Besos amargos: Un matrimonio sin amor, un corazón sin libertad.
Emily hija del ceo más importante de Washington, es obligada por su padre, quién siempre la obliga a hacer lo que el quiere a casarse con Liam, heredero de la gran prestigiosa y adinerada familia Johnson.
Liam heredero de la gran familia Johnson. Desde niño ha crecido bajo las sombras de su frío padre quién solo se preocupa por el poder y la riqueza, inculcandole que lo más importante es el poder y las riquezas.
Sin embargo, todo eso cambiará cuando conozca a Emily.
¿Qué pasará cuando ambos contraigan matrimonio?
¿Se lograrán enamorar? ¿ o cada quién tomará caminos diferentes?
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Capítulo 12: La Cena de negocios
Me encontraba en el centro comercial con Isabella, mi amiga desde la infancia, buscando el vestido perfecto para la cena de negocios de mi padre. Isabella estaba probando un par de zapatos de tacón, con su cabello rubio platino recogido en una cola de caballo y su rostro maquillado con un brillo rosado.
—Oh My good, Emily, ¡este vestido es divine!", exclamó, mostrándome un modelo rosa pastel con flores.
Me reí y sacudí la cabeza. —Isabella, eso es demasiado para una cena de negocios—.
Isabella renegó. —Pero es tan cute...—
Seguimos buscando hasta que finalmente encontré un vestido negro elegante que me hacía sentir como una princesa.
—Este es el indicado—dije, mirándome en el espejo.
Isabella asintió con la cabeza, aunque parecía un poco desilusionada.
—Sí, supongo que es sofisticado...
Después de comprar el vestido, fuimos al salón de belleza para que me arreglaran el cabello, las uñas y el maquillaje. Isabella al igual que yo se arregló las uñas.
— Oh My Good ¡Me encanta este diseño!, es muy cute.
Después de terminar de arreglarme las uñas, la manicurista prosiguió a arreglarme el cabello.
Mientras tanto Isabella se entretuvo tomando selfies en el espejo.
—¿Qué te parece si nos tomamos un café después?—, preguntó Isabella.
Me encogí de hombros.
—Claro, pero luego tengo que irme a casa.
Al salir del salón de belleza fuimos a una cafetería y nos sentamos en una mesa cerca de la ventana. Isabella comenzó a hablar sobre su última compra de ropa.
—Y luego encontré estos zapatos de diseño que estaban a la venta..., dijo.
La escuché sonriendo, mientras miraba por la ventana.
Después de terminar nuestro café, salimos del centro comercial. Al salir, me apresuré para llegar a casa y me distraje mirando mi teléfono.
De repente, choqué con alguien.
—Lo siento, dije automáticamente, sin mirar hacia arriba.
—Está bien, respondió una voz profunda y suave.
Seguí caminando sin mirar hacia atrás, sin darme cuenta de que acababa de chocar con un chico muy guapo. Tenía ojos azules y cabello oscuro, y una sonrisa que podría haber derretido el hielo.
Isabella me alcanzó y me tiró del brazo.
—Emily, ¿qué pasa?, preguntó.
Me encogí de hombros.
—Nada, solo me tropecé.
Isabella miró hacia atrás y sonrió.
—Oh My Good, Emily, ¡ese chico es tan guapo!, dijo.
No me detuve a mirar. Simplemente seguí caminando hacia el coche, con Isabella a mi lado.
—Emily, ¿estás segura de que no quieres conocerlo?—, preguntó Isabella, refiriéndose al chico guapo con el que me había chocado.
Me encogí de hombros.
—No, no es importante, dije.
Isabella se rió.
—Estás perdiendo una oportunidad, dijo.
Llegamos al coche y nos subimos. Isabella me llevó a casa, charlando sobre su última compra de ropa.
Al llegar a casa mi padre estaba en la entrada, vestido con un traje elegante.
—Emily, sube a arreglarte— dijo, sin mirarme a los ojos.
Me sentí un escalofrío. Su tono era frío y distante.
—Sí, papá— respondí.
Mi padre me detuvo antes de que subiera las escaleras.
—Recuerda Emily, esta noche es importante. No me avergüences.
Me sentí una punzada de dolor. Siempre era lo mismo. Nunca era suficiente para él.
—Entendido, papá— dije, intentando mantener la calma.
Mi padre asintió con la cabeza.
—Bien. No te demores
Subí las escaleras, sintiendo una mezcla de ansiedad y tristeza.
¿Qué pasaría en la cena?
Me arreglé rápidamente, poniendo especial cuidado en mi apariencia. No quería darle a mi padre ninguna excusa para criticarme.
Bajé las escaleras y encontré a mi padre en el salón, bebiendo un whisky.
—Estás lista— dijo, sin mirarme a los ojos.
Asentí con la cabeza y seguí a mi padre hacia el coche.
Durante el trayecto, mi padre no habló mucho. Solo me dio instrucciones sobre cómo comportarme en la cena.
—Recuerda, Emily, son personas importantes. Sé educada y no hables mucho— dijo.
Asentí con la cabeza, sintiendo una mezcla de ansiedad y frustración.
Llegamos al restaurante y mi padre se bajó del coche, esperando a que yo lo siguiera.
Al entrar en el restaurante, vi a varios hombres y mujeres vestidos muy elegantes, sonriendo y charlando.
Mi padre me presentó a algunos de ellos, y yo sonreí y di la mano, intentando parecer confiada.
Pero en realidad, me sentía como una muñeca en una vitrina, solo para ser exhibida.
La cena fue un evento elegante y sofisticado. Los invitados eran empresarios y políticos influyentes, y la conversación giraba en torno a negocios y política.
Mi padre me sentó al lado de un hombre mayor, con un rostro serio y una mirada penetrante.
—Emily, este es el señor Thompson—, dijo mi padre. —Es un importante inversor en nuestra empresa.
El señor Thompson me sonrió y me estrechó la mano.
—Encantado, Emily—, dijo. He oído mucho sobre ti.
Me sentí incómoda bajo su mirada, pero intenté sonreír y ser amable.
La cena transcurrió sin incidentes, aunque me sentí aburrida y desconectada de la conversación.
De repente, el señor Thompson se volvió hacia mí y me preguntó:
—Emily, ¿qué te parece la situación económica actual?.
Me sentí p desprevenida. No sabía qué responder.
Mi padre intervino rápidamente.
—Emily no se ocupa de esos temas. Ella se enfoca en su educación.— dijo.
El señor Thompson asintió con la cabeza.
—Entiendo. Pero es importante que las jóvenes estén informadas sobre los asuntos del mundo.
Me sentí frustrada. Mi padre siempre me menospreciaba.
¿Qué pasaría después?