Soy Azahara y os voy a contar mi historia, aunque no lo creáis, todo lo que os voy a decir es real.
Nunca imaginé que dejaría mi casa, mi ciudad, mi familia y amigos, en fin en dejar mi vida para empezar otra en un lugar diferente donde solo conozco a un par de amigas y lo que menos esperaba era todo lo que me deparaba el futuro con seres increíbles pero reales.
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Capítulo 16. ¿También estás aquí?.
Azahara.
Después de lo sucedido la noche anterior, me levanté algo más calmada, me quedé con las ganas de darle un guantazo a Unai por besarme, no sé como pude contenerme, lo que si tenía claro que sí lo volvía a hacer se la daba.
Cuando baje a la cocina ya estaban todos desayunando, cuando digo todos, me refiero también a Eneko y Xoán.
- Buenos días, ¿cómo descansaste mi luna?. -
- Eneko. - la voz de Unai fue casi como un gruñido.
- ¿Perdona?. -
Estaba confusa, sabía lo que significa la palabra luna en una manada, el que no me haya criado en una no quería decir que no supiera todo lo que una loba debe saber.
- Lo siento, me confundí de nombre. - me pareció ver qué se tocaba el pie. - menuda patada me has pegado colega. - dijo muy bajo, pero llegué a oírlo.
- Te pasa por bocazas. - contesto Unai en el mismo tono.
Fui a prepararme un café, no quería oír nada más, me senté en el taburete de la isla de la cocina, desde allí solo se escuchaban sus risas, no llegaba a oír lo que hablaban, ya que lo hacían en muy bajito, sé que los lobos tienen el oído muy fino, pero la verdad no me interesaba en absoluto lo que dijeran.
Era sábado, y pronto nos iríamos a la casa del amigo de Helen, creo recordar que era el mismo chico que nos invitó anoche cuando llegamos, por suerte el día lo pasábamos fuera de esta casa, eso quería decir que no vería a Unai hasta la fiesta que organizarían las chicas para mañana.
En una mochila que me prestó Helen guardé una toalla, y ropa de cambio, no es que hiciera mucho calor, pero quizás era porque el ambiente de aquí no era igual que de donde yo venía.
-¿Estás ya más tranquila?. - me preguntó Ariadna, entró a mi habitación sin darme cuenta.
- Si claro, ¿por qué no debería estarlo?. -
- Lo pregunto por tu reacción de anoche después del beso, lo que dijo Unai fue verdad, a nosotras también nos besaron, y tengo que confesar que sabe besar muy bien. - se le escapó una sonrisa.
- ¿Te gusta Eneko?. -
-No, aunque no me importaría sentir el lazo de unión con él, pero mientras aparece mi pareja destinada puede que me lo pasé muy bien con él. - se tumbó en mi cama.
Cuando un lobo o una loba siente el lazo de unión, quiere decir que ya encontró a su pareja de por vida, yo aún no la he notado y eso que ya debería de haberlo hecho, pero el saber que ni Ariadna, Nataly y Helen lo habían encontrado me dejó mucho más tranquila.
- Ojalá lo encontremos pronto. -
- Quizás esté más cerca de lo que pensamos, pero por alguna razón no nos damos cuenta. -
- No creo, según he escuchado nada más ver a esa persona sabes si es o no tu pareja. -
- Quien sabe, puede haber excepciones. -
Tras decir eso dio por finalizada la conversación, salió de la habitación dejando la puerta abierta y el aroma de Unai lleno la estancia, por suerte pronto nos iríamos.
Cogí la mochila y salí de casa, esperaría a las chicas en el banco, no quería estar más tiempo ahí.
En el coche, la música sonaba a todo volumen, las cuatro cantábamos a pleno pulmón entre risas.
Al llegar fuimos directamente a la zona de la piscina, todos estaban en traje de baño, había una barbacoa, olía de maravilla, apenas había desayunado y el olor me abrió el apetito.
Se acercaron varias personas, Helen se encargó de presentarnos a casi todos.
- Vamos a darnos un baño antes de comer algo. - dijo Nataly mientras se quitaba la ropa, Ariadna y Helen hicieron lo mismo.
Yo aún seguía con la ropa puesta, nunca había ido a una piscina con tantas personas y eso me daba un poco de vergüenza.
- ¿Qué estás esperando Azahara?, y no me vengas con que te da vergüenza, porque te juro que vas al agua con ropa incluida. - la amenaza de Nataly fue de verdad, sabía que lo haría.
- Vergüenza de que, si tiene un cuerpazo y un bronceado precioso, más de una que está aquí lo quisiera. - dijo Helen mientras guardaba su ropa en la mochila.
Respiré profundamente, si no quería que todos se rieran de mí por acabar en el agua con la ropa puesta tenía que quitármela, conocía muy bien a mis amigas y serían capaces de eso y mucho más.
Después de pensarlo mucho me quedé en bikini, Nataly guardo mi ropa.
#Bikini de Azahara#
El agua estaba un poco fría, pero en cuanto empezamos a jugar y a nadar no nos importaba.
Al buen rato de estar metidas en el agua nos salimos, estábamos hambrientas y con el olor que allí había más.
Busqué las mochilas dónde se supone que las dejamos, pero no las encontré.
- ¿Alguna sabe dónde están nuestras cosas?. -
- Seguramente las metieron en la casa para que no se mojaran. -
No quería estar en bikini delante de todos, me sentiría mejor con la toalla puesta, pero por lo visto no podría ser.
-Vayamos a las tumbonas, el sol nos secará y nos dará algo de calor. -
Caminamos hasta una zona dónde había cuatro tumbonas, en una de ellas, en un papel ponía HELEN, era una forma de aviso de que estaba reservado.
Tomamos el sol hasta que los bikinis estaban secos.
Helen y Nataly fueron a por bebidas para las cuatro, Ariadna y yo por algo de comer.
Al darme la vuelta después de llenar una bandeja con comida, me choqué con el pecho de un hombre, estaba bronceado, y los músculos se les marcaban, se podía apreciar la V de la parte inferior de la barriga, tenía tatuajes en los brazos, he de reconocer que fuera quien fuera estaba de muy bien ver,
- Juraría que te gusta lo que ves. - apenas había oído su voz, pero era sexy, esperaba a cualquier hombre detrás de esas palabras y ese cuerpo de infarto, no lo podía creer.
- ¿También estás aquí?. - pude decir después de tragar el nudo que se hizo en mi garganta.
- Soy el Alfa de la manda, voy a todas las fiestas y celebraciones. -
- Pues espero que lo pases bien y te alejes de mí. -
- Lo pasaría mucho mejor si no tuvieras tantos ojos mirándote. - vuelve su voz dura. - aunque viéndote es normal que lo hagan, pero aun así me enfurece bastante. - su mirada está fijamente puesta en mí.
- Nunca has oído que más sufre el que ve que el que enseña. - no dice nada. - pues tú sufre por ver y por los que me miran, que yo disfrutaré de lo que enseño, aunque no tiene sentido que lo hagas, no soy nada tuyo. - pude escuchar un gruñido como respuesta.
Allí lo dejé plantado, con los puños cerrados, y gruñendo, él no era nadie para mí, no llegaba a comprender por qué su reacción y sus celos, se me dibujo una sonrisa en la cara, pagaría por el beso que me dio anoche, ahora sabía cómo podía vengarme, ya que no lo pude hacer en su momento.
Me di cuenta de que Ariadna no estaba a mi lado cuando la vi tumbada, ese hombre hacía que todo a su alrededor desapareciera y quedáramos solos.
La comida estaba deliciosa, pero más lo estaban la compañía que teníamos, los amigos de Helen se unieron, todos reíamos, hablábamos y comíamos
De vez en cuando notaba como si alguien me vigilara, sabía perfectamente quien era, por eso coqueteaba con los chicos, más de una vez nuestras miradas se cruzaron y podía ver lo enfadado que estaba, Eneko y Xoán intentaban tranquilizarlo.
- Azahara, estás volviendo loco a mi hermano. - me dijo riéndose. - nunca antes lo había visto así por nadie. -
- Pues peor para él, no tiene motivos para estarlo. -
Uno de los amigos de Helen me cogió en brazos y me tiro al agua, puede notar las manos de alguien que me cogía de la cintura y me daba la vuelta, quedé cara a cara con Unai, su mirada era feroz, daba miedo.
- ¿Piensas seguir mucho tiempo con este juego?. - dios, su voz estaba llena de ira y celos.
- Todo lo que a mí me dé la gana. - no sabía cómo podría contestarle tan segura, por dentro estaba asustada.
- Entonces tú lo has querido. -
Puso sus labios en los míos, su lengua exigía que la dejara entrar, una vez que logró lo que quería me besó con posesión, más que el beso de anoche, me arrimó más a su cuerpo para que no escapara, cuando quedó satisfecho del beso, me dejó libre.
- Si sigues con tu juego yo seguiré con el mío. -
- ¿A que juego te refieres?. - aún me faltaba el aire.
- Tú juegas a ponerme celoso y yo a que comprendas que conmigo no se juega. - su voz era grave
- Piérdete y déjame tranquila de una vez. -
Salí de la piscina y fui a las tumbonas, si quería jugar, jugaríamos.
Ese no fue el único beso que me dio, cada vez que él se ponía celoso venía a dónde estaba y delante de todos me besaba.
Yo seguía de risa, juegos y coqueteando con los chicos, sus palabras no me iban a intimidar lo más mínimo, este era un juego de dos.
Cada vez que me besaba sentía rabia, en más de una ocasión, cuando él daba por terminado el beso se llevaba un guantazo, pero a él no le importaba, volvía a besarme.
Así pasamos las horas, él me besaba, yo le pegaba y volvía con los chicos tras el beso que me daba después del golpe.
Nuestros amigos al vernos se partían de risa, los demás invitados nos miraban sin comprender nada.
- Fin del juego. - me dijo muy bajo en el oído, lo tenía a mis espaldas.
- El juego, aún no ha terminado. - contesté en el mismo tono.
- Ya verás como sí. - dios mío, esa voz grave otra vez.
Me cogió en brazos y me sacó de la casa, me montó en su coche y me llevo a su casa, el trayecto lo hicimos en silencios, solo se oían nuestras respiraciones aceleradas.
Cuando aparco, me bajé del coche, esperé a que abriera la puerta de casa para entrar e irme a mi habitación.
Odiaba a Unai con todas mis fuerzas y después de lo ocurrido esta noche más .