En un mundo donde el dolor y la traición se entrelazan, Gabriel ha vivido toda su vida con un solo propósito: vengar la muerte de sus padres, asesinados por una poderosa familia que se mueve en las sombras. Con un corazón marcado por la pérdida, Gabriel traza un plan meticuloso para infiltrarse en su enemigo. Pero lo que no anticipa es la conexión inesperada que formará con Valeria, una joven valiente y llena de vida, que se convierte en su cómplice involuntaria. Mientras Gabriel utiliza a Valeria como un peón en su juego de venganza, ambos se ven atrapados en una red de secretos y mentiras. La línea entre el amor y el odio se difumina, y Gabriel debe enfrentarse a la pregunta más difícil de todas: ¿puede el amor nacer del deseo de venganza? En un desenlace lleno de giros inesperados, “La mentira” te llevará a través de un viaje emocional donde la redención podría ser la única salida.
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Capítulo X Sombras del pasado
Mientras que Gabriel lucha con sus sentimientos, en la casa Arismendi se empezaba a sentir el peso de sus acciones. “¿Que está pasando papá?”, pregunto Ismael preocupado.
“Alguien está tratando de sabotearnos, nuestros diseños de la nueva colección han salido a la venta en el mercado negro y aún nosotros no la hemos lanzando“, explicó Diego aturdido.
“Las pérdidas son muy grandes padre, aquí tienes un estimado de lo que estamos perdiendo”, dijo Sergio entregándole los reportes a su papá.
“Esto es un desastre, las pérdidas son muy grande es y si seguimos así, no vamos a poder mantenernos en pie”, Diego estaba furioso y ordenó buscar al traidor, él estaba seguro que había alguien dentro de su empresa que estaba tratando de sabotearlos.
Una vez estuvo solo, recibió la llamada de una misteriosa mujer, “mi viejo amigo Diego, ¿qué te parece mi primer golpe”, la voz de la mujer se escuchaba como si estuviera disfrutando por algo.
“¿Quien eres?, ¿acaso eres la responsable del plagio?”, pregunto Diego tratando de recordar esa voz.
“Ja, ja, ja, por supuesto que fui yo y este es apenas el principio de tu caída”, la llamada fue colgada sin dar tiempo a Diego de responder. El hombre quedó intrigado con esa mujer misteriosa que lo había llamado.
Ismael entró al estudio de su padre encontrándolo en estado de shock. “¿Qué paso papá?, ¿por qué estás tan serio?”, pregunto Ismael con preocupación.
“Me llamo la persona responsable del plagio”, respondió Diego pensativo, tratando de recordar esa voz.
“¿Qué?, ¿al fin sabes quien es el traidor?”, pregunto Ismael abriendo los ojos como platos.
“En realidad no se de quien se trata, solo se que es una mujer, la cual está disfrutando de todo lo que nos está pasando”, respondió Diego preocupado.
“Déjame rastrear el número del cual te llamaron, tenemos que empezar por algo para descubrir quién está detrás de todo esto”, dijo Ismael copiando el número de teléfono del cual llamaron a Diego.
Ismael volvió a dejar solo a su padre, quien solo podía pensar en la manera de terminar con este asunto, pero lo que más le preocupaba era que Gabriel había invertido mucho dinero en este proyecto y ahora gran parte de ese capital se había perdido, *¿cómo haré ahora para pagar esa deuda?, Gabriel no es un hombre tan sencillo como aparenta*, pensó Diego preocupado por el futuro.
Los días pasaron y en el castillo Valeria se sentía una prisionera en jaula de oro. “¿Cuánto tiempo más estaremos en este lugar?”, pregunto Valeria Mirianando fijamente al irritado Gabriel.
“Aún no es momento de volver, no entiendo de qué te quejas si aquí vives como una reina”, respondió Gabriel sin voltear a ver a Valeria.
“Una reina prisionera, si no fuera por Irene, yo estaría volviéndome loca”, dijo Valeria en tono de reclamo.
La nana sonrió aún más al escuchar su nombre, ella se había encariñado con Valeria y en pocos días se dio cuenta de que la joven tenía buenos sentimientos y que si Gabriel se esforzaba un foco podría ganarse el corazón de su esposa. ”Valeria, estuve esperando conocer a la señora de la casa por mucho tiempo y ahora no puede permitir que Gabriel lo eche todo a perder. “Gabriel suele ser un poco… reservado, pero espero que encuentres tu lugar aquí”. Dijo Irene Mirianando con ternura a Valeria.
Valeria sintió que un rayo de luz se colaba entre las nubes de su tristeza. “Gracias, señora. Estoy intentando adaptarme”, respondió, tratando de ocultar la confusión que sentía por la actitud de Gabriel.
Gabriel, sin embargo, cruzó los brazos y miró a Valeria con desdén. “No tenemos tiempo para charlas triviales. Valeria, deberías estar más atenta a las cosas que realmente importan”, dijo con desdén, dejando a la nana visiblemente incómoda.
Valeria sintió una punzada en el pecho al escuchar esas palabras. “Lo siento si no estoy cumpliendo con tus expectativas”, murmuró, sintiendo que cada palabra de Gabriel era un golpe directo a su autoestima.
La nana intentó suavizar la tensión en el aire. “Vamos a preparar algo especial para el almuerzo ¿qué te parece? Siempre es bueno agradar a los esposos con una buena comida”, sugirió con una sonrisa maternal.
“Sí, claro”, respondió Valeria, aunque su mente seguía atrapada en la rabia de Gabriel. ¿Por qué era tan duro? ¿Por qué no podía ver más allá de su propia frustración?
Mientras se sentaban a la mesa, Gabriel seguía mirando por la ventana, como si estuviera buscando algo o alguien en el horizonte. Su expresión era una mezcla de frustración y rabia contenida. Valeria no podía evitar preguntarse qué pasaba por su mente.
“¿Te molesta que esté aquí?”, se atrevió a preguntar Valeria, rompiendo el silencio tenso.
“No es eso”, respondió Gabriel rápidamente, aunque sus ojos destilaban incomodidad. “Es solo que…” Su voz se apagó mientras se perdía en sus pensamientos.
La nana sirvió los platos y se retiró discretamente, dejando a Valeria y Gabriel solos nuevamente en el comedor. La joven miró a su esposo con curiosidad y un poco de compasión. “Si hay algo que te preocupa… tal vez podrías hablarlo conmigo”.
Gabriel giró su cabeza hacia ella con una mirada intensa, como si estuviera sopesando sus palabras. “No es tan simple, Valeria. No sabes lo que me ha costado aceptar esta situación”.
Valeria sintió cómo un torbellino de emociones la invadía al escuchar esas palabras. “¿Aceptar qué? ¿Que estoy aquí? No elegí esta vida tampoco”, dijo con firmeza. “¿Acaso no recuerdas que fuiste tú quien decidió casarse conmigo?, dijo Valeria con firmeza.
Gabriel frunció el ceño ante su respuesta desafiante; sin embargo, había algo en su mirada que se suavizaba levemente. “Lo sé…, pero es que tú tampoco has permitido que nuestra relación avance, siempre tienes una coraza que me imposibilita nuestro acercamiento.
“¿Yo soy quien impide nuestro acercamiento? La pregunta salió casi sin querer de los labios de Valeria
“Si, tu con tu mal genio”, murmuró Gabriel casi para sí mismo, pero Valeria lo escuchó claramente.
El aire se volvió denso entre ellos; las palabras flotaban como fantasmas en la habitación. Valeria sintió un nudo en el estómago al darse cuenta que los dos estaban equivocados. “¿Por qué estás tan enfadado conmigo entonces?”
Gabriel bajó la mirada y se pasó una mano por el cabello con frustración. “No lo se… no se que me pasa contigo”, confesó finalmente Gabriel.
La atmósfera se suavizó un poco ante la confesión de Gabriel, él era un hombre muy complicado y eso quedaba muy claro.
Él levantó la vista y se encontró con los ojos decididos de Valeria. Por un momento pareció dudar; luego respiró hondo, como si tomara una decisión crucial.
“Tal vez deberíamos empezar desde cero”, sugirió finalmente Gabriel, aunque su tono seguía siendo tenso.
Valeria asintió lentamente; quizás esa era la única manera de salir del laberinto emocional en el que ambos estaban atrapados.
El almuerzo continuó en silencio mientras ambos pensaban en lo complicado que sería superar las sombras sus diferencias y encontrar una nueva luz entre ellos.