Bajo La Máscara Del Placer

Los días pasaron rápidamente, y Valeria sintió cómo la presión sobre sus hombros se volvía cada vez más pesada. La entrada del diario seguía atormentándola, y cada momento que pasaba con Jihoon se sentía como una danza en la cuerda floja, entre la verdad y el engaño. Sabía que tenía que actuar, pero el miedo a lo que podría descubrir la mantenía despierta por las noches.

Una tarde, mientras revisaban el diario nuevamente, Valeria decidió que era hora de confrontar a su madre de nuevo. Esta vez, no se detendría ante la evasiva respuesta de su madre. Necesitaba respuestas, y estaba dispuesta a todo para obtenerlas.

—Jihoon, necesito que me acompañes. Tengo que hablar con mi madre, pero esta vez debe ser diferente. No puedo permitir que me mienta otra vez —dijo Valeria, con la determinación brillando en sus ojos.

—Estoy contigo, Valeria. Pero ten cuidado. Ella puede estar más involucrada de lo que imaginas —respondió Jihoon, sintiendo la gravedad de la situación.

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Al llegar a casa de su madre, el aire estaba cargado de tensión. Valeria respiró hondo antes de llamar a la puerta. Cuando su madre apareció, su rostro se iluminó con sorpresa, pero pronto la expresión cambió a una de preocupación.

—Valeria, ¿qué haces aquí? —preguntó, tratando de mantener la calma.

—Necesito que me hables de lo que hay en el diario. No puedo seguir ignorando la verdad —dijo Valeria, su voz firme pero con un matiz de emoción.

Su madre se quedó en silencio, sus ojos llenos de miedo y dolor. Finalmente, asintió y la llevó adentro.

—Está bien. Te contaré lo que sé, pero tienes que prometerme que no harás preguntas que no estás lista para responder —dijo su madre, con un tono que reflejaba una mezcla de desesperación y resignación.

Se sentaron en la pequeña sala de estar, el silencio entre ellas pesado. Valeria sintió cómo el aire se volvía denso con los secretos no contados.

—Lo que encontraste en el diario es solo una parte de la historia. Hace años, hice un pacto con un hombre que creía que podía ayudarme a salir de la vida en la que estaba atrapada. Era un mundo oscuro, lleno de traiciones y mentiras. Pero lo que no sabía era que ese pacto vendría con un precio —comenzó su madre, la voz temblorosa.

—¿Qué tipo de precio? —preguntó Valeria, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.

—El precio era mi silencio, y la promesa de protegerte a ti a toda costa. Pero había otras condiciones, algunas de las cuales no comprendía en ese momento. A lo largo de los años, he sido vigilada, y siempre he tenido que pagar por las decisiones que tomé —confesó, su mirada baja.

Valeria sintió que el aire le faltaba. —¿Y ahora qué? ¿Estás diciendo que somos parte de algo más grande que nosotros?

Su madre la miró, con lágrimas en los ojos. —Valeria, hay personas que no se detendrán ante nada para proteger esos secretos. Si te involucras en esto, corres un gran peligro.

—¡No puedo vivir en la ignorancia! —exclamó Valeria, levantándose de su asiento—. Si hay algo que pueda hacer para romper este ciclo, lo haré.

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La conversación se tornó más intensa, y Valeria se sintió atrapada en un torbellino de emociones. A medida que su madre compartía más detalles sobre el pacto y las personas involucradas, Valeria comprendió que no solo estaba lidiando con su propia vida, sino también con la historia de su familia.

—Este hombre, el que hizo el trato contigo, ¿sabes dónde está ahora? —preguntó Valeria, sintiendo que cada palabra era un paso hacia el abismo.

—No. Lo perdí de vista hace años. Pero si regresa, será para asegurarse de que yo mantenga mi parte del pacto. Y si tú descubres la verdad… —Su madre no terminó la frase, pero Valeria entendió la amenaza implícita.

Valeria miró a Jihoon, quien había estado observando en silencio. —¿Qué hacemos ahora?

Jihoon tomó la mano de Valeria, su contacto cálido y reconfortante. —Debemos averiguar más sobre este hombre y lo que ha estado haciendo. Hay formas de encontrarlo y desentrañar esta red de mentiras.

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Con su decisión tomada, Valeria se sintió más fuerte, aunque una sombra de duda se cernía sobre ella. Sabía que estaban caminando sobre un terreno peligroso, pero el deseo de conocer la verdad la empujaba hacia adelante.

Decidieron investigar el nombre que había aparecido en el diario: Samuel Lark. Un antiguo socio de su madre, pero también un nombre que resonaba en el mundo criminal de la ciudad. Buscaron información sobre él, adentrándose en las redes sociales y foros oscuros, donde la verdad a menudo se escondía entre las sombras.

El rastro de Samuel Lark los llevó a un bar clandestino, un lugar donde las luces parpadeaban y las sombras se movían con una vida propia. Era un sitio conocido por ser un punto de encuentro para aquellos que operaban al margen de la ley.

—¿Estás lista para esto? —preguntó Jihoon, sintiendo la tensión en el aire.

—No tengo otra opción. Debemos hacerlo —respondió Valeria, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a acumularse en su interior.

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Al entrar al bar, Valeria sintió el ambiente pesado. La música era alta, pero el murmullo de las conversaciones apenas alcanzaba sus oídos. Había un aire de secretismo, y cada mirada que cruzaban parecía cargar con su propio peso.

Buscando a Samuel, Valeria y Jihoon se acercaron al bar, donde un hombre de aspecto duro estaba sentado, con una cicatriz que cruzaba su mejilla. Tenía un aire de autoridad, y Valeria sintió que su corazón latía más rápido.

—¿Estás buscando algo? —preguntó el hombre, mirándolos con desconfianza.

—Estamos buscando a Samuel Lark —dijo Jihoon, tratando de sonar seguro.

El hombre se rió, pero no era una risa amistosa. —Samuel no es alguien que te gustaría encontrar. ¿Por qué crees que debería decirte dónde está?

Valeria sintió un escalofrío recorrer su espalda. La situación se tornaba más peligrosa, pero no iba a dar marcha atrás. —Porque necesito respuestas. Lo que mi madre hizo la involucra a él, y quiero entender por qué.

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El hombre la estudió, como si intentara determinar si estaba dispuesta a aceptar las consecuencias de su búsqueda. Finalmente, suspiró. —Está bien. Pero sabes que esto no es un juego. Samuel tiene enemigos, y no le gusta que lo busquen. Pero puedo decirte dónde lo encontrarás, solo si estás lista para asumir lo que eso implica.

Valeria miró a Jihoon, sintiendo que la presión se intensificaba. —Estoy lista —dijo, su voz firme.

El hombre les dio una dirección, un lugar en las afueras de la ciudad, y Valeria sintió que una mezcla de ansiedad y determinación se apoderaba de ella. Era un paso hacia lo desconocido, pero no había vuelta atrás.

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Mientras abandonaban el bar, la adrenalina corría por sus venas. Valeria sabía que lo que estaban a punto de hacer podría cambiarlo todo. Si Samuel tenía las respuestas que buscaba, podría finalmente entender el legado de su familia y lo que le esperaba en el futuro.

—Valeria, ¿estás segura de que quieres hacer esto? —preguntó Jihoon, mientras caminaban hacia su coche.

—No puedo seguir huyendo de la verdad. Si hay algo que debo saber, lo descubriré —respondió Valeria, decidida.

Y así, se dirigieron hacia el lugar donde el pasado y el futuro estaban a punto de chocar, sin saber que lo que encontrarían allí no solo cambiaría sus vidas, sino que también revelaría secretos que podrían destruir todo lo que habían conocido.