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Irina: ¡Esta Villana No Se Dejará Matar!

Irina: ¡Esta Villana No Se Dejará Matar!

Status: Terminada
Genre:Escuela / Comedia / Brujas / Reencarnación / Mundo de fantasía / Completas
Popularitas:5.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Stephanie_$77

Reencarné como la villana y el príncipe quiere matarme. Mi solución: volverme tan poderosa que nadie se atreva a intentarlo. El problema: la supuesta "heroína" es en realidad una manipuladora que controla las emociones de todos. Ahora, debo luchar contra mi destino y todo un reino que me odia por una mentira.

NovelToon tiene autorización de Stephanie_$77 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La Persecución de la Serpiente

El puesto comercial no era más que un caserón de madera junto a un cruce de caminos, pero la energía que desprendía era tensa y siniestra. Mientras el rey Osric y el duque Viktor desmontaban con la solemnidad de quienes van a dictar sentencia, Irina y Elías se deslizaron de sus monturas con la agilidad de dos ardillas curiosas.

El hombre que salió a recibirlos, el supuesto jefe de puesto, tenía una sonrisa pegajosa y unos ojos que no reflejaban ninguna emoción. "Su Majestad... Su Gracia... ¡Qué honor! ¿Qué debo a tan ilustre visita?"

"No vengas con rodeos, Loras", cortó el rey Osric, su voz como el filo de un hacha. "Quedas arrestado por alta traición y desfalco. La Serpiente Dorada está destapada."

La sonrisa de Loras se congeló, y luego se transformó en una mueca de desprecio. "¿Creen que caería así de fácil? ¡Son unos ingenuos!"

Dio una palmada seca. De entre las casas y los almacenes surgió una multitud de hombres armados hasta los dientes, con rostros duros y miradas codiciosas. No eran bandidos comunes; eran mercenarios.

El caos estalló instantáneamente. Los guardias reales y los norteños se enfrentaron a los mercenarios en una melé feroz. El ruido de acero contra acero llenó el aire. En medio del tumulto, Irina no perdía de vista a Loras. Lo vio escabullirse entre la refriega, corriendo hacia los establos traseros con la intención de huir en un caballo.

¡No! ¡No puede escapar!

Sin pensarlo dos veces, Irina agarró la crin de Alba.

"¡Alba,con él!", ordenó.

La yegua blanca, fiel y valiente, salió disparada como una flecha, esquivando los combates. Elías, que había estado a su lado, vio cómo se alejaba.

"¡Irina,espera!"

Sin dudar, montó en su corcel negro, "Sombra", y galopó tras ella. Su promesa de protegerla era más fuerte que el miedo.

Loras, al oír los cascos acercándose, espoleó a su caballo hacia el bosque cercano, un lugar de árboles densos y sombras alargadas. Irina y Elías se adentraron tras él.

"¡Irina, vuelve! ¡Es peligroso!", le gritó Elías, tratando de alcanzarla.

"¡No puede escapar! ¡Sabe demasiado!", le respondió ella, sin dejar de galopar. Su mente era un torbellino. Si ese hombre escapaba, la Serpiente Dorada se reagruparía y su padre seguiría en peligro.

La persecución se volvió una carrera frenética entre los árboles. Las ramas bajas azotaban sus rostros. Loras lanzaba miradas de pánico por encima del hombro, maldiciendo a los dos niños que lo perseguían con una tenacidad aterradora.

De pronto, Loras hizo girar a su caballo, desenvainando una daga. No iba a huir; iba a eliminar a sus perseguidores.

"¡Mocosos entrometidos!¡Morir aquí!"

Irina detuvo a Alba de golpe. Sus ojos se encontraron con los del hombre. No había miedo en ellos, solo una fría determinación. Elías llegó a su lado, desenvainando su pequeña espada de entrenamiento, su rostro pálido pero resuelto.

"Lady Irina, retrocede", dijo Elías, poniéndose frente a ella.

Pero Irina ya no estaba allí. En su mente, solo había un pensamiento: Proteger a mi familia. Acabar con la amenaza.

Loras, la Serpiente Dorada, no era un guerrero. Era un hombre de oficina, de cuentas falsas y sobornos. Bajo la fría mirada de Irina y la determinación de Elías, su confianza se quebró. Cargó contra Irina con la daga, pero ella, con la agilidad que le daban meses de entrenamiento secreto, lo esquivó con un movimiento lateral. No usó magia, no usó su espada. Usó pura técnica.

Al pasar junto a él, le golpeó con fuerza la parte posterior de la rodilla con el talón de su bota. Fue un movimiento sucio, eficaz, aprendido de su vida pasada en internet. Loras gritó de dolor y sorpresa, cayendo pesadamente al suelo, la daga volando de su mano.

"¡Cobarde! ¡Asqueroso traidor!", gritó Irina, plantándose sobre él con los ojos llameantes.

Loras, en el suelo, jadeando y con el rostro contraído por el dolor y el odio, la miró con una sonrisa retorcida.

"¿Crees que he sobrevivido todos estos años sin mis propias cartas bajo la manga,niña?"

Con un movimiento rápido, sacó un pequeño objeto oscuro de su bolsillo: un silbato de hueso, tallado con runas siniestras. Antes de que Irina o Elías pudieran reaccionar, se lo llevó a los labios y sopló.

No emitió un sonido agudo, sino una nota baja y vibrante, un zumbido que parecía resonar en los huesos más que en los oídos. El sonido se extendió por el bosque como una onda de pestilencia.

"¡Cobarde!", volvió a gritar Irina, comprendiendo demasiado tarde su jugada.

Loras, aprovechando su distracción, se arrastró y luego se levantó cojeando, corriendo hacia su caballo para escapar una vez más, riendo con hysteria. "¡Disfruten de mi guardia personal, mocosos!"

Elías, que había estado listo para enfrentarse a un hombre, miró a su alrededor con creciente horror. Del bosque, de entre la maleza y las sombras, empezaron a surgir docenas de pares de ojos rojos y brillantes. Murmullos Escamosos, pero estos eran más grandes, más delgados y con colmillos que goteaban un veneno verdoso. El silbato no los había convocado; los había enfurecido.

"¡Irina!", gritó Elías, retrocediendo hasta chocar con ella, su espadita de entrenamiento temblando en su mano. "¿Q-Qué son esos?"

Irina, con el corazón golpeándole el pecho, empujó a Elías detrás de ella. "¡Son lo de menos! ¡Cubre mi espalda!"

No había tiempo para planes. La primera criatura saltó. Irina reaccionó por instinto. Su espada, aunque pequeña, se movió con una precisión mortal, desviando el ataque y abriendo un corte en el costado de la bestia. Pero eran demasiadas. Otra se lanzó por un flanco, y Elías, con un grito de esfuerzo, logró golpearla con la empuñadura de su espada, haciéndola retroceder, pero sin herirla.

"¡No están funcionando!", gritó Elías, desesperado.

Irina lo sabía. Estaban rodeados. Elías no era un guerrero; era un niño de 7 años con un coraje que superaba con creces su habilidad. Ella no podía protegerlo y luchar contra todos al mismo tiempo.

Una de las criaturas, más astuta, se abalanzó sobre Elías desde atrás. Irina lo vio en el último segundo.

"¡ELÍAS!"

Sin pensarlo, sin calcular consecuencias, se interpuso. Los colmillos afilados encontraron su brazo, desgarrándole la manga e hincándose en su carne. Un dolor ardiente y paralizante se extendió por su miembro. Era veneno.

El veneno era un fuego lento en sus venas, nublando sus pensamientos y pesando sus párpados como si fueran de plomo. Cada latido de su corazón enviaba una nueva oleada de dolor desde el brazo herido. Pero Irina no escuchó al dolor. Escuchó a la rabia. La rabia contra el hombre que amenazaba a su familia, que había herido a su amigo, que quería destruir la paz que tanto le costaría conseguir.

Con un grito ronco que no sonó para nada infantil, liberó todo el poder que le quedaba. No eran hechizos elaborados, era pura fuerza bruta. Ráfagas de aire cortante como cuchillas, estallidos de tierra que hacían tropezar a las criaturas, y golpes de fuego controlados que las mantenían a raya. No era elegante, era una carnicería salvaje y necesaria. Elías, paralizado por el miedo, la veía girar y atacar, una silueta blanca y sangrante en medio del enjambre de monstruos, una diosa de la batalla de cinco años enfurecida hasta el límite.

Cuando el último Murmullo Escamoso cayó, convertido en polvo y cicatrices, un silencio pesante cayó sobre el claro del bosque. Irina jadeaba, apoyada en su espada, su cuerpo temblando incontrolablemente.

"¡Irina! ¡Estás herida!", gritó Elías, corriendo hacia ella, su rostro pálido de terror.

Ella alzó la vista. Sus ojos, usualmente tan llenos de vida y astucia, ahora estaban vidriosos y con las pupilas dilatadas por la toxina.

"No...no importa", farfulló, con la voz ronca. "No puede... escapar."

Con un esfuerzo sobrehumano, se dirigió tambaleándose hacia Alba. La yegua, nerviosa pero leal, se mantuvo firme.

"Encuéntralo,Alba. Encuentra al otro caballo."

"No, Irina, ¡tienes que parar! ¡Te va a matar!", suplicó Elías, agarrándole el vestido.

Ella lo miró, y por un segundo, la niña asomó a través del velo de dolor. "Tengo... que protegerlos. A todos."

Luego, con la poca fuerza que le quedaba, se subió a Alba. "Quédate... seguro" y regreso con los demás, le ordenó a Elías, y antes de que él pudiera protestar, espoleó a la yegua y se adentró de nuevo en el bosque, dejándolo atrás, solo y aterrorizado.

El galope de Alba era un martilleo sordo en sus sienes. El mundo se volvía borroso a su alrededor. Los árboles se fundían en una mancha verde y marrón. Ya no podía ver el rastro, ya no podía pensar con claridad. Solo seguía adelante por pura testarudez.

¿Dónde estás?, maldecía en su mente, cada vez más débil. ¿Dónde te escondes, cobarde?

Iba a rendirse. Iba a caer de la silla y dejar que la oscuridad se la llevara. Pero entonces, Alba resopló con fuerza y cambió de dirección, acelerando. El instinto animal de la yegua, su olfato superior, había captado el olor del sudor y el miedo del caballo de Loras.

Irina aferró la crin con su mano buena, forcejeando por mantenerse consciente. Y entonces, a lo lejos, entre los árboles, vio una figura que galopaba con desesperación.

Era él. La Serpiente Dorada. La causa de todo este dolor.

Un nuevo y último jirón de fuerza ardío en su pecho. No era magia. Era pura voluntad.

"No... huirás", susurró, y espoleó a Alba por última vez.

1
Enith😊
Yo no ayudaría a esos malagradecidos manipulable, que se queden con su liz y su estupidez
Enith😊
Pues los dos están descartados como compañeros de vida de irina, ambos son idiotas
Enith😊
Me encanta, me tiene atrapada la historia, esta bien escrita.
Nita S.R
Ya quiero leer la nueva temporada.
está historia me hizo recordar los procesos que muchos pasamos 😭😭
Monica Defalco
excelente!!!!!
Maria Phia
Me encantó! Ahora espero ansiosa la segunda temporada!! 💪
Alejandra Gonzalez
me gusto mucho, espero que luego salga la segunda temporada, felicitaciones al autor, mucho éxito en todo
Tania Sierra Galindo
Necesito esa temporada
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