La pistola cayó al suelo, pero ellos se habían olvidado de eso, ahora la pelea era personal, un pensamiento intrusivo me llegó, «agarrar la pistola y dispararle a Noah y salvar el día como en las películas»
Pero era muy cobarde como para hacer eso, no tenía opción, agarre el arma y se la lancé a Erick, él la vio y la agarro, mientras le intentaba apuntar
—¡Jacob, sal de aquí!—grito Erick.
Yo me fui corriendo hacia la puerta y salí, mi corazón se detuvo cuando escuché un disparo, me quedé mirando la puerta para ver quien salía, si salía Noah... Era mi fin, pero salió Erick, un poco agitado y lleno de sangre, algo en mí se puso feliz, y agradecido de que no fue el psicópata.
—¿Estás bien?—me pregunto Erick.
Yo asentí y lo miré, el camino lentamente al auto mientras me hacía señas para que lo siguiera, él me abrió la puerta del auto y entre, después él entro como el conductor y encendió el auto.
—¿Está muerto?—le pregunté a Erick.
—No, sigue con vida...—respondió
Un escalofrío corrió por todo mi cuerpo, esto no había acabado.
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Abrí los ojos lentamente, me había despertado porque el auto se detuvo, sorprendentemente, era de día, estaba estacionado a mitad de la nada al parecer, solo vi algunas casas a lo lejos, pegue un brinco cuando Erick abrió la puerta y entro, me miró y sonrió
—¿Te asusté?—pregunto
—Un poco, si me asusté—dije con una risa nerviosa.
Él me dio un café de Starbucks y lo que parecía ser un sándwich, lo comencé a comer con rapidez, sabía muy bien, no como esa comida que Noah me ofrecía
—Despacio, nadie te lo va a quitar—dijo Erick
—Señor, ¿por qué regreso por mí?—le pregunté
—Ya te dije la respuesta—dijo
—Esa no es una respuesta, no se a que se refiere cuando dice que yo lo hice por usted, yo apenas lo conozco—dije
El tomo un sorbo de café y luego me miró, se quedó unos momentos pensando, luego giro hacia mí y me habló.
—Jacob, ¿en serio no te acuerdas de mí?—dijo Erick
—¿Debería recordarlo? ¿Porque?—le pregunté
—Por qué... Nos conocimos de pequeños—dijo
Yo me quedé ligeramente sorprendido, no lo recordaba, no recordaba a nadie con ese nombre.
—Haz memoria, fue en la secundaria, me decían el Otaku del salón—dijo Erick con una sonrisa nerviosa.
Al momento de escuchar ese apodo, todos los momentos y recuerdos comenzaron a volver a mí, uno por uno, ya sé quien es Erick.
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