Erick, El Mafioso

Erick, El Mafioso

/El Cliente/

Jacob Maximof

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Caminaba por las calles de la ciudad como si fuera a llegar tarde a una fiesta, nunca me las perdía, me encantaban estar de fiesta en fiesta, ojalá ese hubiera sido el caso, estaba llegando otra vez tarde al trabajo, era cajero en una cafetería cute en la esquina del centro de la ciudad, casi no iba nadie, pero la paga era buena.

Entre a por la puerta trasera y rápidamente me puse el delantal, en el mostrador ví a mi amiga, Dayana, estaba cubriendome.

—Hola, ya llegué, perdón—dije mientras me hacía al lado de ella.

Ella se volteo y me dió un pequeño empujón mientras me lanzaba una mirada fulminante.

—Tienes suerte de que el jefe se haya ido—dijo y soltó un suspiro pesado.

—Si, Pero ya llegué, ¿o no?—dije con una sonrisa burlona y me hize en el puesto de cajero.

Ella agarró un delantal y un gorro, una familia entro a la cafetería y ella fue corriendo a atenderlos.

Durante todo el día no hicimos nada más que trabajar, hacer pereza y hablar un rato de chisme, esa era la parte buena del trabajo, tomar café y hablar cincuenta un lujo, y no nos aburríamos de esperar hasta que llegara la noche

—Y entonces le dije, ningún cincuenta cincuenta, si tú me invitaste a salir me tienes que pagar todo—decía Dayana.

—Pues claro, si él fue él que te invito, sé supone que el invita todo—dije con un poco de indignación.

—Exacto, es que los hombres de hoy en día, no se, son todos extraños y raros—dijo mientras fruncía el ceño.

La campana que indicaba que alguien entro, comenzó a sonar, un pequeño campanazo, yo voltee a mirar y era él, el cliente que siempre venía todas las noches.

Me miro y comenzó a caminar hacia mi, siempre hacia lo mismo, llegaba a las nueve en punto hasta incluso sabía lo que iba a a pedir.

—Buenas Noches—dijo con voz sería y gruesa—Por favor, dame un capuchino.

—Está bien—le sonreí y empecé a hacer la cuenta.

No podía verlo, pero sentía como su mirada estaba clavada en mi cabeza, por el reojo vi como Dayana se iba, tal vez a buscar algo en su bolso, cuando sus pasos ya no se escuchaban mire al hombre.

—Serian veinte dólares—dije

El saco un fajo de billetes y lo puso sobre el mostrador, yo me quedé sin palabras al ver esa cantidad de dinero, pero me sorprendió aún más, ver cómo de su otro bolsillo sacaba veinte dólares.

—Ten los veinte—luego agarro el fajo de billetes y me lo extendió, como si quisiera que los agarrara, —Esto es para ti.

—¿P-para mí?—dije incrédulo, él siempre me daba propia, mucha propina, Pero esto, esto ya era un regalo muy especial—muchas gracias

Agarre el fajo y asentí con la cabeza, no se pudo notar, Pero vi como su boca se torcía un poco en una sonrisa.

—¡Dayana, Un capuchino!—grite

—¡Ya Lo estaba preparando!—respondió

Aquel hombre, se había ido a sentar, saco su celular y comenzó a esperar el café.

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Comments

౯̸꯭ּ۫۫۫ ιsαυυɾ🥀̼ᩙᰱ⸼۪ ࣪࣪ ּּ

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Muy buen inicio. Que bien que aun haya gente que escriba novelas narrativas. Las chatstory son una nueva modalidad muy entretenida y todo, pero una buena novela, y bien escrita, narrada a detalle es insuperable. Sigue así!

2025-06-08

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