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Entre El Placer Y El Poder

Entre El Placer Y El Poder

Status: En proceso
Genre:Traiciones y engaños / Harén Inverso / Dominación / Secretos de la alta sociedad / Mafia / Poli amor
Popularitas:874
Nilai: 5
nombre de autor: HananFly

Detrás de la fachada de terciopelo y luces neón de una Sex Shop, un club clandestino es gestionado por una reina de la mafia oculta. Bajo las sombras, lucha por mantener su presencia dentro de los magnates, así como sus integridad de quienes la cazan.
¿Podrá mantenerse un paso adelante de sus depredadores o caerá en su propio juego de perdición y placer?

NovelToon tiene autorización de HananFly para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La Dama de cabello castaño

El resto de la tarde se hizo eterna, hasta que la tan esperada noche finalmente llegó.

En una habitación muy lujosa, llena de brillantes ornamentos femeninos, una dama cepillaba su cabello castaño frente a un gran espejo iluminado por todo su alrededor. Se observaba con encanto, orgullosa de su propio reflejo, admirando la belleza que tanto se había esforzado por alcanzar.

Al mismo tiempo, en un lugar alejado de la metrópolis que bordeaba al club, dentro de una mansión malditamente costosa, Julian Vance se alistaba para decir presente en el evento anual de Sodoma y Gomorra. Se detuvo a mirar el antifaz que había comprado para la ocasión, mientras se mentalizaba para lo que fuese que ocurriera a partir de ahora en ese lugar.

Una mujer de esbelta figura y estatura digna de una modelo, lo sorprendió por detrás con un tierno abrazo.

—Te voy a extrañar mucho cuando te vayas—dijo sacándolo de sus pensamientos.

—No será para siempre, solo es parte de mi trabajo—respondió depositando un fugaz beso en sus labios.

Nuevamente se inmiscuyó en su mente activa, maquinando una y otra vez planes de contingencia, anticipando cada falla posible.

Aunque claramente la noche no estaba lista para un espectáculo, un agente siempre debía estar preparado para la guerra. Es por eso que después de darle infinidad de vueltas, Julian terminó tomando un pequeño puñal que ocultó dentro de un bolsillo escondido en su traje azul eléctrico. Posteriormente, ajustó el nudo de su corbata de seda a juego y se observó una última vez en el espejo mostrando una falsa tranquilidad.

La mujer a su lado, su novia, cuyo nombre era Rose, se mantenia en silencio, aunque reflejando su creciente preocupación en su expresión. No era la primera vez que atravesaba por este tipo de martirios, pero simplemente no se terminaba de acostumbrar. Se despidió de él con mucho pesar antes de que Julian fuera en busca de su auto. Un auto prestado y con una placa falsa diseñada para su misión. Una máquina deportiva descapotable con un motor monstruoso que rugía más fuerte que la bestia mas peligrosa del mundo. Su valor estaba por encima de los seis ceros.

Sin remordimientos, lo encendió y recorrió gran parte de la ciudad hasta llegar a su destino final. Luego de varios minutos sintiendo el frío de la noche sobre su rostro, estacionó frente a la fachada de Sodoma y Gomorra. El lugar era un enjambre de sombras elegantes, un desfile de siluetas veladas por máscaras de fantasía. Hombres y mujeres, vestidos para la ocasión, se perdían en la noche.

Antes de salir del auto, se cubrió con el antifaz y caminó con mucha confianza hacia el interior del club. A lo lejos, divisó el pequeño cuerpo de la mujer quien lo había atendido ese mismo día por la tarde. Su rostro estaba escondido bajo una graciosa máscara de gato y aun conservaba el atuendo que lucía.

Julian estuvo un par de minutos haciendo fila para confirmar su asistencia al evento.

Al estar frente a ella, habló.

—¿Qué tal estas, preciosa?

—Preferiría que me dijeras Ellie. Podrías poner celosos a unos cuantos aquí presentes—respondió con tono burlesco, conservando su exagerada dulzura.

—Aun no respondes, a mi pregunta, preciosa—recalcó la última palabra con maldad.

—Muy bien, a decir verdad. Y veo que tu también —añadió con sus dedos tecleando sobre su laptop. Su mirada oculta tras la mascara observaba una y otra vez el porte del hombre, pero siempre manteniendo su profesionalidad. Era un muro impenetrable—El registro está completado, Julian. Disfruta de tu noche—concluyó entregando un brazalete dorado. El color distinguía a los nuevos ingresos de los miembros oficiales, quienes cargaban brazaletes negros.

Frente a la entrada, unos guardaespaldas realizaban una inspección minuciosa de los invitados, Julian sintió la tensión recorrer su espina dorsal. Cuando fue su turno, actuó de la forma mas natural que le permitía la situación. Pero tal y como lo había calculado, su puñal no fue detectado, dejándolo pasar sin mucha preocupación. Sus pasos eran firmes, la chispa de emoción le hacia cosquillas por todo el cuerpo. La sex Shop era solamente un tarantín de circo. Debajo, unas escaleras de mármol pulido descendían a un salón gigantesco. En él habia música envolvente, luces de colores que bailaban en la oscuridad, y muebles de terciopelo carmesí que invitaban a la indulgencia. Asi como un bar, a un costado, en donde se exhibían las botellas más caras del mundo. Alli dentro, hombres de poder reían a carcajadas, cerrando tratos multimillonarios con una mano y apostando fortunas con la otra. Julian se abrió camino hasta la barra, pidió un trago simple, como una excusa para observar. Evaluaba el terreno, analizaba los movimientos de la élite, buscando la pieza clave.

Sin embargo, su paz se vio interrumpida por la presencia de una dama, de rostro desconocido, pero cabellos castaños, que se sentaba en la silla vacía a su lado. Ella pidió un trago mas fuerte de entrada, a diferencia de Julian. No quiso prestarle mucha atención, pero el timbre de su voz tan particular, así como sus palabras, captaron su interés.

—Las armas están prohibidas, niño rico—comentó en un susurro para nada gentil.

Julian se giró con la lentitud de un depredador. Aparentando no entender sus palabras. De las pocas cosas que podía ver de ella, el tatuaje de un dragón intidante se estiraba por la curva de su cuello hasta llegar a su prominente pecho. Parecía ocultar una antigua marca de quemadura.

La tensión en el aire era palpable.

Con elegancia y sutileza, la dama abandonó su puesto, se deslizó como una sucia víbora detrás del hombre y en un movimiento impredecible tomó el puñal oculto en su traje. El filo de la hojilla chocaba contra su garganta. Había sido una movimiento experto. La adrenalina golpeaba su torrente sanguíneo.

—Dije… que están prohibidas las armas —repitió en un susurro seductor y peligroso que se perdió en su oído. Como cierre, acortó la distancia para dar un mordisco ligero en su lóbulo... era más una amenaza que una caricia.

Los instintos de Julian, lo pusieron en alerta.

—¿Quién eres?

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Hawie Mawie
Muy bueno y hay mucho de que expandir y explorar. Me parece exquisito.
HananFly: Gracias hermosa por tu apoyo. Atenta a los acontecimientos de esta historia 🥰
total 2 replies
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