Luana Martínez es una joven de 23 años que ha dedicado su vida a la repostería, siguiendo los pasos de su madre en la pastelería familiar. A pesar de ser sociable y tener un fuerte vínculo con su hermano Mike, Luana es reservada y prefiere la tranquilidad de su hogar a las fiestas. Su vida da un giro inesperado cuando recibe una invitación a la fiesta de Logan Harris, un atractivo empresario de 27 años conocido por su vida social agitada y su carisma.
A medida que Luana se adentra en el mundo glamuroso de Logan, comienza a cuestionar sus propias limitaciones. Él, con su espíritu aventurero y despreocupado, es todo lo contrario a ella. A través de encuentros inesperados y conversaciones profundas, Luana se encuentra cada vez más atraída por su manera de ver la vida. Luana debe enfrentar sus miedos y abrirse a nuevas experiencias, mientras descubre que el amor puede florecer en los lugares más inesperados.
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Capítulo 6: La confirmación
Logan
El sol de la tarde se filtraba por las ventanas de mi oficina, creando un juego de luces y sombras en el espacio. La energía de la noche anterior aún resonaba en mi mente, pero ahora se mezclaba con una nueva sensación, una sensación de anticipación.
Gael, se sentó frente a mí, con una taza de café humeante en sus manos.
— ¿Y bien? — preguntó, con una sonrisa pícara. — ¿Qué tal la fiesta? ¿Lograste conquistar algún corazón?
— No exactamente. — respondí, con una sonrisa. — Pero sí conocí a alguien interesante.
— ¿En serio? — preguntó Gael, con un tono de voz curioso. — ¿Y quién es la afortunada?
— Se llama Luana. — dije, sintiendo una sonrisa crecer en mi rostro. — Trabaja en la pastelería de su madre.
— ¿La pastelería? — preguntó, con una ceja alzada. — ¿Y qué tiene de especial?
— No es la pastelería, es ella. — respondí, con un tono de voz más suave. — Hay algo en ella que me atrae.
— ¿Y qué es? — preguntó, con un tono de voz divertido. — ¿Su pasión por la repostería?
— No, no es eso. — respondí, con una sonrisa. — Es su sonrisa, su mirada, su forma de ser.
— ¿Y qué pasó? — preguntó Gael, con un tono de voz interesado. — ¿La invitaste a salir?
— Sí. — respondí, con un tono de voz seguro. — La invité a tomar un café mañana.
— No me digas — dijo, con un tono de voz sorprendido. — ¿Y ella aceptó?.
— Sí. — respondí, sintiendo una oleada de satisfacción. — Me dijo que le encantaría.
— ¡Qué suerte tienes! — exclamó , con un tono de voz envidioso. — ¿Y qué te hace pensar que ella es diferente a las demás?
— No sé. — respondí, con un tono de voz pensativo. — Tal vez sea su sencillez, su autenticidad. No parece interesada en mi dinero o en mi posición.
— Eso es un buen punto. — dijo, con un tono de voz reflexivo. — Pero no te emociones demasiado. No todas las mujeres son iguales, pero tampoco todas son diferentes.
— Ya veremos. — respondí, con una sonrisa. — Pero tengo una buena sensación.
— Me alegro por ti, primo. — dijo Gael, con una sonrisa. — Espero que esta vez sea diferente.
— Ya veremos. — respondí, con una sonrisa. — Pero tengo una buena sensación.
En ese momento, mi teléfono sonó. Un número desconocido me estabas llamando,y estaba deseando que fuera ella. Aunque sonara desesperado había estado esperando su llamada desde la mañana, y me había arrepentido de no haberle pedido su número.
— Hola, Logan. — dijo, con una voz suave y dulce. — Soy Luana, ¿Te gustaría tomar un café mañana? — pregunto.
Sonreir se me había hecho inevitable,me había gustado la manera en la que había dado la iniciativa para aquello.
— Hola, Luana. — respondí, sin dejar de sonreír . — Me encantaría.
— Perfecto. — dijo, con un tono de voz alegre. — ¿Te parece bien a las cinco de la tarde en la cafetería que está cerca de la pastelería? — pregunto.
— Sí, perfecto. — respondi, con una sonrisa.
— Vale, enseguida te paso la ubicación, te espero allí. — dijo, con un tono de voz amable. — Hasta mañana.
— Hasta mañana. — respondí, con una sonrisa.
Colgué el teléfono y me quedé pensando en lo que había sucedido. Luana me había llamado. Me había confirmado la cita.
Gael me miró con una sonrisa pícara.
— Parece que alguien está ansioso por la cita. — dijo, con un tono de voz divertido.
— Tal vez. — respondí, con una sonrisa. — Pero tengo una buena sensación.
— Ya veremos. — dijo, con una sonrisa. — Pero que no te pase como con la última, que te dejó plantado en el altar.
— No te preocupes, esta vez será diferente. — respondí, con una sonrisa. — Tengo una buena sensación.
La tarde continuó, llena de trabajo y de conversaciones con Gael. Pero mi mente seguía pensando en Luana.
Había algo especial en ella, una chispa que me había cautivado. La imagen de su sonrisa, su mirada, su voz, se apoderó de mi mente.
Tal vez era su sencillez, su autenticidad. No parecía interesada en mi dinero o en mi posición.
Y tal vez, solo tal vez, esta vez sería diferente.
La posibilidad de conocer a Luana mejor, de descubrir si realmente era quien yo creía, si realmente le interesaba, me llenaba de una nueva energía.
La fiesta había sido un éxito, pero lo que realmente me había cautivado era la posibilidad de conocer a Luana mejor.
Y la cita de mañana, en la cafetería de aquella esquina, era solo el comienzo de una nueva historia.