Karina es una chica como cualquier otra y Todos los días se repite a si misma:
todas las personas en el mundo tiene un sueño incluso si es muy difícil siempre tienen éxito.
Todos tenemos problemas pero tenemos que seguir adelante, y tener fe.
A quien quiero engañar el mundo es una porquería las historias de Cenicienta y el príncipe azul nunca son verdaderas.
Pero hay algo en lo que si creo y esto es el trabajo duro siempre tiene recompensas.
Edward James es un actor americano que apesar de tener mucho éxito nunca ha Sido feliz con su fama.
Toda la gente que se acerca a el lo hace solo por interés nadie está a porque de verdad lo quieran, eso es lo que el piensa.
Los caminos de ambos se cruzan cuando el la hace pasar por su prometida frente a su ex novia.
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capítulo 12
Caminamos juntas y luego ella habló.
— No me presenté, me llamo Kimberly Smith pero puedes llamarme Kim.
— Qué bonito nombre, yo me llamo Karina Martinez.
— ¿No eres de aquí verdad?.— Creó que mi acento me delataba.
— No, yo soy de México pero me mudé hace poco.
Entramos al salón. Nos sentamos en la misma banca. Minutos después ví entrar al idiota que me habló feo abajo. También ví cómo otras chicas se lo comían con la mirada.
— Qué pesadilla.
— ¿Qué dijiste.? — Preguntó Kim.
— No es nada.
El profesor llegó y dió una clase que me pareció interesante y nada aburrida. Ésto es lo que siempre soñé e imaginé. Una escuela bonita, un salón con varios alumnos, una amiga y profesores que den clases buenas.
El día se me pasó volando. Cuándo menos pensé ya había llegado la última clase.
— Porqué no vamos a tomar algo. Hay una cafetería a 3 cuadras. — Me invitó Kim.
— Está bien vamos.
— Señoritas necesitan que le lleve a algún lugar.— Preguntó mi chófer.
— Vamos caminando, no está muy lejos. De paso te muestro un poco el lugar. — Sugirió Kimberly.
— Iremos caminando. — Le dije amablemente.
— Cómo diga.
Kimberly tenía razón, el camino no era nada largo y la vista urbana también era agradable.
— Aquí es. — Llegamos a la cafetería, nos sentamos y pedimos unas malteadas.
...Mientras tanto en la otra mesa....
— Oye Michael ¿esa no es la chica que te pregunto algo en la mañana.? Dice Noah.
— Si si él ella ¿porque.?
— Es muy bonita, no puedo creer que le gritaste.
— ¿Que te pasa?, no le grite, solo le dije la verdad.
— Debiste ser más amable con ella. Solo te estaba haciendo una pregunta.
— Ya sabes que me fastidian las chicas que usan cualquier excusa para acercarse a mi.
— ¿Cómo sabes que era una excusa?
— Es obvio, llevamos casi medio año estudiando. ¿Me vas a decir que en ese tiempo no conoció dónde queda cada salón de la universidad.?
— Tal vez es nueva, al menos yo no la había visto y con esa carita no pasa desapercibida fácilmente.
— No lo creo, pero igual no me interesa.
Llega Liam. El tercer amigo de esté grupo.
— Hola. ¿Me extrañaron.? — Se sienta en la mesa.
— ¿Porqué tardaste tanto.? — Regaña Michael.
— Lo siento es que me distraje viendo a una chica hermosa y choque contra otro auto.
— ¿Y vienes a si de tranquilo.? — Pregunta Noah.
— Sólo fue un raspón. El seguro ya se esta encargando.
— ¿Y quién es la chica que provoco tu accidente?¿la conocemos?. — Noah está intrigado.
— No, no lo creo, es la primera vez que la veo. Pero mejor díganme, ¿de que hablaban antes de que yo llegara?
— De la chica de esa mesa.— Noah señala la mesa donde está Karina y Kimberly.
— No puede ser. — Dice Liam con asombró.
— ¿Qué pasa.? — Preguntan sus amigos.
— Es ella.
— ¿Ella quien.? — Dice Michael.
— La chica con la que me distraje. Es bellísima. ¿No creen.?
— No exageres, está bastante normal.— Cometa Michael con desdén.
— Le voy a pedir su número. — Liam se levanta de la mesa y cuando está a punto de llegar ella sale a toda prisa de la cafetería.
...Minutos antes....
Suena el teléfono de Karina. Al ver de quién se trata contesta con mucha alegría.
— Hola. Qué bueno que me llamas. ¿Cómo estás.?
— Karina perdón por molestarte, se que estás en tu trabajo pero necesito que me hagas un favor.
— ¿Qué pasa?
— Es Verónica.
— ¿Qué pasa con ella?
— Tiene neumonía y necesitamos dinero con urgencia.
Karina salio rápidamente de la cafetería le pidió a su chofer que la llevara al banco. El manejó a toda velocidad y llegaron pronto. Karina entró, hizo el depósito después volvió al auto, y llamó a su hermano.
— Te deposite 4000 dólares si necesitas más solo avísame.
— Está bien gracias, te devolveré el dinero apenas lo tenga.
— No te preocupes por eso, solo cuida mucho a mi sobrina.
