Tercera parte! En emisión asique no se desesperen que vamos a paso lento pero seguro. Escribo con mucho amor asi que espero lo mismo de ustedes 🖤
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Cap 15
Capítulo 15
Mi madre siempre mantiene la compostura, y cuando algo la avergüenza o la incomoda, tiene esa manía de pasar sus manos por su regazo, como si le sudaran. Es uno de esos pequeños gestos que solo yo noto, pero hoy, parece que todos se dan cuenta.
—Lamento que hayan tenido que presenciar este momento tan desagradable. —Frunce el ceño, como si eso pudiera borrar lo ocurrido, y da un paso, luego otro, hasta detenerse frente a mí. Su voz se suaviza, volviéndose casi un susurro—. ¿Estás bien? Sé que ahora te sientes herida, aunque lo ocultes muy bien.
La mano de Vlad en mi cintura, firme y segura, me dice que él también ha escuchado lo que mi madre susurró. No me sorprende; él siempre está atento.
—Estoy bien, no pasa nada. —Levanto la mirada y enfrento las expresiones de mi familia. Están furiosos, como siempre lo están cuando Derek aparece. Desde hace mucho tiempo, todos desean su muerte, aunque nunca lo dicen en voz alta. Mis tías me miran con tristeza, pero los hombres de mi familia... están al borde, como leones listos para saltar.
Respiro hondo, decidiendo que no voy a permitir que esto arruine más nuestros planes.
—Esta noche nos vamos a Las Vegas. —Mi voz es firme, casi autoritaria—. Iremos al casino, nos divertiremos, y mañana iremos a la cacería para aliviar tensiones. Después... me iré con mi esposo a nuestro hogar. No habrá fiesta. Quiero unos días de luna de miel con Vlad. ¿Están bien con eso?
El silencio que sigue es casi tangible. Mi tío Eliot, siempre el más reservado, me observa con una expresión que no logro descifrar. Ha estado más callado de lo normal desde que me casé con Vlad. Lo veo vacilar hasta que finalmente habla.
—Siento mucho que tu padre sea un completo imbécil. —Su tono es más cálido de lo que esperaba—. Estamos aquí por ti, pequeña. Y creo que hablo por todos cuando digo que no tenemos inconveniente con que te vayas hoy mismo.
Su apoyo me conmueve, pero la frustración sigue burbujeando en mi interior. Miro a mi tía Emilie y a mi tío, y algo dentro de mí se quiebra.
—¿Sabías que iba a venir, verdad? —Mi voz tiembla con una mezcla de dolor y rabia—. Sabías que había tenido un hijo nuevo, y no me dijiste nada. Tú también lo sabías, tía Em. ¿Así es como van a hacer las cosas? Todavía no soy reina, y ya me ocultan cosas importantes.
Mi tía da un paso adelante, su mirada llena de culpa.
—Cariño, no creas que queríamos hacerlo... —Empieza a decir, con una tristeza en su voz que me da una punzada en el pecho—. Solo queríamos evitarte un dolor innecesario.
—No me duele que haya decidido hacer su vida —respondo con firmeza, tratando de mantener el control—, me duele que ustedes se callen cosas y me oculten algo tan importante como el nacimiento de mi nuevo hermano. ¿Qué tal si yo quería conocerlo? Pero no, me enteré de la forma más incómoda...
Mi padrino, Eliot, siempre el que toma la iniciativa en estos momentos, interviene.
—¿Quieres hacerlo? —pregunta, con suavidad, pero directo—. Porque aún estás a tiempo, no deben estar tan lejos como para volver.
No sé qué responder. ¿Quiero hacerlo? La verdad es que no lo sé. Ese bebé tiene la misma sangre que tanto detesto, pero no es su culpa. Él no ha hecho nada malo. No soy la clase de persona que mete a todos en el mismo costal.
Sin decir nada más, me doy la vuelta y subo las escaleras, tan rápido como las bajé antes, encerrándome en mi habitación. Me siento como una niña mimada, incapaz de manejar todo lo que siento.
Miro por la ventana. Derek camina lentamente, con los brazos caídos a sus lados y la cabeza agachada.
Si tan solo hubiera sido un mejor padre... quizás ninguno de los dos estaría pasando por esto. Pienso mientras lo veo acercarse al primer anillo de seguridad.
Abro la ventana, me quito los zapatos y me pongo las botas que milagrosamente (o a propósito, mi madre no empacó) estaban bajo la cama. Vuelvo a mirar por la ventana y ya está cerca del segundo anillo. Salgo por la ventana y trepo la enredadera para bajar. Corro hasta la motocicleta de León y la arranco de una patada, saliendo como una loca a alcanzarlo.
Paso el primer y segundo anillo sin que los hombres de seguridad me detengan al reconocerme. Freno de golpe delante de Derek.
Frunce el ceño, seguramente pensando que lo sacarían a patadas, pero se relaja al verme.
—¿Cariño, qué haces aquí? —Los hombres que lo rodeaban se apartan cuando les hago un gesto y bajo de la moto.
Respiro hondo. Pienso en mi hermanito, en decirle que quiero conocerlo, pero en cambio...
—Has sido un padre terrible. Nunca te ocupaste de mí como deberías. Solo me usaste como excusa para venir aquí a molestar a mamá y a papá. Dejaste que tu madre le hiciera la vida miserable a mamá con sus estúpidas demandas. —Hago una pausa para tomar aire y observar su expresión—. Me secuestró a los cuatro años, me lastimó, y fue algo que no pude olvidar porque fue jodidamente traumático.
—Dess... —Intenta hablar, pero levanto la mano para que se calle. Necesito sacarlo todo de una vez o me quedará atravesado.
—Tu madre me hizo daño, quiso matarme. Si mamá no hubiera llegado a tiempo, estaría muerta, Derek. Mi madre tuvo que matarla, y no fue su culpa. Fue de Margaret, porque me odiaba desde que supo que existía, solo por ser hija tuya. —Aparto el cabello y le muestro los tres puntos de sutura en mi cuello, donde ella intentó cortarme la garganta—. Si no hubiera llegado a tiempo, no estaría aquí.
Mis ojos se llenan de lágrimas.
—Ella no debió matarla, tal vez si la entregaba a la justicia... —Empieza a acercarse, pero levanto la mano otra vez.
—¡Nosotros somos lo opuesto a la justicia! Ese día te olvidaste de que tenías una hija, y te dedicaste a joderle la vida a mamá. ¡Tu madre intentó asesinarme! —Grito, incapaz de contener la furia—. Odias a Peter porque logró lo que tú no pudiste: cuidar de mamá y hacerla feliz. Formamos una familia mientras tú solo te dedicabas a joderlo todo. —Respiro hondo para no romperme—. ¿Para qué viniste?
Ya sé la respuesta. Siempre es lo mismo.
—Mañana es tu cumpleaños y quería... —Se detiene, sin el valor de mirarme a los ojos.
—Viniste a molestar a mi familia, como siempre.
Sus ojos tristes no me pesan. Lo que duele es lo que yo siento.
—Tienes razón, no he sido un buen padre, pero desde que supe de ti, lo único que he hecho es amarte. Eres mi hija, Dess. La hija de la mujer que más amé en mi vida, y no hay nadie a quien ame más que a ustedes dos. Solo... no supe cómo manejar haberlas perdido a ambas.
Abatido. Derrotado. Así es como se ve.
—Así no se demuestra el amor, papá. —Sonrío con tristeza—. Yo te necesitaba ¿Sabes? Tenía todo aquí, una familia amorosa, pero no eras tú. Y aunque quise que las cosas cambiaran, nunca hiciste tu parte. Solo me abandonaste. Y si esa es tu manera de amar, quizá deba pegarte un tiro a ti y a tu esposa. No quiero que ese bebé crezca con un hombre como tú, porque tu amor apesta.
Él levanta la mirada, buscando mis ojos, esos mismos que me dio.
—Eso es lo que detesto de todo esto, Dess: tu forma de ser, altanera y turbia. Si te hubieras criado conmigo, lejos de estas alimañas asesinas, serías diferente.
Lo miro mientras me aparto furiosa las lagrimas quee no queria derramar ante el, porque no merece ninguna de ellas.
—Seguro no habría sobrevivido a la primera semana de vida, porque la intención de tu madre siempre fue asesinarme. ¿Cómo me hubieras protegido? Nací y crecí en este mundo porque me tocó, no lo elegí, y vine al mundo con una carga sobre los hombros que no puedes quitarme ni tú ni nadie. No quiero vivir con este rencor dentro de mi corazón, Derek. —Doy un paso adelante, lento pero firme, hasta quedar frente a él, manteniendo la distancia justa. El aire entre nosotros parece hacerse más denso con cada palabra que digo, el peso de los años de silencio por fin liberado—. Por eso decidí que voy a perdonarte, pero a cambio quiero que te alejes de mí, y si algún día decido que quiero verte, lo haré.
Sus ojos se llenan de lágrimas, igual que los míos. Por un segundo, ambos nos reflejamos en la tristeza del otro. Él asiente con una pesadez que parece hundirle los hombros. Sé que no hay vuelta atrás y él tambien lo sabe.
—Pero seré parte de la vida de mi hermano a partir de hoy. Tendrá personal dentro de la casa que me informara absolutamente de todo, que lo cuidará porque es parte de mi familia, y nosotros nos cuidamos unos a otros —añado, sin titubeos.
Derek baja la mirada, y por un segundo pienso que lo ha entendido. Pero sus palabras me demuestran lo contrario:
—No hace falta que hagas eso, no estoy involucrado en nada oscuro como tu familia. Estamos a salvo en el rancho.
No puedo evitarlo. La carcajada que sale de mí es amarga, burlona. ¿En serio cree eso? ¿Qué tan ciego ha estado todo este tiempo? Derek levanta la cabeza, sorprendido, el dolor en sus ojos reemplazado por la incomprensión.
—¿Y sabes por qué demonios estás a salvo? —Mi voz sube, el enfado ardiendo bajo mi piel—. ¡Porque tienes un maldito ejército infiltrado en el rancho cuidando de ti, maldito idiota! Hace tres años le pedí a tío Eliot que te protegiera en secreto, ya que mi madre no movería un dedo por ti. Eres mi padre, eso te convierte en el objetivo perfecto para cualquier enemigo que quiera hacerme daño y debilitarme. ¿O ya olvidaste lo que Klaus te hizo solo para quitarte del medio?
Derek palidece. El nombre de Klaus siempre provoca una reacción visceral en él, y hoy no es la excepción. Tartamudea, sin encontrar las palabras.
—No... No lo sabía, hija. Yo... —Las palabras se le escapan, ahogadas por la culpa, pero no quiero escuchar más. He escuchado suficiente.
—Un poco tarde, papá. —Mis palabras son frías. No hay espacio para la compasión en este momento. Giro la cabeza hacia Dean, que ha estado a un lado, observando en silencio, con los brazos cruzados.
—Dime, Dess. ¿Qué necesitas? —Dean no le dedica ni una mirada a Derek. Sus ojos están fijos en mí, esperando instrucciones.— ¿Quieres que llame a tu esposo?
—Afuera hay un vehículo, una mujer y un bebé. Tráiganme al niño y llévense a mi padre para que espere afuera —respondo con firmeza.
Dean asiente y da un par de órdenes a dos de los hombres que me protegen. Son rápidos, eficientes, y se acercan a Derek, listos para escoltarlo.
—Esposo... —murmura Derek, recordando de repente que ahora estoy casada—. Cierto, que ahora eres el juguete de ese niño ruso.
Sus palabras me resbalan como el agua. He aprendido a ignorar sus intentos de herirme. Mientras los hombres lo escoltan fuera, me acerco un poco más, mis palabras son como cuchillos bien afilados.
—Adiós, Derek. Sé un buen padre, o te lo haré pagar. Sabes que en mi mundo las palabras no se dicen por decir, y mucho menos las advertencias. En una hora te llevaran al bebé.
—No creo que a Susan le guste que le quiten el niño. —Dice antes de marcharse.
—Que suerte que me importe una mierda lo que quiera la tal Susan, es mi hermano y deberías advertirle quien soy y quien es mi familia. O aprende a vivir con eso o que se pegue un tiro. Nos vemos, quizá, algun día papá.
—Solo espero que ese día, no sea muy lejano. Te amo, cariño.
No digo nada, solo observo cómo se lo llevan.
El silencio que queda en el aire es pesado, solo roto por el sonido de los pasos alejándose, el crujir de la grava bajo las botas de los hombres. El viento acaricia mi rostro y el sol quema pero no me importa, solo quiero acabar con esto de una vez por todas.
El sonido de las motos de mis hermanos se escuchan cada vez mas cerca. Levanto la cabeza tapando la luz del sol con mi mano para verlos acercarse, pero no son ellos, son Vlad y Theo.
—¡Como demonios te las ingeniaste para salir sin ser vista!— Theo baja de la moto y la deja caer cuando a pasos apresurados se detiene delante de mi escaneándome con la vista para ver si estaba herida. — ¡Casi me da un infarto cuando subí a verte y no te encontre!
Me abraza fuerte, sus palabras mezcladas entre ingles e italiano es típico de el cuando le ganan los nervios.
Vlad detiene la Moto de Chris y se acerca.
—Escapo por la ventana, siempre lo ha hecho, lo he visto mil veces antes. — Se aparta mi tio Theo para ser otra vez rodeada por los brazos de mi esposo. —¿Estas bien, amor?
—Estoy bien. Tenia que sacarme toda esa basura de una vez por todas y ademas... quería conocerlo. —Vlad asiente y mi tio me mira con la misma comprensión de siempre.
—Al menos se fue ese Cane Maledetto. ¿Estas esperando al Bambino?
Asiento y se relaja.
—¿Sabes que puedes quitárselo si quieres verdad? Ese hombre es un total incompetente.
Vlad, me aprieta mas contra su pecho y acaricia mi espalda, lo que dice es cierto, pero no sabe que yo ya he tomado medidas.
—Lo se, pero no pudo hacerle eso a la madre de mi hermano, ademas el será el niño mas protegido de estados unidos. No estará en peligro.
Derek ya no esta a la vista y veo a una de las camionetas de la entrada acercarse. Dean me abre la puerta cuando me entrega al pequeñito de ojos verdes idénticos a los míos y de mi padre.
—Los veo en casa. —Le digo a los dos mientras mee subo y le sonrio a Derek jr.
La camioneta arranca y volvemos a la casa.
¡Hola! Apareci jajaja. Bueno, creo que las que leyeron el libro anterior entienden perfectamente la situacion de Dess (Y de todos) con respecto a Derek.
¿Que les parecio la reaccion de Dess?
¿El desahogo?
¿Y Derek?
¿El bebé?
Las leo...
Les voy a dejar un cap mas en un rato... Un beso a todas.
Jess