NovelToon NovelToon
Caminos que se Cruzan...

Caminos que se Cruzan...

Status: Terminada
Genre:Yuri / Amor a primera vista / Maestro-estudiante / Colegial dulce amor / Completas
Popularitas:1.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Maria Kemps

Nunca pensé que mi vida empezaría a desmoronarse por una simple sonrisa.
Una sonrisa joven, llena de confianza, que me desarmó sin el menor esfuerzo. Solo era una tarde común, una clase cualquiera. Yo, con mis libros, mis papeles, mi matrimonio de fachada y la máscara que llevo años usando para sobrevivir en el papel que el mundo me impuso.
Pero cuando ella entró al salón, con ese aire despreocupado y esa voz dulce llamando a mi hija por su nombre… todo dentro de mí tembló.
Ella era solo la mejor amiga de mi hija. La chica que almorzaba en mi casa, que reía fuerte en la sala, que compartía historias de la universidad en la terraza mientras yo fingía no escuchar. Pero en ese instante, cuando nuestras miradas se cruzaron en el pasillo de la universidad, algo cambió.
Ella me miró como si ya supiera más de mí que lo que yo misma me atrevía a admitir.
Soy profesora. Estoy casada. Y no he salido del clóset.
Ella es mi alumna.
Y es todo aquello que he ocultado ser durante toda mi vida.

NovelToon tiene autorización de Maria Kemps para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 16

Capítulo Siguiente

El sonido de las teclas aún resonaba en la cabeza de Marcelo incluso horas después. Aquella última frase grabada en el portátil de Elisa le quemaba como una brasa en los ojos: “Júlia me hace sentir viva. Por primera vez, no me estoy mintiendo a mí misma.”

No necesitó nada más.

Aquella tarde, cuando regresó del trabajo, Marcelo confrontó a Elisa en la cocina, con la voz dura, casi un gruñido.

—¿Entonces es esto? ¿Me has tomado por tonto todo este tiempo?

Elisa palideció. El corazón se le disparó.

—Marcelo, por favor... déjame explicarte...

—¿Explicar? ¿Explicar qué, Elisa? ¿Que te estás encaprichando con una mujer dentro de nuestra casa mientras yo salgo a matarme trabajando para mantener esto?

—No hables así —intentó mantener la calma, con la voz temblorosa—. Esto no es sobre dinero. Es sobre mí. Sobre quién soy.

—¿Sobre quién eres? —rio amargamente—. ¡Eres una traidora! ¡Una Zorra! ¿Una mujer que le miente a su hija, a su marido y encima cree que está en lo correcto teniendo un puterío con otra mujer?

—Ya no te debo obediencia, Marcelo. ¡No soy tu propiedad!

Él avanzó un paso, el rostro rojo, los puños cerrados. Elisa retrocedió por instinto, pero no desvió la mirada.

—Si vuelves a ponerme una mano encima, te juro por Dios que saldrás de aquí directo a la comisaría.

El silencio que siguió fue pesado. Marcelo respiró hondo, intentando contenerse. Después solo escupió:

—Esto no va a quedar así eres una puta Elisa.

Y salió, dando un portazo.

El día entero pasó como un fantasma. Elisa apenas podía concentrarse. Sofía y Júlia finalmente habían hablado, había esperanza... Pero la sombra de Marcelo aún flotaba por la casa.

Cuando cayó la noche, él regresó. Entró sin llamar, como si aún tuviera algún derecho.

—No hemos terminado aquella conversación —anunció, arrojando las llaves sobre el aparador.

Elisa, que estaba sentada en el sofá con Sofía, se levantó lentamente. Su cuerpo estaba tenso, pero su mirada era firme.

—No hay más conversación, Marcelo. Se acabó.

Él resopló, incrédulo.

—¿Se acabó? ¿Me traicionas, me humillas, me tratas como basura y quieres echarme de MI casa?

—Esta casa es mía. Y te estoy echando. Ahora.

—¿Te has vuelto loca, eso es? —se exaltó, dando un paso al frente—. ¿Vas a echarme por una zorra? Eres una tremenda puta.

Fue la última palabra. El chasquido que rompió la paciencia.

—Lárgate. De mi casa. Ahora —gritó Elisa, la voz cortante, llena de coraje—. ¡Antes de que te haga salir escoltado!

Marcelo intentó decir algo más, pero ella ya subía las escaleras.

Minutos después, su ropa comenzó a volar por la ventana de la habitación. Camisas, pantalones, zapatos… todo fue a parar a la acera, bajo la mirada atónita de los vecinos que ya comenzaban a asomarse a las puertas.

—¡Estás loca! —gritaba él, mirando la escena, impotente.

Elisa apareció en la puerta de la casa con el resto de sus cosas en los brazos.

—Sí, me volví loca, Marcelo. De miedo, de dolor, de anularme durante años. Pero ahora, solo estoy libre.

Arrojó la última maleta a la acera con fuerza.

—Lárgate de aquí. No vuelvas a pisar esta casa. Y si vienes, yo misma llamaré a la policía.

Marcelo aún miró fijamente a Elisa, los ojos llenos de odio. Pero ella no retrocedió. Estaba firme. Inquebrantable.

Viendo que no tenía cabida, recogió la ropa del suelo, humillado, y se fue sin decir nada más.

Cuando la puerta se cerró de golpe, Elisa sintió que todo el cuerpo le temblaba. Pero fue un temblor de alivio.

Sofía apareció detrás de ella, en silencio, con una mirada orgullosa y protectora.

Elisa soltó un largo suspiro.

—Se acabó —murmuró.

—Se acabó —repitió Sofía, abrazándola por detrás—. Ahora puedes respirar. Y ser quien eres. Sin miedo.

Elisa cerró los ojos y, por primera vez en mucho tiempo, sintió paz.

1
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play